En el 90 cumpleaños de Adonis (2)

En el 90 cumpleaños de Adonis, presentamos los libros publicados por nuestra editorial y a sus traductores: Pedro Martínez Montávez y Rosa Isabel Martínez Lillo, de Canciones de Mihyar el de Damasco; Carmen Ruiz-Bravo Villasante, de Poesía y poética árabes; José Miguel Puerta Vílchez, de Sufismo y surrealismo; Federico Arbós, de Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y la noche, El Libro (I) y El Libro (II), estos dos últimos, en colaboración con la Escuela de Traductores de Toledo @Escueladetraduc

ANTONIO GAMONEDA FELICITA A ADONIS EN ESTE DÍA DE AÑO NUEVO DE 2021


Adonis: “¿No es hacer pasar hambre a todo un pueblo más peligroso que el virus?”

Juan Cruz, El País, 26 de octubre de 2020

Adonis (Al Qassabin, Siria, 90 años), poeta, ensayista, exiliado casi toda su vida, catedrático en Beirut. Autor de Epitafio para Nueva York (editado por Hiperión, Alianza y Nórdica) o El libro (Ediciones del oriente y del mediterráneo) acaba de publicar Principio del cuerpo, final del mar (Vaso Roto). Ante el estremecimiento que el virus hace padecer a la tierra muestra su perplejidad laica, su susto civil. Desde hace tiempo su último exilio es en París. Lo entrevistamos a través del correo electrónico. Su nieto Jaafar al Aluni, promotor de Banipal, “revista de literatura árabe moderna” recién nacida en España, tradujo del árabe sus respuestas.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido este tiempo?

Respuesta. Meditando, leyendo y escribiendo. Aquel que siente la necesidad de decir algo esencialmente requiere soledad. Me sorprendió que haya que replantearse preguntas como: ¿porta el mal elementos del bien? El virus, instalado en un rincón y el mundo entero en el opuesto, ha planteado esta cuestión: ¿por qué no infecta a los niños, a la vez que hay seres humanos que disfrutan asesinándolos? El virus ha abierto un horizonte para pensar en las relaciones entre las personas. ¿No es hacer pasar hambre a todo un pueblo, con plena conciencia, más peligroso que un virus ignorante y ciego? ¿Por qué el mundo, que dice ser libre, guarda silencio ante el país que más practica la política del hambre, el gobierno de los Estados Unidos? ¿No es moral y humanamente más peligroso que cualquier virus? Este virus requiere considerar al ser humano como un virus latente siempre dispuesto a actuar.

P. ¿Sirve la poesía para afrontar un drama de esta naturaleza?

R. Sirve en el sentido de reconsiderar el mundo para llegar a uno mejor, pero no en el sentido literal de la palabra. La poesía amplía los límites e incluso los elimina. Abre el horizonte a cuestiones que nadie más plantea: es el conocimiento superior, la suprema intuición cognitiva del hombre entendido como la savia en la que convergen la experiencia, la mente y el espíritu, y como el extremo que abre la puerta del infinito.
Dios y el silencio

P. Ha sobrevivido tragedias como el exilio escribiendo poesía. ¿Es tan potente la palabra?

R. Sobreviví al exilio creado por la tiranía en todos los ámbitos, significados y niveles, especialmente políticos e intelectuales. Pero todavía vivo en el exilio creado por el significado del hombre y del mundo. En este exilio, la palabra no te ayuda a estar a salvo: te ayuda a hundirte más y más en el exilio para descubrir la hondura y la profundidad, descubrir la altura y la trascendencia. La grandeza del hombre radica en su naturaleza de nacer exiliado, en ser el que hace la Historia. El ser humano es el único que escribe su propia historia y la de las cosas, y cuando siente que no está exiliado a cualquier nivel pierde su particularidad humana. La palabra es, entonces, el ser humano, entendida como una relación con su yo, con el otro y con el mundo. En este sentido, el ser humano necesita al otro: es esencialmente dos en uno. En el origen eran dos y no uno. El poeta lee al “otro”, lo escribe, mientras lee y se escribe a sí mismo. El otro es un elemento fundamental en la formación del yo.

P. Usted no cree en Dios, pero, ¿a veces estos horrores no parecen mandados por una voluntad divina o diabólica?

R. ¡Qué sentido tiene Dios si eliminamos al diablo del mundo! Tanto Dios como el diablo son la dualidad universal, cósmica y religiosa creada por el ser humano. La diferencia entre Dios y el diablo es funcional. La visión monoteísta proporcionó al diablo una presencia viva, doctrinal y confesional en este mundo que las visiones anteriores de Sumeria, Babilonia y Grecia no le dieron. Su presencia antes del monoteísmo era meramente simbólica y poética. Los horrores a los que usted se refiere no son divinos ni diabólicos, sino puramente humanos: el ser humano es un dios-diablo envuelto en el mismo traje. La mirada hacia la existencia antes del monoteísmo era la de la revelación cognitiva, sin embargo, con el monoteísmo se convirtió en una visión de posesión e imperio. ¿Cómo se llevó a cabo este cambio y por qué? Ese es el dilema.

P. Usted considera que la verdad no está en el pasado. Pero, ¿a usted qué le dice su propio pasado?

R. La desgracia del pasado consiste en decir que la verdad es “una característica de la religión islámica” que Dios reveló afirmándola como la última verdad sin que haya otra que pueda negarla. Dios mismo, en este sentido, selló su mensaje y no tiene nada más que revelar. La religión de Dios es el islam y la tierra es el reino de esta última religión verdadera. Dicho esto, ¡acaso tengo derecho yo, el ser que no tiene más poder que el del idioma, a usar algunos de sus vocablos y declarar: no quiero este reino! El pasado es estrictamente religioso. Mi pasado, sin embargo, es el de aquellos que rechazaron el pasado religioso, es decir, la poesía, la filosofía, el sufismo —que negó la religión en su forma jurídica y jurisprudencial— y los marginados libres a lo largo de 14 siglos en los diversos campos. Estos fueron los que crearon lo que se llama hoy la civilización árabe-islámica.

P. Dice en Principio del cuerpo, final del mar: “El sueño es el hermano de la muerte; los moradores del Paraíso no duermen”. ¿Tal vez dormir sea una manera de escritura?

R. La cita viene en boca de con quienes el poeta quería dialogar. No hay que olvidar la dualidad del ser humano: Dios y diablo; mente e imaginación; cuerpo y alma; realidad y ficción; absurdo y razón; existencia y nada; sueño y muerte, este largo dormir después del cual no hay despertar. Pienso que la escritura emana de todo esto mientras lo abraza.
El silencio como enfermedad

P. ¿Es el silencio un remedio?

R. El silencio es una enfermedad. No puede ser un remedio. Es, en su estado más agradable y sereno, otra muerte. El remedio, no obstante, se busca en la pregunta, en todo lo que escapa de las respuestas. La respuesta es un tipo de muerte cultural. ¿La muerte con muerte se cura?

P. En su obra hay mucha energía, dominada por una serenidad que no tiene ni su pueblo ni su historia. ¿Es la infancia la que le otorga ese poder de sosiego?

R. Es el poder que no se satisface con las respuestas, sino que las supera; es la búsqueda constante de la parte ausente-presente en el ser, es esta intuición que nunca me abandona: el hombre crea su propia identidad y no la hereda. Tengo la absoluta certeza de que el “otro” diferente es el que integra el yo. A todo esto debe esa energía, sosiego y serenidad. La infancia es la brisa que corre entre todo esto, es su sol.

P. Dijo en 2005: “Occidente debe aprender a poner el corazón al lado de la razón”. ¿Considera que Occidente escucha el corazón? ¿Y qué está diciendo el corazón?

R. El ser humano ve y escucha en la medida en que su corazón ve y escucha. Piensa y entiende en la medida en que su corazón lo hace. El corazón es la fuente de “la libertad libre”, según Rimbaud, no la mente o el intelecto. La mente o el pensamiento solo tienen significado si se cargan con la luz del corazón, y el corazón aquí es la poesía. En esto consiste el sentido del hombre. Siempre recuerdo un verso de un gran poeta árabe evocando su tierra natal, dice: “Desde que se desvaneció la morada/ aparté la mirada y atraje el corazón”.

Adonis en ediciones del oriente y del mediterráneo:


Beirut, mil y una ciudades

Beirut, mil y una ciudades

Babelia / El País 14 de agosto de 2020

La capital de Líbano, arrasada la semana pasada por una colosal explosión en el puerto, “es digna de forjarse su propio futuro, grano a grano, momento a momento”, asegura el poeta y ensayista sirio Adonis, que dedica este texto inédito en castellano a la ciudad en que vivió durante muchos años

1

Cómo recuerdo aquel momento sublime de mi primer encuentro contigo, Beirut, y cómo la Plaza de al-Burj, comenzó a descubrirme la historia del Mediterráneo, partiendo de ella. A veces, sueño con ese momento como si estuviera pensando, otras veces pienso en él como si estuviera soñando. Quizá sea el sueño el gran espacio que une las orillas y los horizontes.

En ese momento en el que Beirut se desgarra, le pregunto a su ciudadano ¿crees verdaderamente que Beirut gira en torno al sol? ¿Qué hacemos entonces con todas esas lunas que dicen ser mujeres esperando a sus amantes muertos? ¿Cómo y cuándo se extinguirá esa esfera de fuego entre Beirut y el mundo?

2

¿Beirut? No, no es un aljibe donde se acumulan respuestas. Si no un vientre en el que nacen preguntas. Esa es su incógnita inquietante, única, fascinante y atormentadora entre sus hermanas árabes. Quia. La violencia, en todas sus formas, no puede protegerla ni defenderla. El sectarismo, especialmente en su forma dogmática, fanática e hermética, es incapaz ante ella.

Beirut es un horizonte.

Nada puede cerrar el horizonte.

3

Ayer nació un niño lejos de Beirut, pero se mecía en sus brazos. Le pusieron un nombre que comienza con la letra “A”. Me lo imagino, años después, caminando por una calle, sentado en un café, entrando en una biblioteca, visitando un museo o hilvanando las playas de Beirut con sus ojos.

Me lo imagino tanteando con el corazón la misteriosa distancia entre estrellas. Me lo imagino persiguiendo una paloma que huye de él saltando. Ella se queda cerca de él, pero él la persigue como si jugara.

De repente estalla en llanto, y con sus lágrimas

esboza un ala.

4

¿Alguien quiere ser ola, rama de cedro o cuello de gacela?

¿Alguien quiere ser hermano de la cueva de Afqa?, ¿ser otro río dentro del río de Adonis?

¡Oh, como si ya nadie buscase el néctar en la boca del amor!

Como si nadie ya preguntase ¿cuándo romperá la memoria sus cadenas?

Y ¿de dónde aparecen aquellas arterias por las que fluye sangre en el cielo de Beirut?

El corazón ya no es el mismo, y la cabeza ha dejado de ser cabeza.

¿Por qué se ha convertido el corazón en cuchillo y, la cabeza, en muñeca?

¿Puede ser amor lo que se apoya en el bastón del ocaso? ¿Quién será el que llora entre las columnas y bajo los arcos?

5

Las ciudades rumian sus ruinas, y Beirut contempla, espera y dialoga.

Beirut sabe que solo surgirá un diálogo verdadero entre los que comprenden todo lo esencial, temporal e históricamente, humana y culturalmente. Partes cuya identidad no es un reflejo, sino por lo contrario, un destello e iluminación. Así Beirut sabe que todo diálogo verdadero se construye a base de futuro compartido y las formas de propiciarlo. Dicho futuro común implica dejar atrás pasados y presentes.

Beirut es digna de forjarse su propio futuro, grano a grano, momento a momento.

6

Te conozco, Beirut,

en tu cabeza habita el asombro del mar que imprime en su cuerpo las huellas del sol, imprime sus pasos de ida y vuelta, al amanecer y al atardecer. Habita en ti la desgracia de la luz que emanó por primera vez del planeta de tu alfabeto. Reside en ti la oscura historia, las trampas del espacio y del tiempo.

Aun así, tu cabeza se eleva en las alturas mientras el oleaje de la historia sacude tus pechos.

Beirut, sé que tus pechos son noche y día del mar.

Te conozco, Beirut, y en tu alba confío.

7

A menudo amanece mujer en Beirut.

En Beirut conozco una vida vestida con harapos que ninguna aguja podrá remendar.

En Beirut me muevo entre las curvas de la desesperación y me recojo en el fondo de la imaginación.

En Beirut, mientras el alba esboza sus luces en lugares y caminos desconocidos, la luz me extiende los brazos, y el viento me suplica escribirle su primera ráfaga.

A menudo amanece mujer en Beirut.

8

A escondidas, en Beirut conocí la queja de los dioses de los árboles y las flores insaciables. Mientras yo bebía, el agua corría de mis labios a los de los árboles y las flores.

Le aseguré al niño cuyo nombre comienza con la letra “A” que él vería en Beirut otro sol que no hará más que inventar nuevos juegos con él en las playas y en el regazo de las olas.

9

Beirut, desde que por ti le dediqué a Nueva York aquel epitafio que el mundo escribiría, me pregunto: ¿por qué aumenta mi amor por ti, si tus confines luchan dentro de la geografía de mis entrañas?

Oh, Beirut, ¡tan hondo es tu susurro que cada día desciende sobre mí su estrella a punto de extinguirse!

10

Beirut, la poesía solo puede bailarte amando. Incluso cuando estás enojada con ella, o ella contigo.

Juntas, sois un solo frente en una guerra perpetua contra horizontes que vomitan trapos de plástico, contra musgos que están a punto de convertirse en manzanas, contra el pan que sabe a alquitrán, contra cocodrilos que vagabundean por los callejones vendiendo tartas festivas.

Beirut, la poesía solo puede bailarte amando.

11

Beirut, acógeme,

recógeme bajo tu techo.

Estoy cansado de todas las ciudades.

Beirut es mi cuerpo:

un cuerpo sangriento con heridas abiertas aún por recibir.

12

La Plaza de al-Burj llama a las puertas de la memoria.

Sí, la alegría aún tiene raíces y fuentes.

“La voz del futuro resuena en mi garganta”, dice la Plaza de al-Burj.

Añade: Ahora espero en el lecho de la llama para que no se oxide el sueño.

Traducción de Jaafar al-Aluni

artículocompleto en Babelia / El País


Adonis, el poeta que loa la paz en Siria / Adonis, el poeta sirio en La 2 Noticias

Adonis, el poeta que loa la paz en Siria

El nombre de Adonis, el poeta sirio de 90 años, ronda desde hace años las quinielas al premio Nobel de Literatura. Este jueves, la Casa Árabe de Madrid ha rendido homenaje a su carrera. El artista ha aprovechado el acto para pedir la paz en Aleppo y que la “religión, el petróleo y el gas dejen de ser el único interés de los países supuestamente civilizados” (La 1 Telediario - 24 de enero de 2019).

 

Adonis en La 2 Noticias

Adonis es un poeta sirio, eterno candidato al premio nobel de literatura, muy crítico con la situación que viven los países árabes. Culpa a las naciones árabes, también a los occidentales que cuando hablan de democracia en realidad buscan quedarse con las materias primas de las naciones árabes (La 2 Noticias - 24 de enero de 2019).


Adonis: «Lorca y Cervantes son tan árabes y chinos como españoles»

El escritor sirio, gran candidato del mundo árabe al Nobel, repasa su vida y defiende la cultura como patrimonio universal más allá de las fronteras

Bruno Pardo Porto - ABC - 25 de enero de 2019

Fotografía de Adonis de Jaime García

Adonis (Siria, 1930) mira a través de unos ojos caoba sujetados por dos prominentes bolsas. Más que un síntoma de antigüedad, parecen ser el lugar donde guardas todas sus visiones presentes, pasadas y futuras: la guerra, el destierro, la felicidad, el amor... En fin, todos los misterios y certezas que envuelven sus versos. A veces se arrugan, pero no para exprimir lágrimas, sino para delatar su sonrisa, que aparece a cada poco, con una anécdota o una vuelta de tuerca a la solemnidad de su discurso. El humor, qué importante, también está ahí.

Es el gran candidato del mundo árabe al Nobel de Literatura, pero antes que nada es un hombre de fe en la poesía por encima de todas las cosas, sobre todo de la religión. Confía en la palabra escrita, quizás porque sin ella no hubiera llegado nunca a la escuela, y no hubiese podido escapar de sus circunstancias vitales, más bien crueles. No cree en el destino, ni falta que le hace. Tiene la libertad.

¿Recuerda cómo entró la poesía en su vida?

Nací en una casa de campesinos, pero era una casa en la que se amaba la poesía. Mi padre fue la primera persona que me abrió las puertas a ese mundo, presentándome la poesía árabe clásica. Seguí leyendo poesía en casa antes de entrar en la escuela, porque yo entré en la escuela muy tarde... Toda mi vida es poesía, desde el principio. He nacido dentro de la poesía.

¿Fue cosa del destino?

Yo no creo en el destino, creo que el ser humano es el principal responsable de su vida, de sus actos, de sus obras. Sin embargo, muchas veces me quedo sorprendido y asombrado, y me pregunto: «¿Cómo ha pasado esto? ¿Cómo ha ocurrido esto en mi vida?». Hay una anécdota…

¿Cuál?

En 1946 Siria se independizó de Francia y se convirtió en una república. Y el primer presidente de aquella república decidió visitar las zonas y los pueblos del país, para conocerlos. En su agenda figuraba mi pueblo. Entonces, se me ocurrió que iba a escribir un poema y que iba a recitarlo delante de él, para darle la bienvenida. Tenía la esperanza de que ese poema le iba a gustar y que me iba a llamar para hablar con él. Lo primero que pensaba decirle era que quería entrar en la escuela...

¿Y qué ocurrió?

Que ese sueño se hizo realidad.

Con 17 años adoptó el nombre de Adonis… ¿Se esperaba entonces que le iba a acompañar hasta hoy?

No. Pero siempre tenía la certeza, a pesar de todas las barreras que he tenido ante mí, de que iba a llegar muy lejos en la poesía.

Entonces, ¿aquella firma fue una forma de inventarse a sí mismo más allá de sus raíces?

Desde mi infancia, las circunstancias de mi vida me obligaron a superar mis raíces, el ambiente, el contexto en el que vivía. Y no solo a nivel político y social, sino lo más importante: a nivel cultural, de pensamiento. Y la representación esencial de ese superar la condición en la que vivía fue adoptar el nombre de Adonis, para abrir nuevos horizontes.

De sus raíces geográficas ha tenido que huir por motivos políticos [cuando se fue de Siria para recalar en Beirut] o bélicos [se marchó del Líbano a París por una sangrienta guerra civil]. Y parece que este destierro continuo ha marcado su poesía.

Para mí la noción del lugar y el espacio son variables. El lugar no separa. Al fin y al cabo los límites geográficos tienen que ver con el turismo y la política. Lo más importante de la dimensión geográfica, y lo que de verdad me importa, es la dimensión humana.

¿Por qué?

El sitio influye, pero el ser humano es capaz de crear una barrera entre él y el lugar que le rodea. Y esa es una característica que distingue al ser humano del animal. El animal no puede separarse de la naturaleza en la que vive. Sin embargo, el ser humano sí es capaz de hacerlo. Por eso el ser humano tiene historia, y escribe esa historia. Lo importante no es el lugar, lo importante es el ser humano.

El destierro es uno de sus grandes temas, pero también el amor o la muerte o la guerra. ¿Qué es lo que atrapa su atención de poeta?

En la poesía no hay temas. El poema es como una bomba que explota en todas direcciones. Pero odio las bombas, así que lo diré de otra forma: el poema es como un árbol que crece en un punto de la tierra, pero que da sombra a todas las partes del mundo. Por eso los temas se entremezclan en el poema: hablas del amor, pero a la par, hablas de la guerra; hablas de la amistad, que significa hablar del enemigo; hablas de la muerte, pero también hablas de la vida. La perspectiva del poeta, del creador, debe ser panorámica, como una red, y no como una línea.

Hay uno de sus versos que refleja muy bien esa dualidad: «Nuestra guerra es que el cuerpo sea / otra eternidad para la eternidad». Desde la altura de su edad, ¿abraza esa eternidad por miedo a la muerte?

Lo más importante para mí es vivir la vida en todas sus direcciones. Con el alma, con mucha pasión. La eternidad, al fin y al cabo, es un concepto religioso que ha inventado el ser humano para luchar contra la muerte. Homero, Dante, Goethe, Cervantes… La eternidad, para ellos, ¿qué significa? ¿De verdad son eternos? No. Son eternos dentro de nosotros. Viven dentro de nosotros. Cada creador, en este sentido, es eterno, pero en el otro. Hay un dicho muy famoso de un pensador árabe que dice: «El amigo es otro que eres tú». Entonces, cualquier creador en la historia eres tú, soy yo o es él.

La crítica habla de usted como el gran renovador de la lengua árabe. ¿Le pesa ese título?

Cada creador, cada gran escritor que hace uso de su lengua materna, lo que quiere es reescribir esa lengua de nuevo. Y lo que significa reescribir la lengua es reescribir la cultura, la tradición y, a la vez, estar escribiendo también la historia en general.

Eso lo decía Hölderlin: «Lo que permanece lo fundan los poetas».

Es así. Uno no puede entender a Lorca si se centra en pensarlo a través del contexto en el que vivió. Lo que tiene que hacer es leer a Lorca para entender, a través de él, el momento en el que vivía. Es decir: Lorca es quien explica e interpreta el periodo histórico en el que vivió. Y no al contrario. Porque al fin y al cabo el contexto histórico lo que hace es disminuir al poeta y convertirlo en un hecho histórico. Pero eso no es así.

Ha mencionado a Lorca y a Cervantes, y usted fue un gran amigo de Octavio Paz. ¿Le interesa tanto la literatura escrita en español?

La poesía española es una gran poesía. Creo que es la poesía europea más importante. Es un conjunto precioso, que muestra una gran sensibilidad.

Por cierto, usted siempre ha escrito en árabe, a pesar de que vive en Francia y domina perfectamente el francés. ¿Por qué esa elección?

Porque la lengua no solo tiene que ver con el intelecto del ser humano, con la razón, sino también con el cuerpo. Y el cuerpo tiene una sola madre. Por eso escribo en mi lengua materna. Si tuviera dos madres podría escribir en más lenguas, pero eso es imposible [ríe].

Y escribiendo en árabe ha se ha convertido en una especie de puente cultural entre Oriente y Occidente.

Yo no lo tenía planeado. Además, tanto Oriente como Occidente son nociones económicas y militares. En la creación no hay Oriente ni Occidente. Lorca y Cervantes son tan árabes, chinos y estadounidenses como españoles. Y esa es la importancia de la creación: rompe las barreras, rompe las limitaciones, las revienta.

Entonces, ¿cree que la cultura puede unir lo que separa la guerra?

En principio sí. Pero el ser humano es dominante por naturaleza. Tirano. El ser humano es Dios y demonio a la vez. El ser humano convirtió al propio Dios en un medio.

En su libro «Violencia e islam» critica precisamente eso, ¿no?

La religión se compone de las personas que creen en esa religión, que la viven. Eso pasa en el islam y en el cristianismo. El cristianismo son los cristianos. El islam son los musulmanes. Yo nunca he estado en contra de la religión como fe individual. De hecho, la religión es la relación entre el individuo y el misterio, y es una forma de organizar su vida. Es una necesidad psicológica casi. Yo defiendo eso. Lo que pido es que, como yo respeto la religiosidad, el religioso tiene que respetar a los no creyentes. Si impone su confesión y su fe, entonces la religión se convierte en violencia. Porque imponer la religión a toda una sociedad es un acto violento.

Hay que estar en contra de la religión cuando se convierte en una institución política, económica y cultural. Debe haber una separación radical entre el Estado y la religión. El Estado es para todos los ciudadanos. La religión debe convertirse en una fe individual que no implique al resto.

¿Y cree que el islam puede llegar a eso?

No creo que pueda llegar a transformarse. Algunas personas pueden conseguirlo. Pero al final la religión se ha convertido en un medio de lucha. La religión, hoy, es un capital militar y político. Y el ser humano no suelta fácilmente el capital. Eso se aplica a todas las religiones, sobre todo a las monoteístas.

Por lo que dice, parece que lo que más valora es la libertad, por encima de cualquier condicionamiento social.

La existencia en sí misma es libertad. Si dejas al ser humano sin libertad, prácticamente lo dejas sin existencia. Sin libertad no existe el ser humano.

Sin embargo, usted terminó en la cárcel por sus ideas.

Porque nosotros vivimos en una sociedad sin libertad. Hay limitaciones. Y la sociedad no es libre. El ser humano debe luchar por conseguir esa libertad, debe romper las cadenas y las barreras que le impiden ser libre.

El hombre que se inventó a sí mismo

Ali Ahmad Said Esber decidió que iba a llamarse Adonis cuando tenía 17 años, y desde entonces pasea ese nombre por el mundo. Dice que fue un acto de libertad, para abrir horizontes. También tenía algo de gamberrismo, por qué no. Aunque esta no ha sido su única invención biográfica. Adonis también es el responsable de su fecha de nacimiento (el 1 de enero de 1930), porque no sabe a ciencia cierta qué día vino a este mundo: «Es que mi madre solo me dijo: “Hijo mío, tú naciste en una noche oscura, de relámpagos, tormentosa, poco después del año nuevo”», recuerda entre risas.


"El gran monstruo de la historia es el ser humano"

 

Juan Cruz - El País - 25 de enero de 2019

Fotografía de Adonis de Inma Flores

El escritor sirio reflexiona sobre la violencia y el tiempo en ‘El libro II’

Adonis nació en una casa modesta de Qasabin, Siria, en 1930, se exilió en 1956 en Líbano, país que abandonó por París en 1986 huyendo de la guerra civil. Tiene la piel suave, como hecha por la intemperie. A él le gustaría volver a aquella casa vieja.

Poeta con ambición de abrazar el tiempo y el mundo, suena con recurrencia asociado a las candidaturas al premio Nobel. Es autor de un título enorme con el que viaja ahora a España, El libro II (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), segunda parte de uno del mismo título en el que, a la manera del Cortázar de Rayuela, al que él admira, combina textos de la antigüedad de su lengua, el árabe, con reflexiones poéticas en las que la violencia y el tiempo se comportan como metáfora de la memoria. Es un hombre apuesto, sonriente. Hace brillar sus ojos con el estímulo infantil de la curiosidad. Al fin y al cabo, dice, “la vejez es otro tipo de infancia”. Hablamos en la espaciosa Casa Árabe. A veces sostiene en sus manos suaves el volumen, más de 600 páginas de gran formato. Podría ser un pentagrama o un misal laico. Nos traduce su sobrino nieto Yafaar Aluni.

Pregunta. ¿De dónde le viene el eco de su primera poesía?

Respuesta. De una pregunta sin respuesta: ¿quién soy yo? Tras medio siglo escribiendo todavía no la sé.

P. En los poemas está el tiempo antiguo.

R. Este tiempo vive dentro de mí pero no como residente, no como una persona que se aloja en mi interior sino como una preocupación pasajera. Quizá ahora escribiría un libro que trate del futuro, sobre cómo seré en el futuro de mi imaginación.

P. Usted se burla muchas veces del futuro.

R. Ahora estamos viviendo en el futuro, el momento actual es el futuro, lo que estamos diciendo hoy existe en el mañana. Cada momento del presente ya ha pasado, el presente absoluto es lo que llamamos futuro.

P. ¿De qué color es el futuro?

R. La reina Balkis le preguntó al profeta Suleiman: “¿De qué color es Dios?” Es lo mismo. En un verso me pregunto: “¿Quién es Adonis?, ¿quién le dirá a Adonis quién es Adonis?”. La poesía me contestó, más bien me susurró: “Tu pregunta es en sí misma una respuesta”.

P. Si ponemos sus palabras juntas estaremos haciendo un cuadro de Siria: Alepo, la guerra y la muerte son metáforas suyas. ¿Cómo le afecta?

R. A dos niveles, en el emocional y en el cultural. Estoy en contra de la violencia, no puedo aceptar ningún acto violento. A nivel cultural, el tiempo, el exilio, la sangre, son partes de la vida diaria y de la realidad de cualquier ser humano contemporáneo. El gran monstruo de la historia es el ser humano.

P. ¿Cómo ve el momento actual de la guerra en Siria?

La poesía me ha ayudado a hacer un viaje para saber quién soy

R. Como europeo que es usted, le pregunto: ¿cómo se puede aceptar que Occidente, y concretamente Estados Unidos, financie, apoye y reclute a gente de 80 nacionalidades con armas, con dinero, y los mande a Siria, a Irak y a otros países para matar y violar a mujeres? Esa es la pregunta… Estoy hablando de hechos reales. ¿Cómo es posible que Occidente lo acepte?

P. ¿Cómo combatirlo?

R. Se puede combatir. Pero, ¿se puede curar? Aquí reside el problema, entre el ser humano y lo que piensa o cree que es su creador, porque Dios, que es el salvador, como el monoteísmo en general, manda matar. El Dios de los judíos manda matar, el Dios de los musulmanes también, solamente el Dios de los cristianos murió defendiendo al ser humano. ¿Por qué Dios manda matar en el judaísmo y en el Islam y sin embargo en el cristianismo salva o muere por el ser humano?

P. Pero los cristianos matan.

R. Digo Dios, no lo cristianos… ¿Por qué la Iglesia rechazó a Jesús? Por perversión, por maldad, sí. Pero esa perversión, esa maldad es la que gobierna y controla el mundo de hoy en día. En el mundo de hoy se mata en nombre de Dios.

P. También en los países musulmanes.

R. Por supuesto.

P. Entonces, ¿por qué el hombre de cualquier religión o ideología se muestra solidario o amoroso y sin embargo mata?

R. Creo que todavía está por descubrir quién es el ser humano. Yo no creo en Dios, creo en el ser humano, pero sigo preguntándome cómo el ser humano es capaz de matar a otro en nombre de Dios. Eso significa que el ser humano inventó a Dios y no al contrario. Un invento para dominar al resto de los humanos.

P. ¿La poesía le ha ayudado a comprender esa desolación?

R. Muchísimo, pero sobre todo me ha ayudado a hacer un viaje dentro de mí mismo para conocerme mejor, para saber quién soy. En ese sentido me ha ayudado crear una imaginación poniendo al margen todos los demás problemas.

P. ¿Dónde vive ahora, dónde le gustaría vivir?

R. Vivo en Francia, pero me habría gustado vivir en la casa en la que nací; era una casa de barro, muy pobre, que formaba parte de la naturaleza.

P. ¿Qué pasó con la casa?

R. La misma naturaleza la destruyó.


Adonis: "Yo no existo si no escribo"

El Mundo - MANUEL LLORENTE - Madrid 24 ene. 2019

Fotografía de Adonis de Sergio González Valero

Hoy recibe en la Casa Árabe de Madrid un homenaje el autor de El Libro. Siempre candidato al Nobel, hombre crítico y lúcido, exilado en París y proscrito por los fundamentalistas, cree que, más que unir, las religiones dividen

La estatura literaria de Adonis es apabullante. No sólo porque se le considere el mejor poeta vivo en lengua árabe sino por su escritura constante. Adonis escribe en un árabe moderno pero con un oído en el mejor árabe clásico y otro en el surrealismo. Formó parte de quienes a través de la revista Shi'r (Poesía), en 1957, quisieron que el idioma fuera parte de la literatura universal.

Adonis, 89 años, recibe hoy en la Casa Árabe de Madrid un homenaje con la participación de sus traductores Clara Janés y Federico Arbós, este último responsable de la versión de El libro II (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), 700 páginas de poemas, que unidas a las del primer tomo y el tercero, aún no editado, suman 1.500, una ambiciosa obra (escrita entre 1995 y 2002) que desborda y atrae en igual medida. Quien se acerque a este volumen encontrará algunas páginas partidas en dos; el lado de la izquierda supone la crónica de un rapsoda que aborda el poder en la época árabe musulmana y el de la derecha viene a ser la autobiografía de Al-Mutanabbi, el mayor poeta árabe de todos los tiempos, recreada por Adonis. Un diálogo entre contrarios. «Se les compara al Libro del desasosiego de Pessoa o la Ilíada de las letras árabes, donde se alternan poesía, prosa y reflexiones». ¿Cómo es su poesía? «Tiene poemas como destellos, como trallazos, y otros son largos y caudalosos como un río», dice Arbós. ¿Por qué libro debe empezar el no iniciado? «Tal vez con Epitafio para Nueva York», responde Arbós, Premio Nacional de Traducción por, precisamente, ese libro.

¿Por qué escribe?
Para conocerme mejor y para conocer al otro mejor.

¿Desde cuándo escribe?
Desde la infancia.

¿Qué debe albergar un poema?
No es un recipiente que deba albergar una cosa. El poema se contiene a sí mismo. No tiene elementos sueltos, es una unidad.

¿Cuándo escribe?
Todo el tiempo es escritura.

¿Para qué sirve?
Yo no existo si no escribo.

Las religiones, ¿ayudan o dividen?
No ayudan. El ser humano ya existía antes que las religiones, ya convivía. La religión es una respuesta; el ser humano, una pregunta.

El conflicto árabe israelí ¿tiene remedio?
No existe ese conflicto sino uno entre el mundo árabe y el universo. Si yo fuera un líder preguntaría al líder de EEUU: ¿qué vais a hacer con los árabes? ¿Por qué no matarlos de una vez y no uno a uno, como ahora? [sonríe con sorna].

La amenaza del IS es constante.
¿Quién es el IS? Son los restos de Bin Laden. ¿Quién inventó Al Qaeda y el IS? Estados Unidos.

¿La cultura puede ayudar en algo?
Sí. Sí puede ayudar. Cuando existía el bloque soviético y el del mundo libre, la cultura desempeñó un papel muy importante en la desaparición del bloque soviético. Pero ¿qué hace hoy la cultura del bloque libre? Está callada, no se oye su voz. Los intelectuales, en general, en Occidente son funcionarios.

¿Se callan por miedo?
No lo sé. Con todo lo que ha ocurrido en el mundo árabe no ha habido ni un manifiesto rechazando las barbaridades cometidas. Noam Chomsky habló y lo postergaron. Y Edgar Morin.

¿Quizá Juan Goytisolo?
Y Juan Goytisolo.

¿Puede que tras el caso Rushdie hubiera...?
Pero si el mundo árabe se posicionó contra la fatua que condenó a Rushdie.

La contemplación, la naturaleza en este mundo veloz y voraz... ¿ayuda?
Yo hablo con un árbol muchas veces. A veces contemplo una fuente y y la escucho hablándome.

¿Y las redes sociales?
El ser humano está supeditado a las máquinas, a las tecnologías. Las redes sociales dominan al hombre.

Volvamos a la poesía.
Dos y dos son cuatro, es un lugar común, y ese lado no tiene que ver con la poesía, que está en el sueño. El sueño siempre es único. Quien aporta algo al mundo es la persona que tiene imaginación.

¿Por qué fracasó la Primavera Árabe?
Porque no puedes hacer una revolución basada en lo religioso. Porque no había la separación entre Estado y religión. Porque no se puede hacer una revolución en la que no se pueda liberar a la mujer. Porque llegaron mercenarios de todo el mundo. Porque los que la hicieron eran marionetas de las superpotencias. No fue una revolución. Bajo aquello hubo destrucción.

El mundo, ¿avanza?
Tecnológicamente, sí. Humana y moralmente, vamos hacia atrás. A lo largo de la Historia, el hombre no se ha matado entre sí como en el siglo XXI. El hombre mata por placer, por orgullo y por satisfacción.

¿Cree en Alá?
¿Quién es Alá, usted lo sabe? ¿Cómo voy a creer en algo que no conozco?

¿Y en Dios?
No.

En 1965 estuvo un año en la cárcel. ¿Cómo lo recuerda?
Me da vergüenza hasta decir lo que vi. En mi autobiografía no sé si lo contaré.

Vive en un rascacielos de París. ¿siente nostalgia de su tierra?
Siento nostalgia por descubrir el mundo que desconozco

En El Libro (II) incluye esto de Al-Mutanabbi: «¿Quién eres? -me preguntan en todos los lugares-, ¿qué pretendes? Lo que pretendo es demasiado alto como para ser nombrado». ¿Se reconoce, lo asume?
Sí, por eso lo incluí.

¿Cómo fue su infancia?
Crecí en el campo, pues mi familia era campesina. No conocí la infancia como la tienen los niños de hoy. Nací ya hombre, trabajé desde niño.

¿Se aprende con la edad?
Cada día aprendo algo.

 


EL CULTURAL ENTREVISTA A ADONIS

No solo es el autor más destacado de la poesía árabe contemporánea; es el principal responsable de llevar la poesía árabe a la contemporaneidad. Eterno candidato al Nobel -aunque rechaza con un enérgico gesto cualquier alusión al tema-, el poeta sirio-libanés Adonis (Qasabi´n, Siria, 1930) recibe este jueves un homenaje en la Casa Árabe de Madrid en el que estará acompañado de sus dos principales traductores españoles, la poeta Clara Janés y el arabista Federico Arbós, grandes conocedores de su obra y de la literatura árabe.

Adonis, seudónimo de Ali A´hmed Sai´d E´sber, aprovechará la ocasión para presentar su último libro publicado en español: el segundo tomo de El Libro (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), traducido y prologado por Arbós, que forma parte de una ambiciosa y exigente trilogía en la que el autor simula ser comentarista de un manuscrito de Al-Mutanabbi, el poeta árabe clásico más importante, que vivió en el siglo X de nuestra era.

El autor utiliza en esta obra, escrita originalmente entre 1995 y 2002, una estructura formal compleja que divide cada página en varias partes gráficamente diferenciadas, con textos que discurren en paralelo y se complementan entre sí. En una columna recrea la autobiografía íntima de Al-Mutanabbi, que vivió su etapa de mayor esplendor al servicio del emir Saif Al-Daula en la hoy devastada Alepo. Debajo, precedidos por un asterisco, breves poemas en forma de coda. Al margen, Adonis emplea otra voz para consignar los hechos históricos del mundo árabe en aquella época, o, como dice Arbós, “desgrana el largo rosario de la violencia del poder” y al pie, numerosas notas del autor que contextualizan la narración. “Trece años después de la aparición del primer tomo de El Libro en esta misma colección, editores y traductor nos arriesgamos a ofrecer este segundo tomo a los escasos, pero fieles, lectores españoles de poesía”, declara el arabista al comienzo de su prólogo.

Un día antes del homenaje, Adonis conversa con El Cultural y explica así el libro a sus lectores españoles: “En primer lugar, cualquier poeta intenta crear un vínculo con su herencia cultural. Yo he querido recrear la historia árabe de modo que sea mi propia historia personal. En segundo lugar, cualquier relación con el pasado se basa en la crítica. Al volver a la historia antigua, he querido establecer una crítica con dos caras, positiva y negativa. Por una parte, el libro es un homenaje a todos los rebeldes, intelectuales y poetas de la historia y la literatura árabe. Por otra, es una crítica a las barreras creadas por el poder y los políticos”.

Adonis, afincado en París desde 1982 a causa de la invasión de Israel durante la guerra civil libanesa, asegura haberse inspirado en Homero, en el Fausto de Goethe y en la Divina comedia de Dante, “con la diferencia de que yo no he viajado al mundo celestial, sino que he entrado en la vida cotidiana de los árabes”. Además, destaca la novedad de la forma empleada: “Son cuatro textos pero forman una unidad. Esto es algo muy original, no solo en la literatura árabe, sino también en la literatura occidental. No quería emplear una forma narrativa como Homero o Dante, sino una forma similar a la del texto teatral, que funcionara como una red”.

Pregunta. Partiendo del legado de la poesía clásica, usted (y otros compañeros de generación) se atrevió a renovarla a partir de los años cincuenta. ¿Cuál fue el principal motivo que le llevó a ejercer esa renovación?
Respuesta. Para mí crear significa transformar. El arte es cambiar, si no sería una repetición y no significaría nada. Crear y escribir es como enamorarse de una persona, y esa energía es lo que cambia el mundo. Esta transformación en la poesía implica crear una nueva relación entre la palabra y el significado, entre el autor y el lector. Eso es lo que he intentado hacer dentro de mi renovación de la poesía clásica.

Artículo completo en: El Cultural


Homenaje a Adonis en Casa Árabe

 

Adonis, en árabe, y Clara Janés, en español, leen "Cuartillas de Jaula"

24 de enero de 2019 en Casa árabe, acompañado por Clara Janés, poeta y traductora; y Federico Arbós, arabista y traductor. Introdujo el acto Pedro Martínez-Avial, director general de Casa Árabe.

Adonis es reconocido internacionalmente como poeta, ensayista, filósofo y teórico de la poética árabe. Referido en entrevistas como "el mejor poeta vivo del mundo árabe" y "el gran anciano de la poesía, el laicismo y la libertad de expresión en el mundo árabe", ha escrito poesía durante 75 años y tiene más de cincuenta trabajos publicados en árabe de poesía, crítica, ensayos y traducciones. Su influencia modernista en la poesía árabe se compara a menudo con la de T. S. Eliot en la poesía anglófona.
Ali Ahmad Said Esber nace en el pueblo de Qassabin, Siria, en 1930. Adopta el nombre de Adonis cuando tiene 17 años, y al hacerlo simboliza sin querer lo que se convertiría en su visión del mundo, su "ruptura con todo lo que es religio-nacionalista, y una forma de abrazar todo lo humano y universal". Cofunda y edita la influyente revista de poesía Sh'ir y más tarde establece y edita la igualmente importante Mawaqif.

Ha ganado numerosos premios, entre ellos el más alto honor francés de Chevalier de la Légion d'Honneur (2012), Comandante de la Orden de las Artes y las Letras (1997), Premio Nazim Hikmet de Turquía (1994), Premio Goethe de Alemania (2011, primer autor árabe en ser galardonado), el Tercer Premio Internacional de Poesía del Antílope de Oro Dorado (2013, Xining, China), el Premio a la Libertad Erich Maria Remarque, Osnabrück, Alemania (2015), el PEN/Nabokov International Literature Lifetime Achievement Award de EEUU (2017), el 13er Premio de Poesía y Gente (Guangzhou, China 2018)
Entre sus últimos trabajos traducidos al español figuran Violencia e islam (Ariel, 2016) y El libro II (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2018), así como Zócalo (Vaso Roto ediciones, 2014).

 

 

 


Adonis, El Libro (II)

En noviembre El Libro (II), 680 páginas en que Adonis demuestra con creces que es uno de los poetas contemporáneos imprescindibles. Traducido y anotado por Federico Arbós

Adonis quiso culminar su obra poética con una magna obra en tres volúmenes a la que dio el nombre de El Libro.

Como explica su traductor, Federico Arbós, en el Preliminar a El Libro (I), "cuando Adonis aborda el proyecto de El Libro es ya desde hace tiempo, con doce poemarios publicados en repetidas ediciones, un clásico indiscutible de la poesía árabe contemporánea. ... La traducción inmediata o literal del título árabe, Al Kitâb, sería sin duda "El Libro", pero esta palabra así empleada, con ese rotundo artículo determinado y sin más calificativo que la acompañe, nos remite sin duda a una escritura sacra, revelada (Biblia, Corán): he aquí una de las intenciones de Adonis cuando hace referencia a la "divina" obra de Dante Alighieri. El subtítulo añadido (el ayer, el lugar, el ahora) confiere a El Libro una dimensión espacial y temporal deliberadamente amplia y ambigua, entre la historia y la actualidad, que se ajusta a ese recurso literario, tantas veces utilizado, del autor que simula ser comentarista o anotador de un manuscrito hallado por azar, anónimo unas veces y atribuido otras a la pluma de un escritor ya fallecido, más o menos antiguo. Un manuscrito atribuido en este caso a un poeta, Al-Mutanabbi, que vivió en el siglo IV de la Hégira —o en el siglo X, si se prefiere el cómputo de la Era Cristiana— y que está considerado de modo casi unánime como el mayor poeta árabe de todos los tiempos". http://www.orienteymediterraneo.com/producto/el-libro-i/

Trece años después de la aparición del primer tomo de El Libro en esta misma colección, editores y traductor nos arriesgamos a ofrecer este segundo tomo a los escasos, pero fieles, lectores españoles de poesía. Obra central del período comprendido entre la última década del siglo xx y la primera del xxi, su publicación completa se demoró a lo largo de siete años en tres entregas (1995, 1998 y 2002) que fue desgranando la casa Dar Al-Saqui, una gran editorial con sede en Beirut y en Londres especializada en textos de literatura árabe contemporánea. ...

Durante e inmediatamente después de esa aparición escalonada de los tres tomos de El Libro, Adonis sorprende a lectores y críticos árabes con la publicación de otros tantos libros de poemas, cuando se pensaba que debía de haber quedado exhausto tras las 1500 páginas densas, de texto múltiple, que arropan el cuerpo de este desmedido experimento de obra global.

El Libro (II):(el ayer, el lugar, el ahora)
Manuscrito atribuido a Al-Mutanabbi 

Edición crítica de Adonis