¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta?

Éxodo-palestino-1948
Éxodo palestino 1948

¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta? El general cuenta el número de muertos entre el enemigo en el campo de batalla, mientras que el poeta cuenta cuántas personas han muerto en la batalla. No hay enemistad entre los muertos. El enemigo es el mismo: la muerte. La metáfora es clara. Los muertos de ambos lados ya no son enemigos. [página 198]

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Éxodo palestino 1948 hilera mujeres huyendo

Yo soy un hacedor de metáforas, no de símbolos. Creo en el poder de la poesía, que me da razones para mirar hacia adelante y descubrir un destello de luz. La poesía puede ser una auténtica desalmada. Deforma. Tiene el poder de transformar lo irreal en real y lo real en imaginario. Tiene el poder de construir un mundo que está reñido con el mundo en el que vivimos. Para mí la poesía es la medicina del espíritu. Puedo crear con palabras lo que no encuentro en la realidad. Es una fantasmagoría, pero positiva: no tengo otra herramienta con la que buscarle un sentido a mi vida o a la vida de mi nación. Tengo el poder de regalarles belleza a una y a otra por medio de las palabras, de plasmar la belleza del mundo, pero también de expresar la situación de ambas. Una vez dije que yo construyo con palabras una patria para mi nación y para mí. [193]

La situación actual es la peor que quepa imaginar. Los palestinos son la única nación en el mundo que sienten con certeza que el día de hoy es mejor que los días venideros. Mañana siempre trae una situación peor. No es una cuestión existencial. Yo no puedo hablar del lado israelí, no soy experto en eso. Solo puedo hablar del lado palestino. En 1993, durante los Acuerdos de Oslo, yo sabía que el acuerdo no garantizaba que fuéramos a lograr la verdadera paz basada en la independencia y el fin de la Ocupación israelí. A pesar de todo, sentía que la gente albergaba esperanzas. Pensaban que quizá una mala paz era mejor que una guerra victoriosa. Aquellos sueños se esfumaron. La situación ahora es peor. Antes de Oslo no había checkpoints, las colonias no se habían expandido como ahora y los palestinos tenían trabajo en Israel.

Los israelíes se quejan de que los palestinos no los quieren. Tiene gracia. La paz se acuerda entre Estados y no se basa en el amor. Un acuerdo de paz no es un convite de boda. Yo entiendo el odio hacia los israelíes, cualquier persona normal odia vivir bajo la Ocupación. Primero que se firme la paz y luego que se contemplen los sentimientos como amor o no amor. A veces, después de firmarse la paz, no hay amor. El amor es un asunto privado, no se puede forzar. [193-194]

Israel proclama continuamente que no tiene interlocutores, incluso cuando hay alguien dispuesto al diálogo. Ahora dicen que es posible hablar con Mahmud Abbas, pero Abbas estaba ahí antes de que Hamás ganara las elecciones. ¿Qué puede hacer Abbas si no han quitado ni un checkpoint? Es la política israelí lo que impulsa a los palestinos al extremismo y a la violencia. Los israelíes no quieren dar nada a cambio de la paz. No quieren retirarse a las fronteras de 1967, no quieren hablar del derecho al retorno o de la evacuación de las colonias, y, por supuesto, no quieren hablar de Jerusalén. Entonces, ¿hay algo de qué hablar? Estamos en un callejón sin salida. Yo no veo el final de este oscuro túnel mientras Israel sea incapaz de diferenciar la historia de la leyenda.

Los Estados árabes están dispuestos a reconocer a Israel y están pidiendo a Israel que acepte la iniciativa árabe de paz que consiste en la retirada a las fronteras de 1967 y el establecimiento de un Estado palestino a cambio no solo de reconocer plenamente a Israel, sino también de la normalización de las relaciones. Dígame quién está perdiendo la oportunidad. Se suele decir que los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad. Pero Israel, ¿por qué está emulando el no a todo que achacan a los árabes? [196-197]

Extractos de El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía, del poeta palestino Mahmud Darwish. Edición y traducción de Luz Gómez. Madrid: ediciones del oriente y del mediterráneo, 2023.

Luz Gómez en el programa Mediterráneo habla de Mahmud Darwish


Adonis: «La historia del islam está llena de sangre»

El escritor, candidato al Nobel del mundo árabe, charla con ABC en Madrid, donde ha recibido la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes

Diego Doncel - Madrid - 17/09/2022

 

 

Adonis-Medalla de Oro del CBA
Foto: Ángel de Antonio

 

Han quemado sus libros, han tratado de silenciarlo, pero Adonis (seudónimo de Ali Ahmad Said Esber) continúa siendo la conciencia crítica del mundo árabe, a la vez que su más grande poeta vivo. Su grandeza está más allá de haber recibido premios como el Goethe, el Grinzane Cavour, el Max Jacob, la Medalla Picasso o la Medalla de Oro de Círculo de Bellas Artes, entre otros muchos; su grandeza está más bien en el hecho de darle a la poesía una dimensión de transcreación de la realidad, de hacer del poema una forma de conciencia y, por tanto, algo que se opone a los dogmatismos religiosos, tecnológicos o políticos. Hay pocos poetas en cualquier lengua que hayan hecho de la libertad un idioma, y que se hayan convertido en guías que nos enseñan a transitar los caminos del siglo XXI. Eterno candidato al premio Nobel, es una figura irreductible, especialmente lúcida para poner el dedo en las llagas de nuestro tiempo.

 

Está sentado junto a mí, con esa juventud que sobrepasa los noventa años. Es el hombre que no encontró un sitio en Siria, el que huyó del Líbano cuando este país se suicidó en una guerra interminable, el que llegó como un prófugo a Francia con una maleta llena de poemas, el que vivió perplejo desde su casa en un bloque de gran altura el baño de sangre en la redacción del Charlie Hebdo o cómo sus compatriotas eran empalados por el Dáesh. Junto a una taza de café nunca pierde la sonrisa, tampoco la esperanza. Escribe poesía para eso, para crear un mundo nuevo.

 

—Hemos asistido al último acto de violencia del islamismo radical, el intento de asesinato de Salman Rushdie, ¿cómo lo ha vivido?

 

—Me une a Salman Rushdie una relación de amistad, nos conocemos desde hace mucho tiempo. Cualquier asesinato o intento de asesinato a un intelectual dentro del mundo árabe, como en este caso, es condenable.

 

—¿Cuál es la raíz, el fundamento de esa violencia contra un ser humano y la idea de asesinarlo por el hecho de escribir un libro?

 

—La violencia tiene su raíz en el monoteísmo, en las religiones. Es consecuencia de su historia violenta. Quien conoce la verdadera historia del islam, del islam como una institución, sabe que el islam siempre ha vivido en la violencia y todos los pensadores, todos los poetas siempre han tenido que vivir en los márgenes, y solo desde ahí han podido escribir y criticar. Algunos han sido apaleados, otros asesinados y a otros les han quemado los libros. Todos los poetas, los grandes poetas árabes han sido siempre antirreligiosos. Ellos fueron los que crearon el verdadero pensamiento árabe.

 

—Eso significa que la violencia en el mundo árabe viene desde el momento en que triunfa una idea de religión.

 

—Sí, la historia del islam está llena de sangre. Sin embargo hay que tener en cuenta que los intelectuales, los escritores árabes de nuestra época se han posicionado críticamente frente a esto, y en el caso de la actualidad han criticado abiertamente este intento de asesinato de Rushdie.

 

—Lo político y lo poético están continuamente dialogando en su obra. Y uno de los temas fundamentales es el dogmatismo.

 

—El dogmatismo es lo contrario a la poesía. El dogmatismo es lo único, la poesía lo múltiple, lo abierto. En el mundo de hoy no hay libertad absoluta. Siempre que haya un dogma desaparece la libertad. Por eso creo que no puede haber un gran poeta que escriba desde la religión. La poesía es una pregunta y la religión es una respuesta.

 

—Nosotros tenemos a San Juan de la Cruz.

 

—Nos equivocamos en la lectura de San Juan porque él no escribe desde dentro de la institución religiosa, sino desde otra parte. Quien sí está dentro de esa institución es Dante. Dante es religioso, racista y esto no se critica, no se pone de manifiesto por parte de los estudiosos. La importancia de Dante para mí reside no en su poesía, sino en su uso del lenguaje, fundó un nuevo lenguaje para Italia. Sin embargo, la historia y el canon literario no menciona a un poeta de la talla de Al Maarri, que fue quien influyó en Dante a la hora de escribir la 'Divina Comedia', y que fue más humano y más abierto.

 

—En el mundo árabe, ¿ hay un problema de libertad?

 

—En este sentido me gusta recordar a Rimbaud: la libertad debe ser libre. No, no hay libertad, y ni mucho menos una libertad libre. Tampoco ese tipo de libertad se da hoy en Occidente, en Occidente hay libertad pero no sabemos cuál es la verdad de las cosas, sean cosas de la política o de la economía. Todo se oscurece.

 

—Es ahí, para usted, donde la poesía juega un papel decisivo. Frente a los discursos científicos, políticos, tecnológicos, periodísticos de hoy, la poesía es un territorio moral porque indaga en una realidad abierta.

 

—La poesía es una conciencia crítica en medio de todos esos discursos. La poesía no puede ser nunca institucionalizada, ni siquiera para la revolución, porque la revolución la devora. La poesía es como el amor, nunca el amor puede ser un medio. A lo largo de la historia tanto la religión como las ideologías han tratado de convertirla en un medio al servicio de la institución, hay poetas que han entrado en este juego y han fracasado.

 

—Yo creo que usted ha convertido la poesía en el motor del cambio que se espera en este tiempo. Incluso aspira a vivir poéticamente y ese vivir lo convierte en el nuevo horizonte moral no solo para el ser humano, sino también para las realidades políticas o tecnológicas.

 

—Le agradezco la lectura profunda que hace de mi poesía. Debemos reconsiderar absolutamente todo en este mundo porque hay un estado de confusión, de ceguera, sobre todo en la relación que establecemos con las cosas, con la cultura. En la lengua árabe la palabra máquina y la palabra Dios se escriben igual. Todo lo hemos convertido en una máquina, en el islam Dios es una máquina.

 

—¿También el islam ha convertido la historia en una máquina?

 

—El islam y el cristianismo. El ser humano está en retroceso en el sentido espiritual en contraposición a sus avances en el campo tecnológico. Debemos preguntarnos por qué no hay grandes intelectuales hoy que nos hagan conocer nuestro pasado y nuestro presente. No hay un Aristóteles, ni un Platón, ni un Homero. Por eso debo afirmar que el problema está en los intelectuales, que están cegados para ver este problema.

 

—¿Es usted pesimista respecto a los intelectuales en el mundo actual?

 

—Son pocos los que merecen la pena. Los que nos pueden guiar en este cambio, por eso soy pesimista. Por ejemplo, no podemos distinguir cuál es la verdad o cuál la mentira. Se ve en los medios de comunicación.

 

—Después de todo esto que estamos tratando, ¿es posible crear una modernidad en el mundo árabe?

 

—Las palabras moderno y renovación existían en la lengua árabe desde el siglo VIII, y no existían en otras culturas. Sin embargo, hay que mirar la situación de los árabes hoy día, imitan toda la modernidad de Occidente pero sin mirar su pasado y su patrimonio. En cualquier caso esa modernidad nació desde dentro de Occidente, y Occidente estaba preparada para asumirla. El mundo árabe no está preparado para una cosa así.

 

—¿Y la juventud, y la mujer?

 

—Estoy muy entusiasmado con nuevas voces femeninas que están surgiendo en la poesía árabe. Ellas han podido hacer una ruptura con el patriarcado, el machismo y la religión.

 

—¿De dónde surgen? ¿Viven en Occidente o dentro del mundo árabe?

 

—Viven en el mundo árabe, pero en los márgenes. Están desarrollando su obra lejos de los centros de poder, en los pueblos. Son poetas que escriben con el cuerpo, con su propio dolor y sus propios sueños, por eso me emocionan.

 

—Me alegra, porque parece que la cultura árabe estaba destinada a producir religiosos más que intelectuales.

 

—Occidente ha propiciado que el mundo árabe se reduzca a un tema religioso. Precisamente a esa tradición negativa y fundamentalista donde no cabe el pensamiento libre del intelectual. Occidente ha propiciado la máquina de Alá.

 

—¿Qué ocurre con los árabes que viven en Europa? ¿Por qué Francia se ha convertido en el centro del terrorismo islámico?

 

—No soy experto, solo un mero observador. Pero no me sorprende lo que ocurre en Francia si atendemos a la precariedad de estos tiempos: la falta de trabajo, la pobreza, que abonan la radicalización. Esas miserias destruyen al musulmán moderado y hacen que se vincule con los extremismos.

 

—Usted ha sufrido ese extremismo, ¿cómo se ve siendo víctima?

 

—Los conozco demasiado bien. Sé cómo son. El mundo que quieren crear. Con mi poesía y con mi pensamiento intento combatirlos, hacer que nazca algo distinto.

Se queda en silencio frente a la taza de café. Mira a su nieto, el poeta Jaafar Al aluni. Pienso que ellos dos, desde distintas generaciones, comparten un mismo destino, las mismas cartas marcadas de una historia llena de víctimas y de verdugos, de exilios y de búsquedas. Cada uno desde su edad quiere crear las condiciones del cambio, del futuro, porque tal vez como dice Adonis: «El progreso es una obra humana, cuyos fundamentos son la creación y el cambio. Está estrechamente ligado con el futuro. La cultura que solo considera el porvenir como una reescritura del pasado no ve el progreso en sí mismo. Desgraciadamente, mientras que semejante visión siga imperando en la sociedad árabe, podemos decir que la regresión no hará más que avanzar».

Artículo completo en ABC Cultura


Ilya U. Topper en m'sur presenta a Sargon Boulus y su poemario "Otro hueso para el perro de la tribu"

Todo país es el centro del mundo, pero Iraq lo es un poco más que otros. Aquí se cruzan caminos de la historia, conquistas, lenguas, religiones. Y todas ellas están en los versos de Sargon Boulus, iraquí cristiano, asirio, escritor en Líbano, poeta en San Francisco. Emigrado a América a los 25 años, pasó la mayor parte de su vida en Estados Unidos, aunque también vivió cierto tiempo en Grecia y murió en Berlín. Por entonces, su país, al que apenas había vuelto, ya estaba destrozado por una ocupación militar y una cruel guerra civil.

Pero esta vida lejos del Tigris no le impidió a Sargon Boulus (1944 -2007) convertirse en uno de los grandes nombres de la poesía árabe moderna, con cinco poemarios: Llegar a la ciudad de ninguna parte (1985), La vida junto a la Acrópolis (1988); Lo primero y lo que viene después (1992); El que lleva la linterna en la noche de los lobos (1996) y Si estuvieras dormido en el arca de Noé (1998). Otro hueso para el perro de la tribu es su última colección lírica, publicada un año después de su muerte y ahora vertida al castellano por la arabista Luz Gómez para Ediciones del Oriente y el Mediterráneo, que ha cedido un avance a MSur.

( artículo completo en m'sur )


Adonis: “¿No es hacer pasar hambre a todo un pueblo más peligroso que el virus?”

Juan Cruz, El País, 26 de octubre de 2020

Adonis (Al Qassabin, Siria, 90 años), poeta, ensayista, exiliado casi toda su vida, catedrático en Beirut. Autor de Epitafio para Nueva York (editado por Hiperión, Alianza y Nórdica) o El libro (Ediciones del oriente y del mediterráneo) acaba de publicar Principio del cuerpo, final del mar (Vaso Roto). Ante el estremecimiento que el virus hace padecer a la tierra muestra su perplejidad laica, su susto civil. Desde hace tiempo su último exilio es en París. Lo entrevistamos a través del correo electrónico. Su nieto Jaafar al Aluni, promotor de Banipal, “revista de literatura árabe moderna” recién nacida en España, tradujo del árabe sus respuestas.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido este tiempo?

Respuesta. Meditando, leyendo y escribiendo. Aquel que siente la necesidad de decir algo esencialmente requiere soledad. Me sorprendió que haya que replantearse preguntas como: ¿porta el mal elementos del bien? El virus, instalado en un rincón y el mundo entero en el opuesto, ha planteado esta cuestión: ¿por qué no infecta a los niños, a la vez que hay seres humanos que disfrutan asesinándolos? El virus ha abierto un horizonte para pensar en las relaciones entre las personas. ¿No es hacer pasar hambre a todo un pueblo, con plena conciencia, más peligroso que un virus ignorante y ciego? ¿Por qué el mundo, que dice ser libre, guarda silencio ante el país que más practica la política del hambre, el gobierno de los Estados Unidos? ¿No es moral y humanamente más peligroso que cualquier virus? Este virus requiere considerar al ser humano como un virus latente siempre dispuesto a actuar.

P. ¿Sirve la poesía para afrontar un drama de esta naturaleza?

R. Sirve en el sentido de reconsiderar el mundo para llegar a uno mejor, pero no en el sentido literal de la palabra. La poesía amplía los límites e incluso los elimina. Abre el horizonte a cuestiones que nadie más plantea: es el conocimiento superior, la suprema intuición cognitiva del hombre entendido como la savia en la que convergen la experiencia, la mente y el espíritu, y como el extremo que abre la puerta del infinito.
Dios y el silencio

P. Ha sobrevivido tragedias como el exilio escribiendo poesía. ¿Es tan potente la palabra?

R. Sobreviví al exilio creado por la tiranía en todos los ámbitos, significados y niveles, especialmente políticos e intelectuales. Pero todavía vivo en el exilio creado por el significado del hombre y del mundo. En este exilio, la palabra no te ayuda a estar a salvo: te ayuda a hundirte más y más en el exilio para descubrir la hondura y la profundidad, descubrir la altura y la trascendencia. La grandeza del hombre radica en su naturaleza de nacer exiliado, en ser el que hace la Historia. El ser humano es el único que escribe su propia historia y la de las cosas, y cuando siente que no está exiliado a cualquier nivel pierde su particularidad humana. La palabra es, entonces, el ser humano, entendida como una relación con su yo, con el otro y con el mundo. En este sentido, el ser humano necesita al otro: es esencialmente dos en uno. En el origen eran dos y no uno. El poeta lee al “otro”, lo escribe, mientras lee y se escribe a sí mismo. El otro es un elemento fundamental en la formación del yo.

P. Usted no cree en Dios, pero, ¿a veces estos horrores no parecen mandados por una voluntad divina o diabólica?

R. ¡Qué sentido tiene Dios si eliminamos al diablo del mundo! Tanto Dios como el diablo son la dualidad universal, cósmica y religiosa creada por el ser humano. La diferencia entre Dios y el diablo es funcional. La visión monoteísta proporcionó al diablo una presencia viva, doctrinal y confesional en este mundo que las visiones anteriores de Sumeria, Babilonia y Grecia no le dieron. Su presencia antes del monoteísmo era meramente simbólica y poética. Los horrores a los que usted se refiere no son divinos ni diabólicos, sino puramente humanos: el ser humano es un dios-diablo envuelto en el mismo traje. La mirada hacia la existencia antes del monoteísmo era la de la revelación cognitiva, sin embargo, con el monoteísmo se convirtió en una visión de posesión e imperio. ¿Cómo se llevó a cabo este cambio y por qué? Ese es el dilema.

P. Usted considera que la verdad no está en el pasado. Pero, ¿a usted qué le dice su propio pasado?

R. La desgracia del pasado consiste en decir que la verdad es “una característica de la religión islámica” que Dios reveló afirmándola como la última verdad sin que haya otra que pueda negarla. Dios mismo, en este sentido, selló su mensaje y no tiene nada más que revelar. La religión de Dios es el islam y la tierra es el reino de esta última religión verdadera. Dicho esto, ¡acaso tengo derecho yo, el ser que no tiene más poder que el del idioma, a usar algunos de sus vocablos y declarar: no quiero este reino! El pasado es estrictamente religioso. Mi pasado, sin embargo, es el de aquellos que rechazaron el pasado religioso, es decir, la poesía, la filosofía, el sufismo —que negó la religión en su forma jurídica y jurisprudencial— y los marginados libres a lo largo de 14 siglos en los diversos campos. Estos fueron los que crearon lo que se llama hoy la civilización árabe-islámica.

P. Dice en Principio del cuerpo, final del mar: “El sueño es el hermano de la muerte; los moradores del Paraíso no duermen”. ¿Tal vez dormir sea una manera de escritura?

R. La cita viene en boca de con quienes el poeta quería dialogar. No hay que olvidar la dualidad del ser humano: Dios y diablo; mente e imaginación; cuerpo y alma; realidad y ficción; absurdo y razón; existencia y nada; sueño y muerte, este largo dormir después del cual no hay despertar. Pienso que la escritura emana de todo esto mientras lo abraza.
El silencio como enfermedad

P. ¿Es el silencio un remedio?

R. El silencio es una enfermedad. No puede ser un remedio. Es, en su estado más agradable y sereno, otra muerte. El remedio, no obstante, se busca en la pregunta, en todo lo que escapa de las respuestas. La respuesta es un tipo de muerte cultural. ¿La muerte con muerte se cura?

P. En su obra hay mucha energía, dominada por una serenidad que no tiene ni su pueblo ni su historia. ¿Es la infancia la que le otorga ese poder de sosiego?

R. Es el poder que no se satisface con las respuestas, sino que las supera; es la búsqueda constante de la parte ausente-presente en el ser, es esta intuición que nunca me abandona: el hombre crea su propia identidad y no la hereda. Tengo la absoluta certeza de que el “otro” diferente es el que integra el yo. A todo esto debe esa energía, sosiego y serenidad. La infancia es la brisa que corre entre todo esto, es su sol.

P. Dijo en 2005: “Occidente debe aprender a poner el corazón al lado de la razón”. ¿Considera que Occidente escucha el corazón? ¿Y qué está diciendo el corazón?

R. El ser humano ve y escucha en la medida en que su corazón ve y escucha. Piensa y entiende en la medida en que su corazón lo hace. El corazón es la fuente de “la libertad libre”, según Rimbaud, no la mente o el intelecto. La mente o el pensamiento solo tienen significado si se cargan con la luz del corazón, y el corazón aquí es la poesía. En esto consiste el sentido del hombre. Siempre recuerdo un verso de un gran poeta árabe evocando su tierra natal, dice: “Desde que se desvaneció la morada/ aparté la mirada y atraje el corazón”.

Adonis en ediciones del oriente y del mediterráneo:


INTERPRETACIONES

 

 Un poeta escribe en un café…
La anciana cree que escribe una carta a su madre
la adolescente cree que le escribe a su novia
el niño cree que está dibujando
el hombre de negocios cree que planifica una inversión
el turista cree que escribe una postal
el funcionario cree que calcula sus deudas
el policía secreta
se acerca sigiloso.

 INTERPRETACIONES EN LA VOZ DE MURID BARGUTI Y LUIS MIGUEL CAÑADA

                                                                          


Adonis, el poeta que loa la paz en Siria / Adonis, el poeta sirio en La 2 Noticias

Adonis, el poeta que loa la paz en Siria

El nombre de Adonis, el poeta sirio de 90 años, ronda desde hace años las quinielas al premio Nobel de Literatura. Este jueves, la Casa Árabe de Madrid ha rendido homenaje a su carrera. El artista ha aprovechado el acto para pedir la paz en Aleppo y que la “religión, el petróleo y el gas dejen de ser el único interés de los países supuestamente civilizados” (La 1 Telediario - 24 de enero de 2019).

 

Adonis en La 2 Noticias

Adonis es un poeta sirio, eterno candidato al premio nobel de literatura, muy crítico con la situación que viven los países árabes. Culpa a las naciones árabes, también a los occidentales que cuando hablan de democracia en realidad buscan quedarse con las materias primas de las naciones árabes (La 2 Noticias - 24 de enero de 2019).


Adonis: «Lorca y Cervantes son tan árabes y chinos como españoles»

El escritor sirio, gran candidato del mundo árabe al Nobel, repasa su vida y defiende la cultura como patrimonio universal más allá de las fronteras

Bruno Pardo Porto - ABC - 25 de enero de 2019

Fotografía de Adonis de Jaime García

Adonis (Siria, 1930) mira a través de unos ojos caoba sujetados por dos prominentes bolsas. Más que un síntoma de antigüedad, parecen ser el lugar donde guardas todas sus visiones presentes, pasadas y futuras: la guerra, el destierro, la felicidad, el amor... En fin, todos los misterios y certezas que envuelven sus versos. A veces se arrugan, pero no para exprimir lágrimas, sino para delatar su sonrisa, que aparece a cada poco, con una anécdota o una vuelta de tuerca a la solemnidad de su discurso. El humor, qué importante, también está ahí.

Es el gran candidato del mundo árabe al Nobel de Literatura, pero antes que nada es un hombre de fe en la poesía por encima de todas las cosas, sobre todo de la religión. Confía en la palabra escrita, quizás porque sin ella no hubiera llegado nunca a la escuela, y no hubiese podido escapar de sus circunstancias vitales, más bien crueles. No cree en el destino, ni falta que le hace. Tiene la libertad.

¿Recuerda cómo entró la poesía en su vida?

Nací en una casa de campesinos, pero era una casa en la que se amaba la poesía. Mi padre fue la primera persona que me abrió las puertas a ese mundo, presentándome la poesía árabe clásica. Seguí leyendo poesía en casa antes de entrar en la escuela, porque yo entré en la escuela muy tarde... Toda mi vida es poesía, desde el principio. He nacido dentro de la poesía.

¿Fue cosa del destino?

Yo no creo en el destino, creo que el ser humano es el principal responsable de su vida, de sus actos, de sus obras. Sin embargo, muchas veces me quedo sorprendido y asombrado, y me pregunto: «¿Cómo ha pasado esto? ¿Cómo ha ocurrido esto en mi vida?». Hay una anécdota…

¿Cuál?

En 1946 Siria se independizó de Francia y se convirtió en una república. Y el primer presidente de aquella república decidió visitar las zonas y los pueblos del país, para conocerlos. En su agenda figuraba mi pueblo. Entonces, se me ocurrió que iba a escribir un poema y que iba a recitarlo delante de él, para darle la bienvenida. Tenía la esperanza de que ese poema le iba a gustar y que me iba a llamar para hablar con él. Lo primero que pensaba decirle era que quería entrar en la escuela...

¿Y qué ocurrió?

Que ese sueño se hizo realidad.

Con 17 años adoptó el nombre de Adonis… ¿Se esperaba entonces que le iba a acompañar hasta hoy?

No. Pero siempre tenía la certeza, a pesar de todas las barreras que he tenido ante mí, de que iba a llegar muy lejos en la poesía.

Entonces, ¿aquella firma fue una forma de inventarse a sí mismo más allá de sus raíces?

Desde mi infancia, las circunstancias de mi vida me obligaron a superar mis raíces, el ambiente, el contexto en el que vivía. Y no solo a nivel político y social, sino lo más importante: a nivel cultural, de pensamiento. Y la representación esencial de ese superar la condición en la que vivía fue adoptar el nombre de Adonis, para abrir nuevos horizontes.

De sus raíces geográficas ha tenido que huir por motivos políticos [cuando se fue de Siria para recalar en Beirut] o bélicos [se marchó del Líbano a París por una sangrienta guerra civil]. Y parece que este destierro continuo ha marcado su poesía.

Para mí la noción del lugar y el espacio son variables. El lugar no separa. Al fin y al cabo los límites geográficos tienen que ver con el turismo y la política. Lo más importante de la dimensión geográfica, y lo que de verdad me importa, es la dimensión humana.

¿Por qué?

El sitio influye, pero el ser humano es capaz de crear una barrera entre él y el lugar que le rodea. Y esa es una característica que distingue al ser humano del animal. El animal no puede separarse de la naturaleza en la que vive. Sin embargo, el ser humano sí es capaz de hacerlo. Por eso el ser humano tiene historia, y escribe esa historia. Lo importante no es el lugar, lo importante es el ser humano.

El destierro es uno de sus grandes temas, pero también el amor o la muerte o la guerra. ¿Qué es lo que atrapa su atención de poeta?

En la poesía no hay temas. El poema es como una bomba que explota en todas direcciones. Pero odio las bombas, así que lo diré de otra forma: el poema es como un árbol que crece en un punto de la tierra, pero que da sombra a todas las partes del mundo. Por eso los temas se entremezclan en el poema: hablas del amor, pero a la par, hablas de la guerra; hablas de la amistad, que significa hablar del enemigo; hablas de la muerte, pero también hablas de la vida. La perspectiva del poeta, del creador, debe ser panorámica, como una red, y no como una línea.

Hay uno de sus versos que refleja muy bien esa dualidad: «Nuestra guerra es que el cuerpo sea / otra eternidad para la eternidad». Desde la altura de su edad, ¿abraza esa eternidad por miedo a la muerte?

Lo más importante para mí es vivir la vida en todas sus direcciones. Con el alma, con mucha pasión. La eternidad, al fin y al cabo, es un concepto religioso que ha inventado el ser humano para luchar contra la muerte. Homero, Dante, Goethe, Cervantes… La eternidad, para ellos, ¿qué significa? ¿De verdad son eternos? No. Son eternos dentro de nosotros. Viven dentro de nosotros. Cada creador, en este sentido, es eterno, pero en el otro. Hay un dicho muy famoso de un pensador árabe que dice: «El amigo es otro que eres tú». Entonces, cualquier creador en la historia eres tú, soy yo o es él.

La crítica habla de usted como el gran renovador de la lengua árabe. ¿Le pesa ese título?

Cada creador, cada gran escritor que hace uso de su lengua materna, lo que quiere es reescribir esa lengua de nuevo. Y lo que significa reescribir la lengua es reescribir la cultura, la tradición y, a la vez, estar escribiendo también la historia en general.

Eso lo decía Hölderlin: «Lo que permanece lo fundan los poetas».

Es así. Uno no puede entender a Lorca si se centra en pensarlo a través del contexto en el que vivió. Lo que tiene que hacer es leer a Lorca para entender, a través de él, el momento en el que vivía. Es decir: Lorca es quien explica e interpreta el periodo histórico en el que vivió. Y no al contrario. Porque al fin y al cabo el contexto histórico lo que hace es disminuir al poeta y convertirlo en un hecho histórico. Pero eso no es así.

Ha mencionado a Lorca y a Cervantes, y usted fue un gran amigo de Octavio Paz. ¿Le interesa tanto la literatura escrita en español?

La poesía española es una gran poesía. Creo que es la poesía europea más importante. Es un conjunto precioso, que muestra una gran sensibilidad.

Por cierto, usted siempre ha escrito en árabe, a pesar de que vive en Francia y domina perfectamente el francés. ¿Por qué esa elección?

Porque la lengua no solo tiene que ver con el intelecto del ser humano, con la razón, sino también con el cuerpo. Y el cuerpo tiene una sola madre. Por eso escribo en mi lengua materna. Si tuviera dos madres podría escribir en más lenguas, pero eso es imposible [ríe].

Y escribiendo en árabe ha se ha convertido en una especie de puente cultural entre Oriente y Occidente.

Yo no lo tenía planeado. Además, tanto Oriente como Occidente son nociones económicas y militares. En la creación no hay Oriente ni Occidente. Lorca y Cervantes son tan árabes, chinos y estadounidenses como españoles. Y esa es la importancia de la creación: rompe las barreras, rompe las limitaciones, las revienta.

Entonces, ¿cree que la cultura puede unir lo que separa la guerra?

En principio sí. Pero el ser humano es dominante por naturaleza. Tirano. El ser humano es Dios y demonio a la vez. El ser humano convirtió al propio Dios en un medio.

En su libro «Violencia e islam» critica precisamente eso, ¿no?

La religión se compone de las personas que creen en esa religión, que la viven. Eso pasa en el islam y en el cristianismo. El cristianismo son los cristianos. El islam son los musulmanes. Yo nunca he estado en contra de la religión como fe individual. De hecho, la religión es la relación entre el individuo y el misterio, y es una forma de organizar su vida. Es una necesidad psicológica casi. Yo defiendo eso. Lo que pido es que, como yo respeto la religiosidad, el religioso tiene que respetar a los no creyentes. Si impone su confesión y su fe, entonces la religión se convierte en violencia. Porque imponer la religión a toda una sociedad es un acto violento.

Hay que estar en contra de la religión cuando se convierte en una institución política, económica y cultural. Debe haber una separación radical entre el Estado y la religión. El Estado es para todos los ciudadanos. La religión debe convertirse en una fe individual que no implique al resto.

¿Y cree que el islam puede llegar a eso?

No creo que pueda llegar a transformarse. Algunas personas pueden conseguirlo. Pero al final la religión se ha convertido en un medio de lucha. La religión, hoy, es un capital militar y político. Y el ser humano no suelta fácilmente el capital. Eso se aplica a todas las religiones, sobre todo a las monoteístas.

Por lo que dice, parece que lo que más valora es la libertad, por encima de cualquier condicionamiento social.

La existencia en sí misma es libertad. Si dejas al ser humano sin libertad, prácticamente lo dejas sin existencia. Sin libertad no existe el ser humano.

Sin embargo, usted terminó en la cárcel por sus ideas.

Porque nosotros vivimos en una sociedad sin libertad. Hay limitaciones. Y la sociedad no es libre. El ser humano debe luchar por conseguir esa libertad, debe romper las cadenas y las barreras que le impiden ser libre.

El hombre que se inventó a sí mismo

Ali Ahmad Said Esber decidió que iba a llamarse Adonis cuando tenía 17 años, y desde entonces pasea ese nombre por el mundo. Dice que fue un acto de libertad, para abrir horizontes. También tenía algo de gamberrismo, por qué no. Aunque esta no ha sido su única invención biográfica. Adonis también es el responsable de su fecha de nacimiento (el 1 de enero de 1930), porque no sabe a ciencia cierta qué día vino a este mundo: «Es que mi madre solo me dijo: “Hijo mío, tú naciste en una noche oscura, de relámpagos, tormentosa, poco después del año nuevo”», recuerda entre risas.


Homenaje a Adonis en Casa Árabe

 

Adonis, en árabe, y Clara Janés, en español, leen "Cuartillas de Jaula"

24 de enero de 2019 en Casa árabe, acompañado por Clara Janés, poeta y traductora; y Federico Arbós, arabista y traductor. Introdujo el acto Pedro Martínez-Avial, director general de Casa Árabe.

Adonis es reconocido internacionalmente como poeta, ensayista, filósofo y teórico de la poética árabe. Referido en entrevistas como "el mejor poeta vivo del mundo árabe" y "el gran anciano de la poesía, el laicismo y la libertad de expresión en el mundo árabe", ha escrito poesía durante 75 años y tiene más de cincuenta trabajos publicados en árabe de poesía, crítica, ensayos y traducciones. Su influencia modernista en la poesía árabe se compara a menudo con la de T. S. Eliot en la poesía anglófona.
Ali Ahmad Said Esber nace en el pueblo de Qassabin, Siria, en 1930. Adopta el nombre de Adonis cuando tiene 17 años, y al hacerlo simboliza sin querer lo que se convertiría en su visión del mundo, su "ruptura con todo lo que es religio-nacionalista, y una forma de abrazar todo lo humano y universal". Cofunda y edita la influyente revista de poesía Sh'ir y más tarde establece y edita la igualmente importante Mawaqif.

Ha ganado numerosos premios, entre ellos el más alto honor francés de Chevalier de la Légion d'Honneur (2012), Comandante de la Orden de las Artes y las Letras (1997), Premio Nazim Hikmet de Turquía (1994), Premio Goethe de Alemania (2011, primer autor árabe en ser galardonado), el Tercer Premio Internacional de Poesía del Antílope de Oro Dorado (2013, Xining, China), el Premio a la Libertad Erich Maria Remarque, Osnabrück, Alemania (2015), el PEN/Nabokov International Literature Lifetime Achievement Award de EEUU (2017), el 13er Premio de Poesía y Gente (Guangzhou, China 2018)
Entre sus últimos trabajos traducidos al español figuran Violencia e islam (Ariel, 2016) y El libro II (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2018), así como Zócalo (Vaso Roto ediciones, 2014).

 

 

 


Adonis invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Monterrey

Adonis, invitado de honor en unión de Álex Grijelmo, ha impartido la conferencia inaugural

de la Feria Internacional del Libro de Monterrey

 

Mirada vivaz, pelo cano y libre, lentes de armazones amplios y constantes y apasionados gestos con las manos pintan el retrato de Adonis, el destacado poeta sirio que está de visita en México.

En entrevista con CONECTA, el frecuente candidato al Nobel de Literatura habla sobre la importancia de la poesía en los jóvenes y en el mundo.

“La fuerza de la poesía está en la fuerza de la revelación. Puede revelar cosas que ninguna ciencia exacta puede revelar”, afirma.

Adonis llegó a México invitado por el Tec de Monterrey para participar en la Cátedra Alfonso Reyes y en la Feria Internacional de Libro de Monterrey.

“Dentro del lenguaje poético todos los idiomas se encuentran”, esgrime, abordando la tesis de su conferencia de cierre en la FIL Monterrey: “La poesía, punto de encuentro entre Oriente y Occidente”.
Ali Ahmad Said Esber es su nombre real (aunque su apodo de Adonis ya también lo ha incorporado legalmente a su nombre) y gracias a la poesía pudo tener acceso a una mejor educación.

A los 17 años, recitó un poema suyo al presidente sirio Shukri al-Kuwatli, quien visitaba su región, lo cual le permitió entrar a una escuela de calidad.

“Nací en poesía. Yo nací en un pueblo muy pobre. Quien me empezó a enseñar fue mi padre, me empezó a enseñar el abecedario y a escribir. Dentro de lo que me enseñaba, siempre me leía poesía árabe antigua”, cuenta.

“Después de los 13, tuve la oportunidad de entrar a una escuela de verdad y ahí empecé formalmente a estudiar”, añade.

Adonis estudió posteriormente Filosofía en la Universidad de Damasco, tiene más de 20 libros y es hoy considerado uno de los grandes pensadores árabes.
Reflexionando sobre la educación afirma que la poesía y el arte son vitales para una formación integral.

“Un joven que está inmerso en técnica tiene sistemáticamente un discurso racional. Lo racional es una visión horizontal del mundo, pero no puede haber horizonte si no hay verticalidad.

“La técnica enseña cómo hacer una cosa, pero no cómo sentir una cosa. La poesía nos enseña a sentir, a ver, a experimentar las cosas.

“Muchos hombres de ciencia también fueron poetas. Significa que ellos lograron reunir esa verticalidad para crear”, apunta.
La entrevista transcurre en un suave francés. Adonis vive en Francia desde hace muchos años, luego de salir de Líbano y previamente de su natal Siria, por problemas políticos.

Todos sus libros, sin embargo, los ha escrito con poesía en árabe, su lengua materna (porque solo hay una madre, dice).

También, ha sido un constante crítico de la cultura islámica que liga a la religión con el estado con libros como “Violencia y el Islam” y de los excesos de la cultura occidental con “Epitafio para Nueva York”.
A México, Adonis lo conoció primero por su amistad con Octavio Paz.

“A Octavio le gustaban mucho los orígenes. Las culturas propias y originales. Soñaba y quería que México estuviera a la altura de la grandeza que había tenido en el pasado”, dice a CONECTA.

Hace 6 años, además, Adonis le dedicó a México un libro: “Zócalo”, el cual fue fruto de una estancia de varias semanas en la Ciudad de México.

"¿En la cuadratura del cero, en el triángulo del deseo, en las pirámides del aire o en los campamentos de la historia? ¿En los vientos que se evaporan de los cementerios o en una tórtola hambrienta? ¿Tiene la flor al fin un hueco por cuello? ¿No es la mariposa lo mismo que una llama?".

Entre sus obras más conocidas están también Sombra para el deseo del Sol, Sufismo y Surrealismo, Canciones de Mihyar el de Damasco y Libro de las Huidas y Mudanzas por los climas de día y la noche.

A sus 88 años, Adonis afirma que sigue pensando en las grandes incógnitas y ellas la mueven para seguir escribiendo poesía.

"Sigo pensando en qué es el amor, qué es crear, qué es Dios, qué es esa idea de Dios y sé perfectamente que no es posible llegar a una respuesta. Y qué bueno".

Alejandro Navarrete | Redacción Nacional Conecta - artículo completo