Adonis invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Monterrey

Adonis, invitado de honor en unión de Álex Grijelmo, ha impartido la conferencia inaugural

de la Feria Internacional del Libro de Monterrey

 

Mirada vivaz, pelo cano y libre, lentes de armazones amplios y constantes y apasionados gestos con las manos pintan el retrato de Adonis, el destacado poeta sirio que está de visita en México.

En entrevista con CONECTA, el frecuente candidato al Nobel de Literatura habla sobre la importancia de la poesía en los jóvenes y en el mundo.

“La fuerza de la poesía está en la fuerza de la revelación. Puede revelar cosas que ninguna ciencia exacta puede revelar”, afirma.

Adonis llegó a México invitado por el Tec de Monterrey para participar en la Cátedra Alfonso Reyes y en la Feria Internacional de Libro de Monterrey.

“Dentro del lenguaje poético todos los idiomas se encuentran”, esgrime, abordando la tesis de su conferencia de cierre en la FIL Monterrey: “La poesía, punto de encuentro entre Oriente y Occidente”.
Ali Ahmad Said Esber es su nombre real (aunque su apodo de Adonis ya también lo ha incorporado legalmente a su nombre) y gracias a la poesía pudo tener acceso a una mejor educación.

A los 17 años, recitó un poema suyo al presidente sirio Shukri al-Kuwatli, quien visitaba su región, lo cual le permitió entrar a una escuela de calidad.

“Nací en poesía. Yo nací en un pueblo muy pobre. Quien me empezó a enseñar fue mi padre, me empezó a enseñar el abecedario y a escribir. Dentro de lo que me enseñaba, siempre me leía poesía árabe antigua”, cuenta.

“Después de los 13, tuve la oportunidad de entrar a una escuela de verdad y ahí empecé formalmente a estudiar”, añade.

Adonis estudió posteriormente Filosofía en la Universidad de Damasco, tiene más de 20 libros y es hoy considerado uno de los grandes pensadores árabes.
Reflexionando sobre la educación afirma que la poesía y el arte son vitales para una formación integral.

“Un joven que está inmerso en técnica tiene sistemáticamente un discurso racional. Lo racional es una visión horizontal del mundo, pero no puede haber horizonte si no hay verticalidad.

“La técnica enseña cómo hacer una cosa, pero no cómo sentir una cosa. La poesía nos enseña a sentir, a ver, a experimentar las cosas.

“Muchos hombres de ciencia también fueron poetas. Significa que ellos lograron reunir esa verticalidad para crear”, apunta.
La entrevista transcurre en un suave francés. Adonis vive en Francia desde hace muchos años, luego de salir de Líbano y previamente de su natal Siria, por problemas políticos.

Todos sus libros, sin embargo, los ha escrito con poesía en árabe, su lengua materna (porque solo hay una madre, dice).

También, ha sido un constante crítico de la cultura islámica que liga a la religión con el estado con libros como “Violencia y el Islam” y de los excesos de la cultura occidental con “Epitafio para Nueva York”.
A México, Adonis lo conoció primero por su amistad con Octavio Paz.

“A Octavio le gustaban mucho los orígenes. Las culturas propias y originales. Soñaba y quería que México estuviera a la altura de la grandeza que había tenido en el pasado”, dice a CONECTA.

Hace 6 años, además, Adonis le dedicó a México un libro: “Zócalo”, el cual fue fruto de una estancia de varias semanas en la Ciudad de México.

"¿En la cuadratura del cero, en el triángulo del deseo, en las pirámides del aire o en los campamentos de la historia? ¿En los vientos que se evaporan de los cementerios o en una tórtola hambrienta? ¿Tiene la flor al fin un hueco por cuello? ¿No es la mariposa lo mismo que una llama?".

Entre sus obras más conocidas están también Sombra para el deseo del Sol, Sufismo y Surrealismo, Canciones de Mihyar el de Damasco y Libro de las Huidas y Mudanzas por los climas de día y la noche.

A sus 88 años, Adonis afirma que sigue pensando en las grandes incógnitas y ellas la mueven para seguir escribiendo poesía.

"Sigo pensando en qué es el amor, qué es crear, qué es Dios, qué es esa idea de Dios y sé perfectamente que no es posible llegar a una respuesta. Y qué bueno".

Alejandro Navarrete | Redacción Nacional Conecta - artículo completo


Velada en el centro Persépolis en torno a "Todo nada, todo mirada" Sohrab Sepehrí

Como anunciábamos en estas páginas, el pasado 15 de enero se presentó en el Centro Persépolis de Madrid Espacio verde. Todo nada, todo mirada, del poeta iraní Sohrab Sepehrí.
Tras la introducción de Clara Janés, que reproducimos más adelante, la velada se inició con la voz de Shahram Nazeri cantando uno de los poemas del libro.
Después Clara Janés y Ahmad Taherí fueron desgranando a dos voces poemas elegidos de este volumen que reúne dos de los libros de poemas más significativos del autor.

El recitado se acompañaba con la proyección de imágenes del libro que reproducen dibujos y óleos del autor y música del cantante mencionado.
El colofón lo pusieron el té y la charla entre las personas que llenaban la acogedora sala de Persépolis.

Palabras preliminares de Clara Janés:
Me congratulo con ediciones del oriente y el mediterráneo, y con todos vosotros, al presentar el libro que hoy nos reúne: Espacio verde y Todo nada todo mirada, de Sohrab Sepehrí. En el se recogen estas dos obras, la última de las cuales Todo nada, todo mirada, es reedición corregida de la que fue mi primera colaboración con la editorial hace más de 20 años, y, además, la primera traducción de un poeta persa contemporáneo al español, una osadía, por parte de todos, que se ha visto premiada con la buena acogida del público lector. No contaré hoy como descubrí la obra de Sohrab y cómo, al modo de Diógenes, fui buscando por Madrid algún iraní que me ayudara a traducirlo y aparecieron varios, como salidos de debajo de las piedras –uno de ellos Ahmad–, lo que, unido a la altura de la poesía persa, me lanzó a otras traducciones: Rumi, Hafez, Ansari, Abusaid Abuljeir o Forugh Farrojzad y hasta Abbas Kiarostami.

El caso es que en Sohrab detecté siempre algo tan especial que, ya por mi cuenta –Ahmad me lanzó sutilmente a estudiar algo de la lengua–, seguí traduciéndolo, pidiendo ayuda a todo iraní que aparecía por mi casa. Por ello, llegado el momento de reeditar la obra, tenía yo terminado entero Espacio verde Lo revisé entonces todo con Mojgan Salami, pero he de confesar que en estas versiones está la mano de muchos amigos, fundamentalmente de Ahmad Taherí, Said Gharby, diría que también de Afsané Noruzí y Hamid Hosseini, y, por supuesto, la de Mojgan, además de la de Sahán con quien hice la primera traducción. Vaya ahora públicamente mi emocionado agradecimiento a su paciencia.
Considerado uno de los mayores líricos de Irán, Sohrab Sepehrí (Kashán, 1928 - Teherán, 1980) crea una obra que, como puente múltiple, es nexo entre la gran tradición poética escrita en lengua persa (concretamente la poesía de Rumi y la de Hafez) y la universal contemporánea, y entre la cultura de Oriente y la de Occidente.
Sepehrí nació en una zona de oasis y ese fértil "espacio verde" y su búsqueda sin fin (viajó a la India, Japón,  Francia, Italia y España), le llevaron a adentrarse en los invisibles vínculos entre el amor la humanidad y la naturaleza.
Sohrab fue también un excelente pintor y fueron sus estudios en este sentido lo que le llevó a la India y al Japón. Estas estancias completaron su modo de percibir las cosas, lo que se detecta tanto en su poesía como en sus dibujos y pinturas. Por ello hemos querido enriquecer esta presentación proyectando algunas de estas obras. Así pues, todo lo que veis nació de su mano y es fácil percatarse de que su línea purísima es concorde con su aquilatada palabra.
Dentro del panorama lírico actual de su país, los poemas de Sohrab Sepehrí, desbordantes de imágenes inusitadas y de pensamiento, resultan excepcionales por lo abarcador de su alcance intelectual y su carácter filosófico. Sus versos no sólo incorporan la rica tradición mística iraní, sino que se aproximan al Zen japonés, al pensamiento hindú e incluso a nuestro San Juan de la Cruz. No porque sí el filósofo Darius Shayegan, en el preliminar, emplea, refiriéndose a él, la expresión "noche oscura del alma". Dice:

"Que nuestro tiempo sea un tiempo de angustia o un tiempo de espera o una noche oscura del alma no cambia nada de lo esencial; el poeta o el pensador tiene que descubrir solo lo que le ha sido legado desde el origen: el mensaje del Amigo y la fuente de donde manan los mitos de la tierra".

He oído interpretaciones diversas de los poemas de Sepehrí, pero para mí lo importante es una tendencia al bien universal, a la unión en la armonía, y no puedo separar ese sentir de nuestros místicos. Ese Amigo, que surge en sus poemas equivale al Amado de San Juan; su alba, a los "levantes de la aurora", y sus "labios proferentes del agua" que "emitirán destellos" a los "semblantes plateados" de la “cristalina fuente" del místico de Fontiveros, por no mencionar el tema general de las aguas, siempre "a la vista" en sus poemas.

Todo lo que está al alcance de los ojos comporta una epifanía, todo son espejos donde se puede captar la "unicidad del ser". Ahí se sitúa este poeta y por ello sus imágenes son con frecuencia visionarias y su orientación es el bien universal y la unión en la armonía.
Sepehrí, pues, se sitúa así en uno de los planos más positivos del pensamiento de nuestros días y lo hace desde la modernidad, con trazos con frecuencia surrealistas, siempre desde su propia raíz. Partiendo del hoy se remonta, por lo menos, a Sohravardi, el "maestro de la teosofía oriental" que reunió los nombres de Platón y Zaratustra en una mística de la luz.
Entre las obras de Sepehrí destacan, junto al extenso poema Los pasos del agua, cuya traducción incluí en la antología Tres poetas persas contemporáneos, los dos libros que hemos reunido en el libro que  presentamos Espacio verde, y Todo nada, todo mirada (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo) .
"Nuestra misión/ no es averiguar el secreto de la rosa/.../es, tal vez,/ nadar en el hechizo de la rosa", escribió el poeta. Y esto es lo que ahora nos proponemos: dejar toda explicación para sumirnos en la emoción que el poema despierta.

Clara Janés firmando ejemplares de la obra