Velada en el centro Persépolis en torno a "Todo nada, todo mirada" Sohrab Sepehrí
Como anunciábamos en estas páginas, el pasado 15 de enero se presentó en el Centro Persépolis de Madrid Espacio verde. Todo nada, todo mirada, del poeta iraní Sohrab Sepehrí.
Tras la introducción de Clara Janés, que reproducimos más adelante, la velada se inició con la voz de Shahram Nazeri cantando uno de los poemas del libro.
Después Clara Janés y Ahmad Taherí fueron desgranando a dos voces poemas elegidos de este volumen que reúne dos de los libros de poemas más significativos del autor.
El recitado se acompañaba con la proyección de imágenes del libro que reproducen dibujos y óleos del autor y música del cantante mencionado.
El colofón lo pusieron el té y la charla entre las personas que llenaban la acogedora sala de Persépolis.
Palabras preliminares de Clara Janés:
Me congratulo con ediciones del oriente y el mediterráneo, y con todos vosotros, al presentar el libro que hoy nos reúne: Espacio verde y Todo nada todo mirada, de Sohrab Sepehrí. En el se recogen estas dos obras, la última de las cuales Todo nada, todo mirada, es reedición corregida de la que fue mi primera colaboración con la editorial hace más de 20 años, y, además, la primera traducción de un poeta persa contemporáneo al español, una osadía, por parte de todos, que se ha visto premiada con la buena acogida del público lector. No contaré hoy como descubrí la obra de Sohrab y cómo, al modo de Diógenes, fui buscando por Madrid algún iraní que me ayudara a traducirlo y aparecieron varios, como salidos de debajo de las piedras –uno de ellos Ahmad–, lo que, unido a la altura de la poesía persa, me lanzó a otras traducciones: Rumi, Hafez, Ansari, Abusaid Abuljeir o Forugh Farrojzad y hasta Abbas Kiarostami.
El caso es que en Sohrab detecté siempre algo tan especial que, ya por mi cuenta –Ahmad me lanzó sutilmente a estudiar algo de la lengua–, seguí traduciéndolo, pidiendo ayuda a todo iraní que aparecía por mi casa. Por ello, llegado el momento de reeditar la obra, tenía yo terminado entero Espacio verde Lo revisé entonces todo con Mojgan Salami, pero he de confesar que en estas versiones está la mano de muchos amigos, fundamentalmente de Ahmad Taherí, Said Gharby, diría que también de Afsané Noruzí y Hamid Hosseini, y, por supuesto, la de Mojgan, además de la de Sahán con quien hice la primera traducción. Vaya ahora públicamente mi emocionado agradecimiento a su paciencia.
Considerado uno de los mayores líricos de Irán, Sohrab Sepehrí (Kashán, 1928 - Teherán, 1980) crea una obra que, como puente múltiple, es nexo entre la gran tradición poética escrita en lengua persa (concretamente la poesía de Rumi y la de Hafez) y la universal contemporánea, y entre la cultura de Oriente y la de Occidente.
Sepehrí nació en una zona de oasis y ese fértil "espacio verde" y su búsqueda sin fin (viajó a la India, Japón, Francia, Italia y España), le llevaron a adentrarse en los invisibles vínculos entre el amor la humanidad y la naturaleza.
Sohrab fue también un excelente pintor y fueron sus estudios en este sentido lo que le llevó a la India y al Japón. Estas estancias completaron su modo de percibir las cosas, lo que se detecta tanto en su poesía como en sus dibujos y pinturas. Por ello hemos querido enriquecer esta presentación proyectando algunas de estas obras. Así pues, todo lo que veis nació de su mano y es fácil percatarse de que su línea purísima es concorde con su aquilatada palabra.
Dentro del panorama lírico actual de su país, los poemas de Sohrab Sepehrí, desbordantes de imágenes inusitadas y de pensamiento, resultan excepcionales por lo abarcador de su alcance intelectual y su carácter filosófico. Sus versos no sólo incorporan la rica tradición mística iraní, sino que se aproximan al Zen japonés, al pensamiento hindú e incluso a nuestro San Juan de la Cruz. No porque sí el filósofo Darius Shayegan, en el preliminar, emplea, refiriéndose a él, la expresión "noche oscura del alma". Dice:
"Que nuestro tiempo sea un tiempo de angustia o un tiempo de espera o una noche oscura del alma no cambia nada de lo esencial; el poeta o el pensador tiene que descubrir solo lo que le ha sido legado desde el origen: el mensaje del Amigo y la fuente de donde manan los mitos de la tierra".
He oído interpretaciones diversas de los poemas de Sepehrí, pero para mí lo importante es una tendencia al bien universal, a la unión en la armonía, y no puedo separar ese sentir de nuestros místicos. Ese Amigo, que surge en sus poemas equivale al Amado de San Juan; su alba, a los "levantes de la aurora", y sus "labios proferentes del agua" que "emitirán destellos" a los "semblantes plateados" de la “cristalina fuente" del místico de Fontiveros, por no mencionar el tema general de las aguas, siempre "a la vista" en sus poemas.
Todo lo que está al alcance de los ojos comporta una epifanía, todo son espejos donde se puede captar la "unicidad del ser". Ahí se sitúa este poeta y por ello sus imágenes son con frecuencia visionarias y su orientación es el bien universal y la unión en la armonía.
Sepehrí, pues, se sitúa así en uno de los planos más positivos del pensamiento de nuestros días y lo hace desde la modernidad, con trazos con frecuencia surrealistas, siempre desde su propia raíz. Partiendo del hoy se remonta, por lo menos, a Sohravardi, el "maestro de la teosofía oriental" que reunió los nombres de Platón y Zaratustra en una mística de la luz.
Entre las obras de Sepehrí destacan, junto al extenso poema Los pasos del agua, cuya traducción incluí en la antología Tres poetas persas contemporáneos, los dos libros que hemos reunido en el libro que presentamos Espacio verde, y Todo nada, todo mirada (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo) .
"Nuestra misión/ no es averiguar el secreto de la rosa/.../es, tal vez,/ nadar en el hechizo de la rosa", escribió el poeta. Y esto es lo que ahora nos proponemos: dejar toda explicación para sumirnos en la emoción que el poema despierta.
Clara Janés firmando ejemplares de la obra