Nació en 1935 en Teherán, en pleno proceso de occidentalización. Se casó a los dieciséis años y, al año siguiente, tuvo a su único hijo, Kamyar, cuya custodia le fue retirada tras su divorcio en 1954. En 1955 publicó su primer libro de poemas, La cautiva, al que siguió un año después, El muro. Su vida independiente y libre fue motivo de escándalo en los cerrados cenáculos literarios. En 1958 publicó su tercer poemario, Rebelión, e inició una relación sentimental con el cineasta y escritor Ebrahim Golestan, quien, en 1962, produjo la primera película de Forugh, La casa negra, un breve documental sobre la leprosería de Tabriz, que el crítico Mohsen Majmalbab definió como «la película más bella del cine iraní». En 1964 publicó Nuevo nacimiento, un hito en la poesía persa contemporánea. Su prematura muerte, en 1967, cuando tan solo contaba 32 años, dio paso al reconocimiento de su obra. Como afirma el joven poeta Mohsen Emadi: «… todas las corrientes de la lírica se consideran más en deuda con su obra que con la de Ahmad Shamlu, el padre de la poesía persa contemporánea».
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Nació en 1935 en Teherán, en pleno proceso de occidentalización. Se casó a los dieciséis años y, al año siguiente, tuvo a su único hijo, Kamyar, cuya custodia le fue retirada tras su divorcio en 1954. En 1955 publicó su primer libro de poemas, La cautiva, al que siguió un año después, El muro. Su vida independiente y libre fue motivo de escándalo en los cerrados cenáculos literarios. En 1958 publicó su tercer poemario, Rebelión, e inició una relación sentimental con el cineasta y escritor Ebrahim Golestan, quien, en 1962, produjo la primera película de Forugh, La casa negra, un breve documental sobre la leprosería de Tabriz, que el crítico Mohsen Majmalbab definió como «la película más bella del cine iraní». En 1964 publicó Nuevo nacimiento, un hito en la poesía persa contemporánea. Su prematura muerte, en 1967, cuando tan solo contaba 32 años, dio paso al reconocimiento de su obra. Como afirma el joven poeta Mohsen Emadi: «… todas las corrientes de la lírica se consideran más en deuda con su obra que con la de Ahmad Shamlu, el padre de la poesía persa contemporánea».