Adonis: «La historia del islam está llena de sangre»

El escritor, candidato al Nobel del mundo árabe, charla con ABC en Madrid, donde ha recibido la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes

Diego Doncel - Madrid - 17/09/2022

 

 

Adonis-Medalla de Oro del CBA
Foto: Ángel de Antonio

 

Han quemado sus libros, han tratado de silenciarlo, pero Adonis (seudónimo de Ali Ahmad Said Esber) continúa siendo la conciencia crítica del mundo árabe, a la vez que su más grande poeta vivo. Su grandeza está más allá de haber recibido premios como el Goethe, el Grinzane Cavour, el Max Jacob, la Medalla Picasso o la Medalla de Oro de Círculo de Bellas Artes, entre otros muchos; su grandeza está más bien en el hecho de darle a la poesía una dimensión de transcreación de la realidad, de hacer del poema una forma de conciencia y, por tanto, algo que se opone a los dogmatismos religiosos, tecnológicos o políticos. Hay pocos poetas en cualquier lengua que hayan hecho de la libertad un idioma, y que se hayan convertido en guías que nos enseñan a transitar los caminos del siglo XXI. Eterno candidato al premio Nobel, es una figura irreductible, especialmente lúcida para poner el dedo en las llagas de nuestro tiempo.

 

Está sentado junto a mí, con esa juventud que sobrepasa los noventa años. Es el hombre que no encontró un sitio en Siria, el que huyó del Líbano cuando este país se suicidó en una guerra interminable, el que llegó como un prófugo a Francia con una maleta llena de poemas, el que vivió perplejo desde su casa en un bloque de gran altura el baño de sangre en la redacción del Charlie Hebdo o cómo sus compatriotas eran empalados por el Dáesh. Junto a una taza de café nunca pierde la sonrisa, tampoco la esperanza. Escribe poesía para eso, para crear un mundo nuevo.

 

—Hemos asistido al último acto de violencia del islamismo radical, el intento de asesinato de Salman Rushdie, ¿cómo lo ha vivido?

 

—Me une a Salman Rushdie una relación de amistad, nos conocemos desde hace mucho tiempo. Cualquier asesinato o intento de asesinato a un intelectual dentro del mundo árabe, como en este caso, es condenable.

 

—¿Cuál es la raíz, el fundamento de esa violencia contra un ser humano y la idea de asesinarlo por el hecho de escribir un libro?

 

—La violencia tiene su raíz en el monoteísmo, en las religiones. Es consecuencia de su historia violenta. Quien conoce la verdadera historia del islam, del islam como una institución, sabe que el islam siempre ha vivido en la violencia y todos los pensadores, todos los poetas siempre han tenido que vivir en los márgenes, y solo desde ahí han podido escribir y criticar. Algunos han sido apaleados, otros asesinados y a otros les han quemado los libros. Todos los poetas, los grandes poetas árabes han sido siempre antirreligiosos. Ellos fueron los que crearon el verdadero pensamiento árabe.

 

—Eso significa que la violencia en el mundo árabe viene desde el momento en que triunfa una idea de religión.

 

—Sí, la historia del islam está llena de sangre. Sin embargo hay que tener en cuenta que los intelectuales, los escritores árabes de nuestra época se han posicionado críticamente frente a esto, y en el caso de la actualidad han criticado abiertamente este intento de asesinato de Rushdie.

 

—Lo político y lo poético están continuamente dialogando en su obra. Y uno de los temas fundamentales es el dogmatismo.

 

—El dogmatismo es lo contrario a la poesía. El dogmatismo es lo único, la poesía lo múltiple, lo abierto. En el mundo de hoy no hay libertad absoluta. Siempre que haya un dogma desaparece la libertad. Por eso creo que no puede haber un gran poeta que escriba desde la religión. La poesía es una pregunta y la religión es una respuesta.

 

—Nosotros tenemos a San Juan de la Cruz.

 

—Nos equivocamos en la lectura de San Juan porque él no escribe desde dentro de la institución religiosa, sino desde otra parte. Quien sí está dentro de esa institución es Dante. Dante es religioso, racista y esto no se critica, no se pone de manifiesto por parte de los estudiosos. La importancia de Dante para mí reside no en su poesía, sino en su uso del lenguaje, fundó un nuevo lenguaje para Italia. Sin embargo, la historia y el canon literario no menciona a un poeta de la talla de Al Maarri, que fue quien influyó en Dante a la hora de escribir la 'Divina Comedia', y que fue más humano y más abierto.

 

—En el mundo árabe, ¿ hay un problema de libertad?

 

—En este sentido me gusta recordar a Rimbaud: la libertad debe ser libre. No, no hay libertad, y ni mucho menos una libertad libre. Tampoco ese tipo de libertad se da hoy en Occidente, en Occidente hay libertad pero no sabemos cuál es la verdad de las cosas, sean cosas de la política o de la economía. Todo se oscurece.

 

—Es ahí, para usted, donde la poesía juega un papel decisivo. Frente a los discursos científicos, políticos, tecnológicos, periodísticos de hoy, la poesía es un territorio moral porque indaga en una realidad abierta.

 

—La poesía es una conciencia crítica en medio de todos esos discursos. La poesía no puede ser nunca institucionalizada, ni siquiera para la revolución, porque la revolución la devora. La poesía es como el amor, nunca el amor puede ser un medio. A lo largo de la historia tanto la religión como las ideologías han tratado de convertirla en un medio al servicio de la institución, hay poetas que han entrado en este juego y han fracasado.

 

—Yo creo que usted ha convertido la poesía en el motor del cambio que se espera en este tiempo. Incluso aspira a vivir poéticamente y ese vivir lo convierte en el nuevo horizonte moral no solo para el ser humano, sino también para las realidades políticas o tecnológicas.

 

—Le agradezco la lectura profunda que hace de mi poesía. Debemos reconsiderar absolutamente todo en este mundo porque hay un estado de confusión, de ceguera, sobre todo en la relación que establecemos con las cosas, con la cultura. En la lengua árabe la palabra máquina y la palabra Dios se escriben igual. Todo lo hemos convertido en una máquina, en el islam Dios es una máquina.

 

—¿También el islam ha convertido la historia en una máquina?

 

—El islam y el cristianismo. El ser humano está en retroceso en el sentido espiritual en contraposición a sus avances en el campo tecnológico. Debemos preguntarnos por qué no hay grandes intelectuales hoy que nos hagan conocer nuestro pasado y nuestro presente. No hay un Aristóteles, ni un Platón, ni un Homero. Por eso debo afirmar que el problema está en los intelectuales, que están cegados para ver este problema.

 

—¿Es usted pesimista respecto a los intelectuales en el mundo actual?

 

—Son pocos los que merecen la pena. Los que nos pueden guiar en este cambio, por eso soy pesimista. Por ejemplo, no podemos distinguir cuál es la verdad o cuál la mentira. Se ve en los medios de comunicación.

 

—Después de todo esto que estamos tratando, ¿es posible crear una modernidad en el mundo árabe?

 

—Las palabras moderno y renovación existían en la lengua árabe desde el siglo VIII, y no existían en otras culturas. Sin embargo, hay que mirar la situación de los árabes hoy día, imitan toda la modernidad de Occidente pero sin mirar su pasado y su patrimonio. En cualquier caso esa modernidad nació desde dentro de Occidente, y Occidente estaba preparada para asumirla. El mundo árabe no está preparado para una cosa así.

 

—¿Y la juventud, y la mujer?

 

—Estoy muy entusiasmado con nuevas voces femeninas que están surgiendo en la poesía árabe. Ellas han podido hacer una ruptura con el patriarcado, el machismo y la religión.

 

—¿De dónde surgen? ¿Viven en Occidente o dentro del mundo árabe?

 

—Viven en el mundo árabe, pero en los márgenes. Están desarrollando su obra lejos de los centros de poder, en los pueblos. Son poetas que escriben con el cuerpo, con su propio dolor y sus propios sueños, por eso me emocionan.

 

—Me alegra, porque parece que la cultura árabe estaba destinada a producir religiosos más que intelectuales.

 

—Occidente ha propiciado que el mundo árabe se reduzca a un tema religioso. Precisamente a esa tradición negativa y fundamentalista donde no cabe el pensamiento libre del intelectual. Occidente ha propiciado la máquina de Alá.

 

—¿Qué ocurre con los árabes que viven en Europa? ¿Por qué Francia se ha convertido en el centro del terrorismo islámico?

 

—No soy experto, solo un mero observador. Pero no me sorprende lo que ocurre en Francia si atendemos a la precariedad de estos tiempos: la falta de trabajo, la pobreza, que abonan la radicalización. Esas miserias destruyen al musulmán moderado y hacen que se vincule con los extremismos.

 

—Usted ha sufrido ese extremismo, ¿cómo se ve siendo víctima?

 

—Los conozco demasiado bien. Sé cómo son. El mundo que quieren crear. Con mi poesía y con mi pensamiento intento combatirlos, hacer que nazca algo distinto.

Se queda en silencio frente a la taza de café. Mira a su nieto, el poeta Jaafar Al aluni. Pienso que ellos dos, desde distintas generaciones, comparten un mismo destino, las mismas cartas marcadas de una historia llena de víctimas y de verdugos, de exilios y de búsquedas. Cada uno desde su edad quiere crear las condiciones del cambio, del futuro, porque tal vez como dice Adonis: «El progreso es una obra humana, cuyos fundamentos son la creación y el cambio. Está estrechamente ligado con el futuro. La cultura que solo considera el porvenir como una reescritura del pasado no ve el progreso en sí mismo. Desgraciadamente, mientras que semejante visión siga imperando en la sociedad árabe, podemos decir que la regresión no hará más que avanzar».

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