POLÍTICA EXTERIOR Y DERECHOS HUMANOS
Este blog lo dedicamos, fundamentalmente, a hablar sobre nuestro libros, autores y traductores, y muy raramente haremos uso de él para tratar otros temas, pero tampoco lo excluimos. Viene esta reflexión a cuento de un reciente tweet del nuevo ministro de Asuntos Exteriores español (@jmalbares "Trabajo por l@s español@s en Europa y el mundo") en el que se vanagloria: "Llamo a consultas a nuestra embajadora ante los ataques a España y por la violación sistemática de derechos fundamentales del pueblo de Nicaragua". Nos hemos preguntado si esa contundencia y esa preocupación por los derechos humanos se ejerce solo en el caso de las antiguas colonias españolas y si no debería ejercerse también en el caso de la cooperante española Juana Ruiz, detenida desde hace ya cuatro meses por tropas israelíes en los territorios ocupados de Palestina, en el distrito de Belén, en condiciones que constituyen una afrenta a los derechos humanos y a los principios jurídicos más elementales.

Reproducimos a continuación el artículo de Teresa Aranguren publicado en InfoLibre en el que denuncia el secuestro de la cooperante española.
La detención de Juana
Teresa Aranguren @TereAranguren Publicada el 09/08/2021 a las 14:07
Si no hay un nuevo aplazamiento, que ya van tres, Juana Ruiz irá a juicio este 10 de agosto. Ante un tribunal militar israelí. Al igual que a toda la población palestina de los territorios ocupados, a Juana se le aplica la legislación militar, no así a los colonos para los que rige la justicia ordinaria. Es una de las manifestaciones del régimen de apartheid que Israel ha impuesto en territorio palestino. Y conviene recordar que las colonias, todas, son una violación flagrante de la legislación internacional y, según los términos de la Convención de Ginebra, al ser acciones que buscan “trasformar la demografía” del territorio ocupado en beneficio de la potencia ocupante, pueden ser consideradas “crímenes de guerra”. Pero esa es otra historia o quizá no.
A Juana la detuvieron bajo una figura supuestamente legal: “Detención con propósito de interrogatorio” por la que se puede arrestar a una persona sin comunicarle los cargos de los que se le acusa durante un periodo máximo de 75 días, lo cual es ya una aberración jurídica aunque no tan escandalosa como la fórmula de la detención administrativa que Israel aplica a la población palestina bajo ocupación militar y que supone una detención sin cargos prorrogable de seis en seis meses, indefinidamente. Hay casos en que esta prórroga ha durado años.
De cualquier modo, de lo que se trata es de dar envoltura legal a lo que es un atropello de los derechos humanos y una presunta justificación jurídica a las prácticas atroces de la ocupación. Hay todo un entramado legislativo diseñado para justificar lo injustificable, desde la tortura hasta el robo de la tierra. Por poner un ejemplo recordaré la llamada “ley de la propiedad de los dueños ausentes” dictada al poco de la creación de Israel que permitió al nuevo Estado quedarse con las propiedades de todo palestino que estuviera fuera de su vivienda en la fecha en la que se proclamó el Estado, 15 de mayo de 1948. Esto afectó a los bienes de todos aquellos que habían sido expulsados de sus hogares en las operaciones de “vaciado de población palestina” llevadas a cabo por milicias sionistas, luego ejército israelí, en los meses previos y posteriores a la creación del Estado de Israel y a quienes, sin salir de Palestina, huyeron de las zonas de combate hacia lugares más seguros en casas de parientes o en una segunda residencia en el campo. Desde humildes labranzas a grandes mansiones, todo pasó a manos del recién creado Israel. Sus dueños nunca han podido recuperarlas. La ley de la propiedad de los dueños ausentes nunca ha sido derogada. Una ley para cubrir la limpieza étnica y el robo de la tierra.
De entonces hasta ahora los métodos quizás se han refinado, pero el objetivo sustancialmente sigue siendo el mismo: eliminar o cuando menos reducir al mínimo la presencia palestina, la del pasado y la del presente, la que existió y la que existe y resiste en tierra palestina.
La detención de Juana tuvo lugar en la madrugada del 13 de abril. 20 soldados israelíes armados hasta los dientes irrumpieron en su casa en Beit Sahur en el distrito de Belén y se la llevaron. Ni siquiera tuvo tiempo de recoger sus gafas. Durante tres semanas estuvo detenida sin cargos y sin que nadie de su familia pudiera visitarla. Su marido, Elías Rismawi, médico palestino de Belén, se presentó cada día a las puertas de todas las prisiones en las que estuvo detenida sin saber aún de qué se le acusaba.
Finalmente, ya en mayo, se formalizaron los cargos: tener vínculos con una organización ilegal y desvío de fondos para financiar dicha organización. Se trata del Frente Popular para la liberación de Palestina (FPLP), un partido político de raíz marxista fundado por el médico cristiano George Habash en los años 60, cuando la lucha armada para recuperar la tierra de la que habían sido expulsados formaba parte sustancial de la estrategia de las organizaciones palestinas. El Frente, así se le conoce popularmente, es, junto a FATAH, la formación política más antigua de la resistencia palestina y tuvo entre sus filas figuras tan relevantes como el gran escritor Gassan Kanafani asesinado por el Mossad en Beirut en 1972. En la actualidad, el FPLP que, al igual que el resto de partidos políticos palestinos, ha ido evolucionando con el tiempo, es una formación de izquierdas con representación parlamentaria más bien escasa pero con un notable prestigio social. El hecho de que, a instancias de Israel, Estados Unidos y la Unión Europea hayan incluido al FPLP en su listado de organizaciones terroristas, lo ha convertido en excusa perfecta para criminalizar toda actividad social, humanitaria, asistencial o política de carácter progresista.
Israel siempre ha preferido a las organizaciones islamistas frente a las formaciones tradicionales del movimiento nacional palestino de carácter laico y modernizador; esgrimir la amenaza islámica es un método muy eficaz para acallar críticas, queda mejor decir que se está en guerra contra Hamás que contra una población indefensa y atrapada, mientras una lluvia de bombas cae sobre Gaza. Además los términos político-religiosos están en sintonía con la ideología que sustenta el Estado que se proclama “Estado judío” y cuyas leyes establecen una clara diferencia entre ciudadanos judíos y no judíos porque solo los primeros pueden ser considerados miembros de “la nación judía”.
No son las mezquitas lo que inquieta a las autoridades israelíes, sino las asociaciones de mujeres, los centros culturales, las fundaciones que fomentan la investigación, las bibliotecas, los grupos de teatro, los círculos de escritores, los sindicatos de campesinos y pescadores, las agrupaciones de abogados y juristas, las asociaciones de periodistas, las ONG que trabajan en proyectos educativos o sanitarios…En los últimos meses varias organizaciones de carácter humanitario y social han sido intervenidas por el ejército israelí en Cisjordania, entre ellas la Asociación de mujeres de Ramala, la ONG ADAMER que atiende a los presos palestinos en cárceles israelíes, la Unión de Comités de Trabajo Agrícola, el Centro para la Investigación y el Desarrollo de Bisan, la DCI una ONG en Defensa de la Infancia y los Comités de Trabajadores de la Salud (HWC ) donde desde hace décadas trabaja Juana Ruiz. En plena pandemia y en pleno proceso de vacunación, las 14 clínicas que HWC regentaba y que estaban llevando a cabo ese trabajo en Cisjordania han sido cerradas por el ejército israelí. Todo aquello que promueve el desarrollo y la cohesión de la sociedad palestina termina resultando sospechoso para las autoridades israelíes. La estrategia es acabar con todo aquello que permite a la población palestina resistir la atrocidad cotidiana de la ocupación, quebrar las redes de solidaridad interna que, pese a todo y frente a todo, hacen que la sociedad palestina no se hunda en la desesperanza. Y también, minar los vínculos de cooperación entre la sociedad palestina y Europa, ya que los fondos supuestamente desviados por la organización HWC y los de la mayoría de ONG palestinas provienen básicamente de la UE.
A este respecto y en respuesta a una pregunta de la europarlamentaria Soraya Rodríguez, el representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha afirmado que “no ha encontrado pruebas fundamentadas de uso indebido o desviación de fondos en Palestina”. La respuesta de Borrell, pronunciada apenas tres días antes de la fecha fijada para el juicio, parece echar por tierra las acusaciones israelíes o cuando menos indica que la UE no se las traga. Lo cual es reconfortante en tanto que europeos pero escasamente eficaz a la hora de cambiar la estrategia de la ocupación israelí.
Juana Ruiz es ciudadana española y por tanto europea y es de suponer que tanto el Gobierno de España como las instituciones de la UE están realizando gestiones que el lenguaje diplomático suele calificar de discretas, por no decir secretas, ante el Gobierno israelí. No dudo de la buena fe de quienes llevan a cabo esas hipotéticas y discretas gestiones, pero eso no basta. Esta no es una cuestión de soberanía y respeto a las leyes de otro país porque las leyes que Israel aplica en los territorios palestinos ocupados, las que está aplicando en el caso de Juana Ruiz, no son respetables, son leyes coloniales, leyes que avalan el apartheid, el castigo colectivo y en muchos casos el crimen de guerra. Esta es una cuestión de derechos humanos y frente a eso no cabe la discreción ni el silencio.
Juana Ruiz está a punto de cumplir 63 años y, desde hace más de 30, vive con su familia en Beit Sahur, en el distrito de Belén, en la Cisjordania ocupada; esta española de Palestina o palestina de España es una persona muy querida por sus vecinos y por todos aquellos, sean cooperantes, periodistas o simples viajeros, que han pasado por Belén y por su casa. Porque su casa, hospitalidad árabe o hispana o ambas a la vez, siempre está abierta al visitante y al amigo.
Esta mujer afable y solidaria lleva encarcelada cuatro meses y va a ser juzgada por un tribunal militar israelí en virtud de una legislación colonial diseñada no para impartir justicia, sino para aplastar todo indicio de resistencia a la ocupación militar de Palestina.
artículo completo en infoLibre
Palestina, art i resisténcia contra l'apartheid, Xavier Montanyà en VilaWeb*
Ediciones del Oriente y del Mediterráneo ha publicat fa poc un llibre de referència sobre el dibuixant i la seva obra: Palestina, arte y resistencia en Naji al-Ali. És una edició excel·lent, amb un recull significatiu dels seus dibuixos, textos de l’assagista i guionista de còmics Antonio Altarriba i de la periodista especialista en el món àrab Teresa Aranguren. Tot combinat amb fragments d’entrevistes a l’autor emmarcades en el context de la història de Palestina i la seva vida a l’èxode, des del camp de refugiats d’Ain al-Hilweh, fins a l’exili de Londres, passant per Kuwait i Beirut.

Sóc Handala i prometo mantenir-me fidel a la causa
Handala és una icona de la resistència palestina. Un nen de deu anys que va néixer de la mà de Naji al-Ali al camp de refugiats on el dibuixant va viure quan ell i la seva família van ser expulsats de casa seva a Galilea. Ell també tenia deu anys quan les tropes de la Haganà, la principal milícia sionista i embrió del futur exèrcit israelià, van atacar la seva vila d’Ash-Shayara. Era l’1 de maig de 1948, ara fa setanta-tres anys. Tots els habitants van ser expulsats, dinamitaren les cases i aplanaren el terreny amb piconadores. Neteja ètnica. Ash-Shayara ja no figura en el mapa d’Israel.
El nen Naji va ser un més entre les immenses columnes de gent que emprenien el camí de l’èxode carregats amb les poques pertinences que havien pogut salvar dels atacs i la destrossa israeliana. Va créixer al camp d’Ain al-Hilweh, al Líban. Allà es va fer un home i un militant de la causa palestina. Aviat el van empresonar. El seu primer acte de resistència fou convertir les parets de la seva cel·la en un quadern de dibuix: “Vaig començar a dibuixar a les parets el que recordava del meu país i el que veia atrapat en els ulls de la gent… Les parets convertides en teles. Trossos de carbó feien de brotxes i pinzells.”
I així, un dia, va néixer el nen Handala, el nen que ell era, o el que havia deixat de ser quan els israelians van arrasar el seu poble i els van fer fora. Les primeres paraules del seu alter ego dibuixat van ser: “Sóc Handala, del campament d’Ain al-Hilweh, i prometo solemnement mantenir-me fidel a la causa.”

En una entrevista al diari Al-Muwayaha, Naji al-Ali explicava els seus orígens. En tradueixo un fragment llarg pel valor i el significat que té avui: “Sóc del campament d’Ain al-Hilweh, un campament com qualsevol altre. Els fills dels campaments són fills de la terra de Palestina. No eren comerciants ni propietaris: eren agricultors que, quan van perdre la terra, van perdre la vida i se’n van anar als campaments. La gran burgesia no va venir a instal·lar-s’hi. Els fills dels campaments són els que s’hi han exposat a la mort i a tota mena d’humiliacions i situacions d’opressió. Hi ha famílies senceres que han caigut màrtirs en els nostres campaments, i aquests palestins són els que m’importen, fins i tot quan sóc lluny dels campaments per la feina.”
Al principi, Handala parlava, però, amb el temps, a mesura que les atrocitats contra el seu poble augmentaven i el món girava la cara per no veure-les, Handala també es va girar d’esquena al món. Amb aquesta actitud ha esdevingut el gran símbol de la resistència palestina. “Handala va néixer amb deu anys i sempre tindrà deu anys. És l’edat que jo tenia quan vaig deixar el meu país, Handala només creixerà quan torni a Palestina”, deia el dibuixant. “Al principi era un nen palestí, però la seva consciència es va desenvolupar per tenir un horitzó nacional i després global i humà. És un nen simple però dur, i per això la gent el va adoptar sentint que representava la seva consciència.”
Un dia, l’escriptor palestí Ghassan Kanafani, que més tard va cofundar el Front Popular per l’Alliberament de Palestina (FPAP), va visitar el campament per participar en unes jornades de debat. Ell també havia estat expulsat de Palestina essent un nen, vivia a Beirut i dirigia la revista Al-Hurriya (La Llibertat). Els dibuixos de Naji al-Ali el van captivar i decidí de publicar-ne uns quants a la revista. Eren anys d’efervescència política, es començava a pensar a “recuperar Palestina”. La consciència col·lectiva despertava amb una nova generació, la d’al-Ali, que, pels seus dibuixos i activisme, aviat va ser processat i va passar unes quantes vegades per les presons libaneses.

L’assassinat de l’escriptor Ghassan Kanafani
El 1963, Naji al-Ali va emigrar a Kuwait i va passar a publicar al setmanari Al-Talia. La seva fama i la d’Handala es van anar estenent per tot el món àrab, en consonància amb els problemes judicials i policials de l’autor, que ja s’hi anava acostumant. Va tornar a Beirut l’any 1974, dos anys després de l’assassinat del seu amic i mentor Ghassan Kanafani a trenta-sis anys. Un escamot del Mossad el va matar amb un cotxe bomba, amb la seva neboda Lamis de disset anys, davant de casa seva a Beirut, el 8 de juliol de 1972.
El 1975, va esclatar la guerra civil libanesa, que durà quinze anys. La resistència armada palestina va ser un factor molt important. L’exèrcit israelià envaí el Líban el 1978 i el 1982. El campament on vivia la família de Naji al-Ali era un dels més combatius. Van oferir una resistència tan titànica que els caps militars israelians no es va atrevir a entrar-hi per terra. Tant els feia. Els van atacar per l’aire, bombardant massivament els estrets carrerons del campament.
Després de dos mesos de durs enfrontaments a tot el país, es va signar un acord de pau, sota els auspicis de Ronald Reagan, i milers de guerrillers de l’Organització per a l’Alliberament de Palestina (OAP) van abandonar el Líban.
Dues setmanes després, les Falanges Libaneses van arrasar els campaments de Sabra i Xatila, a Beirut, on van massacrar entre vuit-centes persones i tres mil cinc-centes. Tenien ordres de netejar de terroristes els campaments. L’exèrcit israelià va ser indirectament responsable d’aquell acte qualificat de genocidi per l’ONU. Ariel Sharon era el ministre de Defensa. Es va veure obligat a dimitir, però continuà al govern com a ministre sense cartera.

L’èxode etern: Beirut, Kuwait, Londres
Anys a venir, les coses es van anar complicant per als palestins i els dibuixos de Naji al-Ali es tornaren més amargs i corrosius. Les seves crítiques als invasors israelians es van anar ampliant als xeics del petroli aliats de Washington, Henry Kissinger, els règims àrabs, la burgesia palestina, els polítics àrabs, els alts funcionaris de l’OAP, la divisió i el sectarisme als campaments… Al-Ali criticava la retòrica de l’arabitat buida de contingut polític i l’aliança de les oligarquies àrabs amb les potències internacionals que explotaven el petroli i, de retruc, defensaven, militarment i diplomàticament, l’ocupació israeliana de Palestina.
Mentrestant, el nen Handala, d’esquena, encongit d’espatlles, s’ho continuava mirant impertèrrit i tirant en cara al món el seu obscè silenci.
Naji al-Ali era un activista, no va ser mai un home de partit, tot i la seva simpatia pel Front Popular d’Alliberament de Palestina del metge George Habash, marxista i panarabista. El FPAP, junt amb Al-Fatah, són les principals organitzacions de l’OAP. Amb la invasió del Líban, a Naji al-Ali la vida se li va fer més complicada i perillosa. S’exilià novament a Kuwait, d’on va ser expulsat el 1985 i va acabar instal·lant-se, finalment, a Londres. En tots aquests anys, no va deixar mai de publicar, i va esdevenir una veu de la consciència crítica palestina internacional. Tenia seguidors i enemics per tot arreu. El seu delicte era expressar-se lliurement, criticar i dibuixar. La seva arma era el llapis.

El 22 de juliol de 1987, a la porta del diari Al-Qabas International on treballava, un home se li va acostar per l’esquena i li disparà al cap. Naji al-Ali morí en un hospital de Londres després de quatre setmanes en coma. Tenia cinquanta-un anys. Va ser enterrat al cementiri de Brookwood, a Surrey. Ningú no va reivindicar mai l’atemptat. No es va identificar mai l’assassí.
“No tinc cap més alternativa que morir o deixar de dibuixar, que també és morir”, havia dit Naji al-Ali.
Mesos després, el desembre de 1987, els joves de Gaza van començar la Intifada de les pedres contra els militars israelians. El petit Handala va ser un dels símbols d’aquella revolta. És com si Handala hagués estat assenyalant durant anys el camí als nens de les pedres. Com si Handala no hagués pogut més i s’hagués revoltat, atacant l’enemic amb l’única cosa que tenia al seu abast: les pedres. Els joves palestins el dibuixaven als murs, el duien a les samarretes, als clauers. Handala, sempre d’esquena, encongit, callat, pensatiu, va ser un testimoni excepcional de la Intifada i de tot el que ha succeït després al poble palestí. El seu autor, Naji al-Ali, ja no era viu per a veure-ho. El món continuava, i continua, mirant cap a una altra banda.

71 años después de la Nakba (el Desastre) que expulsó al pueblo palestino de sus tierras
Con motivo de conmemorarse el 71 aniversario de la Nakba, Casa Árabe ha organizado un acto el próximo 14 de mayo:
"La Nakba continúa en Palestina: cómo lidiar con ella" en el que participará Johnny Mansour, coautor de Contra el olvido: una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba, 1889-1948, libro en el que también participan Teresa Aranguren, Sandra Barrilaro, Bichara Khader y está prologado por Pedro Martínez Montávez. Antes de la conferencia, a las 18:30 horas tendrá lugar la proyección del documental Gaza, de Carles Bover y Julio Pérez (El Retorno Producciones. 2018. 18 mins). Ganador del Goya al mejor Corto Documental en 2019.
Podéis encontrar toda la información del acto aquí
Al día siguiente, 15 de mayo, Teresa Aranguren y Sandra Barrilaro presentarán Contra el olvido en colaboración con el espacio Urbana 6 en Toledo y el viernes 17 de mayo lo harán en Toro, con la complicidad de la Asociación Cultural para la Promoción de la Cultura en la Comarca de Toro.