La iraquí Alia Mamduh busca a una artista desaparecida en su nueva novela, por Lydia Hernández Téllez

Madrid, 3 jun (EFE).-

Alia Mamduh salió de Irak hace décadas con intención de encontrar una belleza que anhelaba y que no encontraba en su país natal. «Hay cosas muy feas -la hipocresía, las mentiras- que no solo me han obligado a marcharme de mi país, sino que me obligaron a escribir», confiesa en una entrevista con EFE.

Esas mismas razones hicieron que, muchos años antes, otra mujer se marchase de Bagdad: Afaf Ayyub Al, artista polifacética a la que Mamduh dedica su última novela, «Al-Tanki, tras las huellas de una mujer iraquí», que esta semana se presentó en la Casa Árabe de Madrid.

«Afaf era una mujer real», explica la escritora en la entrevista. «Quizá soy la primera autora árabe que ha elegido un personaje real», añade.

Afaf salió de Irak en 1979 para exiliarse en París y desde entonces permanece desaparecida. La novela gira alrededor de la búsqueda de esta pintora, escritora, arquitecta, cantante y deportista por parte de su familia más cercana.

«Todos los personajes que aparecen a lo largo de la novela están preguntando al doctor Carl Valino para descubrir dónde se ha ido Afaf, pero en realidad se están buscando a ellos mismos, porque todos están perdidos. Son siete personajes y cada uno tiene una desgracia personal», adelanta la autora.

Confiesa que, en esta nueva narración, la búsqueda de Afaf esconde algo más: «Todas las personas están buscando algo, puede ser una simple ilusión, un sueño. Incluso sabiendo eso, están contentos de perseguir esa ilusión, porque nos mantiene vivos», afirma.

UN LIBRO «COMPLICADO DE LEER»

La escritora, actualmente afincada en París, es reconocida por jugar y experimentar con el lenguaje árabe, lo que le permite «huir de la realidad en la que estamos. El mundo que nos rodea nos obliga a buscar algo para escapar», explica.

Eso ha llevado a que su libro se considere como complicado o difícil de leer, tal y como aventura la reciente publicada traducción en español. Y Mamduh está de acuerdo con esa apreciación.

«El libro es difícil de leer si lo comparamos con lo que hay ahora. Los lectores a nivel mundial prefieren los libros fáciles, pero yo he elegido hacer uno que sea difícil, que no esté al alcance de todos», señala.

Fue esa especial complejidad la que la llevó a ser finalista del Premio Internacional Booker en árabe de 2020, siendo la única mujer entre cinco hombres que aspiraba al premio: «Por muchas consideraciones el primer premio lo ganó un argelino, pero conseguí llegar hasta la última fase», recalca.

«LA SITUACIÓN DE IRAK AHORA ESTÁ PEOR»

La historia de «Al-Tanki, tras las huellas de una mujer iraquí» empieza en 1922, según la autora, una época «en la que los misioneros americanos entraron a Irak”, lo que a su juicio demuestra que los americanos «siempre vieron Irak como una tierra a ocupar».

La autora considera que ahora, un siglo después, la situación en su tierra natal es todavía peor y está marcada por la hipocresía social que «se encuentra en la clase política, en los partidos, en todos los líderes del mundo».

«Antes al menos las mujeres podían bañarse en bañador, ahora no pueden hacerlo, ni siquiera les puedes ver la cara», apunta Mamduh a modo de ejemplo.

La exiliada iraquí recoge la violencia contra las mujeres en su novela «Naftalina», reeditada junto a su nueva publicación, en la que recupera la historia de su madre en una mezcla de realidad y ficción.

«Yo casi no conocí a mi madre, falleció cuando tenía tres años, pero he conseguido que viva en esta novela», indica.

«Naftalina» describe la violencia que sufría la madre de Mamduh por parte de su marido.

«Cuando mi padre volvió de Karbala informó a mi madre de que se había vuelto a casar. Aun con esa noticia, mi madre le recibía en casa, le quitaba los zapatos, le lavaba los pies… esa situación la viven algunas mujeres iraquíes todavía y es el culmen de la violencia de género y del maltrato a la mujer», relata la escritora.

Mamduh encuentra en la literatura árabe «un movimiento de mujeres rebeldes que hablan del amor, el sexo, la relación con el hombre. Las mujeres tienen una visión distinta a la de los hombres en estas cosas y espero que los traductores, los especialistas y las editoriales presten atención a las novelas escritas por mujeres árabes». EFE


Regala historias de mujeres que han roto esquemas

 

Si casi desconocidas son en nuestro mundo occidental las mujeres que a lo largo de la historia han escrito, han inventado, han alcanzado metas deportivas, han pintado, más lo son las mujeres que han roto los estereotipos de género en el mundo árabe y oriental.
A continuación os presentamos los libros que consideramos más relevantes sobre mujeres excepcionales de este siglo y del pasado

 

 

Meriem, la primera mujer nómada que pilotó en Mauritania.

Hay días en que me pregunto: ¿esa era yo? ¿He vivido realmente eso? ¿O se trata de otra? ¿O es un sueño? Mi vida en el desierto, las largas travesías con el Grupo Nómada, cuando me cebaron, mis matrimonios con… ¿Todo eso ha existido? Lo veo tan lejano. Y si es cierto que era yo, ¿quién soy ahora?
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/la-hija-del-cazador/

 

 

 

¡Maldita entre las malditas!

Isabelle recorre travestida de caballero árabe las arenas del desierto en busca de su otra identidad: una identidad que no fuera fruto ni de la imposición ni de la herencia ni del sacrificio.
Con el transcurso de los años pasó de la simple búsqueda de la evasión a una idea fija de libertad total"
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/pais-de-arena-relatos-argelinos/

 

 

 

 

Fundadora de la 1ª revista de cómics de mundo árabe "Samandal"

Lena nos cuenta una bella historia de su madre alemana, de Hannover, y relata la "cohabitación pacífica de las contradicciones" que era su familia y su pais, el Líbano. Nos describe una madre fuerte y que encontró su lugar en la ciudad de Beirut durante la guerra de 1982.
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/yogur-con-mermelada-o-como-mi-madre-se-hizo-libanesa/                                        


El periodista que desafía los tabúes de Marruecos

El escritor Hicham Houdaifa aborda temas tabú en su país como la prostitución, la pedofilia, el radicalismo religioso o las mafias de inmigración ilegal.

"Vivimos en un país con diferentes velocidades. Y las mujeres sufren más que los hombres esta situación", denuncia en el Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Su afilada pluma ha llenado páginas de periódicos de temas sobre inmigración, prostitución y pedofilia. Su cuidada narrativa literaria ha puesto en el escaparate la vida de miles de mujeres invisibles. Y su temeridad con el disfraz de investigador ha sacado a la luz un radicalismo religioso que estaba escondido en las aulas. Hicham Houdaifa es de esos escritores con estrella a los que les excita abordar temas tabú en países donde sacarlos a la luz requiere un valor extra. 

A Marruecos nunca le ha gustado que ese lado oscuro se conozca fuera de sus fronteras. Empeña mucho esfuerzo en evitarlo. Por ello el trabajo de Houdaifa (Casablanca, 1969) tiene el doble de mérito. Este periodista y escritor se ha ganado el respeto de la profesión dentro y fuera del reino. Ahora acaban de traducir al castellano su último libro, "A la mujer y a la mula vara dura: las olvidadas del Marruecos profundo" (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), donde cuenta en 120 páginas ocho historias de mujeres, ocho realidades vejatorias que padecen en algunos lugares de su país.

"Estuve cinco meses investigando con la ayuda de ONG independientes (como la Asociación Marroquí de los Derechos Humanos) y haciendo una docena en entrevistas para escribir este libro", cuenta Houdaifa. "Todas las historias fueron muy duras. Las mujeres de Ksar Sountate que fueron torturadas, violadas y olvidadas durante lo que aquí llamamos los años del plomo (reinado de Hassan II, 1960-1999) me conmovieron mucho. Al igual que las chicas de 16 o 17 años, madres solteras, sin esperanza de futuro y con el único deseo de no ver a sus hijos vivir la misma situación".

En sus relatos también habla de las niñas obligadas a casarse, de la trata de mujeres para turistas europeos o de las manos castigadas de aquellas que trabajan en las minas clandestinas. "Vivimos en un país con diferentes velocidades. Y las mujeres sufren más que los hombres de esta situación. Es cierto que en los últimos 20 años tuvimos algunos cambios positivos como el Código de Familia (Mudawana) en 2004. Pero esas reformas, resultado de la presión de las ONG marroquíes, no se promovieron a nivel nacional para convertirse en realidad", explica.

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Farideh Lashai: Llegó el chacal

Coincidiendo con la proyección de su videoinstalación Cuando cuento, estás solo tú... pero cuando miro hay solo una sombra en el Museo del Prado, presentaremos a finales de junio Llegó el chacal, las fulgurantes y emotivas memorias de la gran pintora iraní.

Ficha técnica
autora: Farideh Lashai
título: Llegó el chacal
Prólogo de Ana Martínez de Aguilar
Traducción del persa: Maryam Esmailpour
Colección: transversales, 7
Nº páginas: 176
Formato: 21 x 21 cm
ISBN: 978-84-946564-3-9
PVP: 20 euros
IBIC BGLA Autobiografía literaria
BISAC BIO001000BIOGRAPHY&AUTOBIOGRAPHY/ARTISTS

Estambul es hermosa. Repleta de productos de lujo. Todos intentan vestirse según las revistas de moda occidental, algo que llevo años sin ver por las calles. Parecen los provincianos de Europa. Existe cierta simplicidad en sus rostros. Con eso y con todo, son amables. Una nación oriental, unida por el cordón umbilical a Europa. Los periódicos y las carteleras de los cines están llenos de imágenes de mujeres desnudas. [...]
Cruzo el mar en barco para llegar al aeropuerto. Quiero preguntar algunas cosas sobre el envío de mis pertenencias a ee.uu. Como siempre, tiempo desapacible y frío.
Este mar no me dice nada. No tiene un olor conocido. Como esta gente, como esta lengua, como estas miradas. Me hacía ilusiones en vano considerándolos asiáticos. Su Asia es menor. Me es ajena. Me resultan tan ajenos como aquellos siglos lejanos. Con sus enloquecidas invasiones a lo largo y ancho de la Tierra.
Domingo. Cinco y media de la tarde.
En un parque en Estambul. Mi hija juega con Renate, que está pendiente de ella. Y yo las observo fascinada.
Ojalá se pudiesen dibujar sus rostros felices sobre el reluciente balancín. Y ese enorme árbol tras ellas, este aroma a tierra mojada y mar, ¡qué momento más extraño! Ya no hay rastro de lo desconocido. Es como si lo conociera todo. Más allá de este instante no hay nada que me cause miedo. De sobra sé que todos somos efímeros. [...]
¿Por qué lo que acaece dentro de mí no se desborda con la misma facilidad que los colores de mis cuadros? Paso horas y horas, como sumergida en un agua profunda e inerte. El agua de un mar inalterable por el viento. Somos mis agitaciones y yo que nos sumergimos en el agua. [...]
Pero, ahora, me he acostumbrado a este árbol del polvoriento Fresno. Vengo aquí y me siento seis largas horas a su sombra, sin perder de vista a mi hija, que bajo este tremendo calor se revuelca sobre la arena del recinto de juego de este parque yermo. Mientras juega, no le importan ni el calor ni estas plantas que en nada se parecen al lejano prado verde de la casa de Mashd Robabeh. Y yo sigo con mi sonrisa forzada en los labios. Por las noches, cuando se quiere dormir, con una voz que en la oscuridad representa la felicidad Made in America, le canto:

Llegó el chacal;
Llegó el chacal;
llegaron también los padres del chacal;
llegó a la puerta el chacal;
Con un pañuelo bordado, en la cabeza;
El chacal dice: "soy una ratoncita"
y no me comeré a vuestras pollitas.

Estalló de repente un incendio en aquellas remotas montañas y lo cubrió todo, hasta las florecillas del desierto, dispersas y maliciosas. Había flores de todos los colores. Súbitamente, toda la llanura se tiñó de azul celeste y dos semanas después de amarillo sol, después fue el turno del rojo de los ciclamores y finalmente despuntaron las mejoranas cubriéndolo todo. Se apoderaban de todo el espacio. Te acostabas con este aroma y con él te despertabas, te acompañaba a lo largo del camino y te seguía hasta llegar a la ciudad. Y tu cuerpo seguía oliendo a mejorana durante días. Cuando mirabas hacia abajo, todo el valle estaba cubierto de mejoranas. Tallos finos y jugosos erguidos bajo el cielo, con tanta alegría y orgullo, como si el mundo entero fuese su indiscutible territorio. Y así era. El valle entero les pertenecía.
(fragmentos de Llegó el chacal, de la pintora y artista visual iraní Farideh Lashai, traducidos del persa por Maryam Esmailpour)

Farideh Lashai es la autora de la Obra Invitada que se presenta en el Museo del Prado como parte de la Sección Oficial de PHE 2017. Se trata de una videoinsalación en la que la autora reinterpreta los ‘Desastres de la Guerra’ de Goya. Esta exposición, además, coincide con la publicación en castellano de su autobiografía ‘Llegó el Chacal’ por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Motivos más que suficientes para que Carmen Dalmau nos acerque a la obra y vida de esta gran artista.
‘Cuando cuento estás sólo tú… pero cuando miro hay solo una sombra’ (2012-2013) es la última obra de Farideh Lashai (Rasht, 1944 – Teherán, 2013) . Es una videoinstalación, perteneciente al British Museum, que en esta ocasión ocupa simbólicamente el espacio de una de las salas dedicadas a Goya en el Museo del Prado, comunicada en un ala con el santuario de las Pinturas Negras, en conversación íntima con el Saturno y el Perro semihundido y en la otra con la sala que aloja los lienzos de Goya dedicados al 2 y 3 de mayo de 1808. En el espacio en penumbra convive con una selección de las ochenta y dos estampas grabadas al aguafuerte de los ‘Desastres de la Guerra’, la primera edición de 1863 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
La pieza es una retícula cartesiana compuesta por ochenta fotograbados, que forma en la pared un rectángulo con diez grabados de base y ocho de altura que sirve de pantalla sobre la que se proyecta un video mediante un foco de luz que ilumina los fondos formando un círculo proyectando imágenes en movimiento, desplazándose aleatoriamente al ritmo de un nocturno de Chopin.

Detalle ‘Cuando cuento estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra’.
El espacio en penumbra genera en el espectador la sensación de penetrar en un mundo de sombras, tan presentes en Goya y en Lashai, así como en el título de la obra, inspirado en los versos del poema ‘El entierro de los muertos’ de T. S. Eliot.
El foco que genera las imágenes remite a la idea de luz emanada desde el ojo al objeto para generar imágenes, idea platónica, que nos evoca inevitablemente el mito de la caverna.
El proceso de creación tiene como punto de partida los apuntes de los fondos originales de Goya, alterándolos y adaptando los vacíos, después de eliminar las figuras, creando un escenario que nos remite al teatro y a una idea presente en la artista y expresada por Shakespeare en ‘Como gustéis’: “el mundo es un escenario”, y al tiempo deja entrever la enorme influencia que tuvo para Lashai el teatro de Bertold Brecht, como ella confiesa en su autobiografía.
Continúa el proceso creativo con el fotograbado de los fondos, numerados y firmados, para seguir con el escaneo digital de las estampas de Goya que le permitiría extraer las figuras. Después imprime las imágenes digitales de las figuras en películas transparentes, y llevar a cabo su animación mediante tres capas de video superpuestas.
Es una obra contemplativa que sigue el principio del distanciamiento brechtiano e invita al espectador a reflexionar sobre lo que está observando, e interrogarse sobre cuestiones como la apropiación, o alteración de la obra original de Goya.
La sensación es que el foco, al iluminar por unos instantes, permite la visión de la escena para regresar a las sombras vacías de figuras. Como en el teatro, cuyo principio es la acción dramática, el movimiento que permite el video es una metáfora de la acción.
Los ‘Desastres’ constituyen una serie ordenada narrativamente, en cuya organización pudo intervenir Moratín, igual que en las leyendas son indudablemente de Goya, aunque algunos críticos han advertido una influencia de Ceán.

Francisco de Goya. Los Desastres de la Guerra. Estampa nº 2
La serie y secuencia original de los ‘Desastres’ es respetada por Lashai en el orden de los fotograbados que forman el rectángulo de su pieza.
Farideh Lashai y Francisco de Goya son pintores de encrucijada. Goya en la encrucijada del fin del Antiguo Régimen, en los círculos de la Ilustración y el liberalismo, la revolución, la guerra, el retorno al absolutismo y el exilio.
Lashai participa en la oposición al régimen del Sha de Persia, comprometida políticamente con la izquierda, participa en los movimientos contra la guerra de Vietnam, sufre la experiencia de la cárcel en los años 74-76, asiste a la revolución que derrocó al Sha en 1979 y a la llegada de Jomeini, y al exilio americano en 1984. Vive la invasión iraquí que desemboca en la guerra de Irán-Irak del 80 al 88, los bombardeos sobre Teherán, las Guerras del Golfo desde 1991 y la primavera árabe en el 2011.
También es contemporánea a la ocupación y guerra de Afganistán en los 80, con la que tantas semejanzas podemos trazar con la Guerra Peninsular contra la invasión napoleónica entre 1808 y 1814, de la que surgen los ‘Desastres de la Guerra’ de (1810-1815).
La formación en Alemania de Lashai a partir de 1962, es racional, marxista y agnóstica, que vivencia con la mística de la poesía persa, provocando una disonancia que a veces expresa en su autobiografía como un sentimiento de temor a una actitud de rechazo por los círculos de revolucionarios entre los que transita.
Los intelectuales con los que se relaciona le hacen interesarse por el teatro, la literatura, el cine, la fotografía y la pintura. Sus videos proyectados sobre fondos pictóricos permiten destruir la esencia de la pintura. Entre su producción literaria, poética y ensayística también estuvo la preocupación de género con un ensayo sobre el minoritario papel de la mujer en la Historia del Arte.
Goya y Lashai se insertan en un contexto cultural e ideológico en el que se establecen interacciones entre los artistas, literatos, dramaturgos. Goya convive con los intelectuales ilustrados como Cabarrús, Urquijo, Meléndez Valdés, Moratín, Ceán, Jovellanos y la familia política de su hijo a través de la que conoce a Leocadia Zorrilla, la mujer con la que comparte el exilio en Burdeos y los últimos años de su vida.
La presencia de la enfermedad es otro rasgo común a los dos artistas. El desarrollo de la enfermedad que le conduce a la sordera total, y la grave enfermedad del invierno de 1820, tras la que crea las Pinturas Negras en la Quinta del Sordo, hacen emerger al Goya pintor de la modernidad. Lashai sufre una depresión en 1989, y al año siguiente, con 46 años, le diagnostican un cáncer con el que convive hasta su fallecimiento en el 2013.

Francisco de Goya. Los Desastres de la Guerra. Estampa nº 3
Otra coincidencia con Goya es el predominio de las ideas. Tzvetan Todorov en su obra ‘Goya. A la sombra de las luces’ (2011) afirma que:
“Goya no es solo uno de los pintores más importantes de su tiempo. Es también uno de los pensadores más profundos, al mismo nivel que su contemporáneo Goethe, por ejemplo, o que Dostoyevski, cincuenta años después (…) La imagen es pensamiento, tanto como el que se expresa mediante palabras. Siempre es reflexión sobre el mundo y los hombres. Tanto si es consciente de ello como si no, un gran artista es un pensador de primera magnitud”.
László F.Földényi en ‘Goya y el abismo del alma’ (1993), explica así la serie de los Desastres:
“En esta serie, la guerra no resulta tan horrorosa porque el fuerte vence al más débil, el injusto al justo, es decir, el Mal al Bien. Esta idea podría incluso infundir esperanzas, ya que entonces existiría algún rasero, algún orden, que aunque se haya violado en alguna ocasión, ha seguido existiendo como puro ideal. La serie de grabados de Goya es tan impactante porque para el pintor el orden está perdido; ya no quedan objetivos, ni vencedores, ni vencidos, solo un enfrentamiento caótico: la lucha no se desarrolla en el campo de batalla, sino en el laberinto de la existencia, donde tras el enemigo visible se oculta otro invisible: el destino indiferente”.
Faradeh Lashai y Francisco de Goya, tras haber sido testigos de la intensa violencia desatada en los períodos de guerras, y sus efectos devastadores en los seres humanos, se cuestionan el sentido profundo de una existencia en la que no se entiende nada, dominada por los actos de crueldad. [...]

Artículo completo en clavoardiendo-magazine

El Prado se une a PHE con una obra de Farideh Lashai
La pieza es una revisión de los Desastres de la guerra de Goya

El Museo del Prado presenta, dentro del ciclo “La obra invitada” y como parte de la programación de PHotoEspaña 2017, la videoinstalación Cuando cuento, estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra, una pieza de la artista iraní Farideh Lashai (Rasht, 1944 – Teherán, 2013),  inspirada en los Desastres de la guerra de Goya. Farideh se apropia de los Desastres y los manipula para renovar y actualizar su mensaje, incorporando su propia experiencia de la barbarie, el dolor y la indiferencia.
Se trata de una obra sencilla en su apariencia pero técnicamente muy compleja, que ha implicado a varios departamentos dentro del Museo más allá del de Exposiciones, principalmente a los de Dibujos y Estampas y Restauración de papel. Farideh parte de las estampas de Goya pero vacía las escenas de figuras a través de un escaneado y llama nuestra atención sobre esos fondos vacíos, que ahora podrían pertenecer a cualquier época y situación; luego reelabora las estampas de esta icónica serie para mostrarlas acompañadas por las imágenes que han sido previamente animadas y que ahora se proyectan con un foco de luz en movimiento; como un balón que al rebotar sobre la pared adquiere diferentes ritmos en una coreografía ideada por Lashai que va iluminando los distintos episodios y que nos trae a la mente ese farol con el que Goya iluminó la escena de los fusilamientos del 3 de mayo. El lirismo y la poética de ese movimiento azaroso que va descubriéndonos la obra se acentúa con el acompañamiento de la música de Chopin.
Farideh Lashai es una de las artistas iraníes contemporáneas más relevantes. Procedente de una familia acomodada, tras pasar su infancia en Teherán, en 1962 se trasladó a Alemania para comenzar allí una carrera artística que no abandonaría nunca. Estudia literatura, cine, teatro y conoce a pintores que le introducen en el ambiente artístico, exponiendo en numerosos países. Por su relación con círculos intelectuales de carácter revolucionario, en Teherán fue encarcelada en la prisión de Qasr entre 1974 y 1976. Fue testigo de la revolución de 1979, de la guerra Irán-Irak (1980-1988) y de los levantamientos conocidos como la primavera Árabe (2011), sintiendo enorme preocupación por las consecuencias que acarrearía a las poblaciones. Todos estos acontecimientos, unidos a su profundo sentido de la justicia y el repudio de la violencia, marcaron su mirada y aumentaron su admiración por Goya, cuyas obras resonaban en ella como una herramienta para denunciar los horrores contempláremos y alertar de la repetición de esos desastres. La artista, al igual que su admirado pintor, fue permeable a las ideas de su época a través de su amistad con artistas e intelectuales de su tiempo; en ambos la influencia del teatro fue decisiva y avanzada la vida padecieron enfermedades que suscitaron en ellos una gran introspección.
Cuando cuento, estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra (detalle)
Cuando cuento, estás solo tú… pero cuando miro hay solo una sombra podrá verse hasta septiembre en la sala 66 del Museo, junto a algunas de las estampas de Goya que la inspiraron, entre las Pinturas Negras y El 3 de mayo, en un diálogo que muestra la vigencia y la actualidad del mensaje de Goya dos siglos después. Además, para situar el trabajo de Lashai en su contexto histórico-artístico y analizar su presencia en el Museo, los martes a las 11:30 y a las 16:30 horas se ofrecerán breves explicaciones junto a la obra.
Esta videoinstalación además de poner de manifiesto el interés de la pinacoteca por introducir y exhibir en sus salas obras de artistas contemporáneos que pueden ser entendidas como una aproximación a las colecciones del museo, también manifiesta su interés por hacer más visible el trabajo de las mujeres artistas, siguiendo con la iniciativa que empezó el año pasado con Clara Peeters. “La obra invitada” es un proyecto patrocinado por la Fundación de Amigos del Museo del Prado, que también ha financiado la publicación Llegó el chacal, una autobiografía de Farideh cuya traducción ha sido realizada directamente del farsi por Maryam Esmailpour.
(artículo completo en masdearte.com)

El Prado confronta el último trabajo de la iraní Farideh Lashai con Goya

La instalación está basada en 'Los desastres de la guerra'

Ángeles García / El País / Madrid 30 MAY 2017 - 20:42 CEST

Por más que el tiempo pase, la serie de 82 grabados de Los desastres de la Guerra, de Goya, sigue siendo una de las obras más inspiradoras. Pocos meses antes de morir, la artista iraní Farideh Lashai (Rasht 1944-Teherán 2013) ideó una instalación titulada con unos versos de T.S. Eliot, Cuando cuento estás solo tú….pero cuando miro hay solo una sombra, y constituye una de las últimas interpretaciones del genio español. Propiedad del British Museum, la obra se expone ahora en el Prado (hasta el 10 de septiembre) con una selección de la serie de Goya y junto a las salas que alojan las pinturas negras y Los fusilamientos del 3 de mayo.
La exposición forma parte del programa de PHotoEspaña y ha sido realizada en colaboración con la Fundación de Amigos del Museo del Prado dentro del espacio La Obra Invitada, en el que se confrontan obras maestras del museo con préstamos de otras pinacotecas.
La instalación de Farideh Lashai ocupa toda una pared de la sala 66. Ana Martínez de Aguilar, comisaría de la exposición explica que la artista fotografió cada una de las estampas de Los desastres de la Guerra  y que después suprimió los fondos que acompañan a las figuras en el original. En un segundo paso, elimina también los personajes y los reelabora con tecnología digital. Con la ayuda de la oscuridad y la proyección de un foco que va iluminando cada una de las estampas, las figuras adquieren una nueva animación sin perder nada del discurso original. La luz se mueve al ritmo de un Nocturno de Chopin.
La comisaria llama la atención sobre las muchas similitudes entre la vida de Francisco de Goya y de Farideh Lashai pese a los más de dos siglos de diferencia que les separan. “Los dos comparten el mismo desencanto ante el mundo de los intelectuales que les rodea, ambos han sufrido en primera persona el horror de la guerra y arrastrado al final de sus vidas el dolor y el aislamiento que produce la enfermedad. Para ellos, el arte es la mejor manera de enfrentarse a sus demonios interiores y lo hacen con una formidable furia creativa”.
Venetia Porter, conservadora del British Museum, cuenta que adquirieron la obra en 2014, un año después del fallecimiento de la artista. “Vi la pieza en una feria en Dubái y al momento supe que teníamos que comprarla. Tenemos un departamento especializado en Oriente Medio, con más de 300 obras y la pieza de Lashai, una de las artistas más imponentes en la región, pasó a engrosar nuestros fondos sin que nadie objetara nada”.
Miguel Falomir, director del Prado explicó que esta presencia del arte contemporáneo en el museo prosigue con iniciativas anteriores en las que obras recientes se comparan con las de antiguos maestros y añadió que se avanza también en la presencia de mujeres artistas, después de la exposición dedicada a la pintora flamencaClara Peeters.
Farideh Lashai es una artista ampliamente representada en museos y colecciones de arte contemporáneo en todo el mundo. Poeta y pintora en origen, nació en una familia acomodada en la ciudad de Rasht. En 1962 se trasladó a Múnich para estudiar cine, literatura y teatro. Con Bertolt Brecht como ídolo intelectual, a partir de los setenta se vinculó con grupos intelectuales revolucionarios tanto en Alemania como en Irán. Encarcelada en la prisión de Qasr entre1974 y 1976, fue testigo de la revolución de 1979, de la guerra Irán- Irak (1980-1988). Se exilió en Estados Unidos entre 1981 y 1984 y volvió a Teherán donde vivió el bombardeo de la ciudad en1986. En 2011 seguirá desde el hospital los levantamientos de la primavera Árabe, con enorme preocupación por las consecuencias que podían acarrear a los más desfavorecidos. Un fuerte depresión la afectó en 1989, el mismo año en que le diagnosticaron el cáncer que acabó con su vida en 2013.
(artículo completo en elpais.com)


Los «Desastres de la Guerra» de Goya, deconstruidos y actualizados
El Museo del Prado exhibe una poética videoinstalación de la artista iraní Farideh Lashai inspirada en los grabados del maestro

 

Natividad Pulido Madrid 30/05/2017 00:58h - Actualizado: 30/05/2017 13:20h. Guardado en: Cultura Arte
«No somos el Reina Sofía», advierte Miguel Falomir, director del Museo del Prado. El compromiso de esta pinacoteca con el arte contemporáneo, dice, se limita a aquellos artistas interesados en las colecciones del museo. Es el caso de la iraní Farideh Lashai (Rasht, 1944-Teherán, 2013), cuya última obra, una especie de testamento artístico y vital, realizada poco antes de su muerte, está inspirada en los «Desastres de la Guerra» de Goya. Se trata de una videoinstalación, procedente de las colecciones del British Museum, que forma parte de la serie «La obra invitada», patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado y que está adscrita a PHotoEspaña. Su comisaria, Ana Martínez de Aguilar. Puede verse, hasta el 10 de septiembre, en la sala 66 del Prado, junto a algunas de las estampas de Goya. En las salas contiguas, las pinturas negras y «Los fusilamientos del 3 de mayo». Tras la muestra de Clara Peeters, es la segunda artista que expone en el museo.

El proyecto tiene una apariencia sencilla pero cuenta con una gran complejidad técnica. Lashai deconstruye los «Desastres» goyescos y los reconstruye y reinterpreta con un lenguaje contemporáneo, actualizando su mensaje en 80 fotograbados, que se convierten en un grito contra el olvido y la indiferencia, contra la «sordera moral». En primer lugar, los manipula con escáneres dejando vacíos, desnudos, sus fondos desolados, teñidos de dolor y desamparo, sin figuras ni acción alguna. Los coloca en el orden del álbum de Goya, de izquierda a derecha, formando ocho hileras con 10 fotograbados cada una.

La artista iraní animó digitalmente las figuras de las obras de Goya, que se proyectan, por azar y como si se tratase de una coreografía, a través de un foco de luz. Cuando éste se posa sobre cada uno de los «Desastres», aparecen, por arte de magia, las figuras que habían desaparecido de ella. Además, cobran movimiento. Cuando se retira el foco vuelven a desaparecer. Todo ello sucede al ritmo de un «Nocturno» de Chopin que suena en la sala como un lamento. El resultado, muy lírico e hipnótico. El título de esta hermosa y poética videoinstalación («Cuando cuento, estás solo tú... pero cuando miro hay solo una sombra») se toma del poema «La tierra baldía», de T. S. Eliot. En ella se mezclan pintura, poesía, teatro, cine, música...
Paralelismos

No es muy conocida en España la figura de Farideh Lashai. La conoceremos mejor gracias a su autobiografía, «Llegó el chacal», que va a publicar en junio, traducida del farsi, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Y, aunque de origen muy distinto (uno español y la otra iraní), hay paralelismos entre Lashai y el propio Goya, como resalta la comisaria. Ambos fueron testigos de los horrores de la guerra: Goya, en la invasión napoléonica; Lashai, en la guerra entre Irán e Irak en los 80. Ambos denunciaron en sus obras la violencia y tuvieron una gran compasión y empatía con las víctimas. Los dos se rodearon de la intelectualidad de la época y padecieron enfermedades que influyeron en su forma de trabajar:se volvieron en ambos casos más introspectivos. Goya se quedó sordo y Lashai sufrió una profunda depresión en 1989.

La vida de la artista iraní no fue nada fácil. Amante de la exquisita cultura persa, de la tradición oral y el teatro popular, esta mujer rebelde y revolucionaria estudió literatura, cine y teatro en Alemania, adonde se trasladó a comienzos de los 60. Viajó por entonces a España. En Madrid descubrió los frescos de Goya en San Antonio de la Florida. Pero, de regreso a Irán, estuvo encarcelada de 1974 a 1976. Tras un exilio en Estados Unidos (en Boston descubrió los «Desastres» de Goya), volvió a su país. Vivió el bombardeo de Teherán en 1986. Falleció en Teherán en 2013 a causa de un cáncer. Unos meses antes entabló este intenso e íntimo diálogo, 200 años después, con Goya, al igual que han hecho muchos artistas contemporáneos, que vuelven sus ojos, una y otra vez, al maestro, inagotable fuente de inspiración.

A unos metros, el perro semihundido de Goya parece curiosear lo que ocurre en la sala de al lado. También a unos pasos, y al igual que ocurre con el foco que ilumina los «Desastres de la Guerra», un farol alumbra al hombre que está a punto de morir ejecutado en «Los fusilamientos del 3 de mayo»
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