Carta del poeta de Gaza Mosab Abu Toha tras ser excluido del Festival Mundial de Poesía de Atenas 2024

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Carta de invitación a Mosab Abu Toha al Festival Mundial de Poesía de Atenas 2024 y respuesta del poeta.

Estimado señor/señora: Soy Mosab Abu Toha y le escribo este correo electrónico al conocer la sorprendente noticia de que mi invitación para participar en el Festival Mundial de Poesía de Atenas 2024 ha sido cancelada. La noticia me ha sido transmitida por Dino [su editor] en Facebook Messenger. Recibí la invitación oficial de Irini Papakyriakou, directora artística del décimo AWPF, en febrero de 2024, antes de que Marie-Laure conociera la logística del viaje y la estancia en Atenas durante el festival. En la carta no se mencionaba la inclusión de un poeta israelí en mi evento. Era impensable que tal cosa pudiera suceder, especialmente durante un momento tan horrible para mí y mi gente. Respeto a Dino como amigo y como editor de mi libro en griego, pero creo que merezco una carta oficial suya como organizador del festival, de la misma manera que recibí una carta oficial invitándome. Mi participación en un festival mundial nunca estará supeditada a la presencia de un invitado israelí conmigo. No tiene lógica traer a un poeta de un país que destruyó mi hogar, me secuestró y torturó, mató a mis amigos y estudiantes, y continúa haciéndolo sin vergüenza. Va en contra de la poesía impedir que un poeta como yo comparta mi historia y la de mi pueblo en tiempos tan oscuros. En lugar de brindar el escenario a poetas que pueden hablar sobre la destrucción de su patria durante 76 años, en lugar de invitar a poetas que escribieron poemas sobre sus heridas y sus experiencias al ser desplazados, secuestrados y finalmente exiliados, están anulando la invitación a una voz que ha estado gritando versos bajo los escombros de su casa, bajo los disparos, con los ojos vendados y esposado, mientras lloraba por sus familiares, amigos y vecinos que sufrieron y sangraron durante más de nueve meses. Usted ha insultado a la poesía. Ha insultado a su festival. Ha insultado a la humanidad.

Mosab Abu Toha

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Mosab Abu Toha recitando sus poemas.

Postdata: Acabo de ver su publicación en Facebook. ¿De modo que la poeta israelí canceló su participación y entonces usted canceló la mía, como si mi poesía no tuviera significado salvo si se lee junto a la de ella? Y otra cosa, ¿sabe usted que ella nació en Yaffa, la ciudad de la que mis cuatro abuelos fueron expulsados ​​en 1948? Yo debería haber nacido allí. Mi padre y mi madre y mis hermanos también. Yo debería haber escrito sobre las naranjas de Yaffa y no sobre los escombros de mi casa en Gaza o sobre mis heridas y mi dolor. Quizá entonces no sería el poeta que el mundo necesita escuchar.

[Esto es realmente sorprendente. Mi invitación para participar en el Festival Mundial de Poesía de Atenas ha sido cancelada, simplemente porque los organizadores planearon, al parecer después de enviarme la invitación, emparejarme con una poeta israelí, pero luego pensaron que podría convertirse en una velada “peligrosa”, debido a la oposición de los antipalestinos, arruinando así el festival. Pero, vamos, ¿quién dijo que debería emparejarme con un poeta israelí? ¿Por qué no se mencionó eso en la invitación que me enviaron en febrero de 2024? ¿Y quién esperaba que yo aceptara algo así? ¿¿¿¿¿¿Yo?????? Esto es vergonzoso y repugnante. A los poetas hay que invitarlos para leer y discutir sus poemas, especialmente en tiempos difíciles como estos. Escribo poesía porque es lo que la gente debe escuchar. Emparejarme con un poeta de un país que destruyó mi hogar, que me secuestró y torturó, que masacró a mis familiares, vecinos, estudiantes y amigos, y que continúa haciéndolo sin vergüenza, es muy peligroso e inaceptable.

PD. Me invitaron a este festival en 2023 y no pude obtener el visado a tiempo debido a la negativa israelí a darme un permiso para acudir a la embajada griega en Jerusalén, por lo que me invitaron al festival de este año. Pero…].


"Palestina/48. Poemas del Interior" y "Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído. Poemas desde Gaza" en los medios

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Luz Gómez presenta "Palestina/48. Poemas del Interior" en el programa Mediterráneo de Radio 3

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La voz de un poeta 

«La identidad, es lo que nosotros legamos, no lo que heredamos, es lo que inventamos, no lo que recordamos» 

                                                       Mahmoud Darwish 

«En Gaza, algunos no podemos morir completamente. Cada vez que cae una bomba, cada vez que la metralla golpea nuestras tumbas, cada vez que los escombros se amontonan sobre nuestras cabezas, despertamos de nuestra muerte provisional» 

                                                       Mosab Abu Toha 

 

El autor del libro que presento, Mosab Abu Toha (Gaza, 1992), es considerado como uno de los exponentes principales de la poesía palestina de su generación; además de poeta, es ensayista, periodista, fundador y director de la Biblioteca Edward Said de Gaza. El libro que presento es «Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído», publicado por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. En él se presentan los poemas escritos durante los asedios que Gaza ha sufrido desde 2001 (2008, 2012, 2014, 2021) y los poemas que escribió durante una beca en Harvard y sus estudios en la universidad de Siracusa; esta, su primera obra, recibió varios premios de los más sonados del mundo literario. No está de más señalar que el título se refiere a su oído, que fue dañado gravemente, a sus dieciséis años, a resultas de un bombardeo israelí, de ahí que la dedicatoria del libro vaya dirigida a la otorrinolaringóloga que le atendió, y de ahí resalta la importancia de «los silencios de los muertos, la voz y el paisaje sonoro, las voces de sus seres queridos y el trino de los pájaros que hacen contrapunto a los cazas, los drones y las bombas que aniquilan y siembran la muerte» que destaca con sobrada razón Joselyn Michelle Almeida en la Presentación

«En Gaza, no sabes de qué eres culpable. Es como vivir en una novela de Kafka» dice el escritor en una de las entradas del texto que abre el volumen: Palestina de la A a la Z. Si la panorámica abecedaria que ofrece es, obviamente en prosa, al igual que la entrevista final realizada por Ammiel Alcalay. Tout le reste c´est de la poésie. 52 poemas en los que las lágrimas, la muerte, el humo, las calles en ruinas, los cuerpos mutilados, la pobreza al por mayor, y el único certificado de ciudadanía es el que consta en el carnet de identidad. Versos desgranados en el corazón de las tinieblas, la electricidad cortada cada dos por tres, la muerte provocada de familiares, de niños de los que solamente se halla el biberón tras el bombardeo y los drones que sobrevuelan las ruinas y las solitarias casas que aún quedan en pie, y que en su boquetes dan fe de los impactos (la portada del libro da muestra de uno), como el de su propio despacho, la pared agrietada, el tic tac del reloj parado y los anaqueles con los libros que han volado al suelo. Y su padre, su abuelo, sus conocidos dejan ver su presencia en los sintientes versos que retratan la ciudad estrangulada y desnudada por sus saqueadores. Del mismo modo que quedan homenajeados sus seres queridos, elogia a su inspirador el poeta Mahmoud Darwish y los apoyos de Edward Said, Noam Chomsky, et allii , a los que hace pasear por las polvorientas calles de la tierra mutilada.  

Las preguntas recurrentes de a dónde ir y si no será mejor morir, que hacerlo en vida… y la lluvia de bombas de clavos, lanzadas por los F-16, por los omnipresentes drones, y las continuas explosiones convirtiendo la tierra palestina en un infierno (Dante no los había mencionado), con la gente derretida de miedo, y 

Corrimos a la radio, esa vieja caja sucia 

que a menudo vomita 

sangre y cuerpos despedazados en nuestros oídos, 

hospitales llenos de heridas y quemaduras, 

gemidos, un cadáver, y una niña que ha perdido una pierna 

tirada sobre un catre 

o sobre el suelo ensangrentado. 

Y los muertos a miles. «Y más de dos millones de personas / temiendo por sus vidas», y los habitantes convertidos en anónimos números para la morgue.  

Y una voz de abajo que «…me pide que deje de escribir poemas tan duros, / poemas con bombas y cadáveres, / casas destruidas y calles cubiertas de metralla, no sea que las palabras tropiecen y caigan en charcos sangrientos…» y el rojo de la sangre que todo lo invade hasta los propios cabellos del poeta que no clama a la desesperanza sino que toma la rosa como ejemplo de resistencia: «Nunca te sorprendas / si ves una rosa que resiste / entre las ruinas de la casa; / Así es como sobrevivimos.»…en algún luminoso verso presentaba una flor que brotaba de los restos de un misil, esperanza que igualmente transmite en la entrevista, en la que subraya, a pesar de los pesares, la belleza del mundo con sus mares, sus arenas, sus aguas, sus flores, sus frutos, las higueras… la esperanza de un pueblo y del futuro humano, y resuena, una vez más, la voz del poeta Mahmoud Darwish: «Tenemos en esta tierra lo que hace que la vida valga la pena»… y me resuena en la mente aquella admonición del solar Albert Camus cuando incidía que no eran tiempos apropiados para hablar de flores, o el dramaturgo alemán Bertolt Brecht que señalaba que eran malos tiempos para la lírica... más si cabe la poesía cuando esta es, como decía Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro, y de presente… pero dejo de pisar el jardín.  

Concluiré diciendo que diez páginas centrales ofrecen significativas fotos del desastre, con pies de foto llenos de lirismo, reflejando la última la esperanza de la que hablo: «a pesar de todo, las fresas no han dejado de madurar». 

 

Artículo completo en kaosenlared


El 16 de mayo de 2024, en Casa Árabe, acto de conmemoración de la Nakba palestina con la presentación de Palestina/48, de Luz Gómez, lectura de poemas y música.

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El 16 de mayo de 2024, en Casa Árabe, acto de conmemoración de la Nakba palestina con la presentación de Palestina/48, de Luz Gómez, lectura de poemas y música.

El jueves 16 de mayo, Casa Árabe organiza en su sede de Madrid este acto de conmemoración de la Nakba en su 76 aniversario, con la presentación de la obra "Palestina/48" de Luz Gómez. El acto incluirá una lectura de poemas en árabe y español, así como un homenaje musical con laúd y voz. Inscríbete para asistir.

Nunca ha sido más pertinente hablar de catástrofe en Palestina. “Catástrofe” es lo que significa Nakba, pero no solo. Como todos los años, Casa Árabe organiza un acto en torno al 15 de mayo de 1948, cuando el Estado de Israel declaró la independencia sobre casi el ochenta por ciento de la Palestina histórica. En el proceso, más de 800 mil palestinos fueron expulsados de sus casas y tierras, mientras que 531 pueblos palestinos fueron borrados del mapa. El trauma que provocó es conocido como la Nakba. Pero los palestinos también se refieren a al-nakba al mustamirra, la “Nakba continua”: más allá de un acontecimiento histórico, es un proceso continuo de desposesión y limpieza étnica. Los últimos siete meses el mundo ha sido testigo del recrudecimiento de este proceso, en niveles de violencia e impunidad insospechados, una nueva nakba sin tapujos en pleno siglo XXI.

Sin embargo, las voces palestinas y de los defensores de su causa no han dejado de escucharse; en las calles de las grandes capitales del mundo y en los campus universitarios continúa la lucha por detener la limpieza étnica en Gaza y visibilizar la cultura palestina. El libro de Luz Gómez Palestina/48. Poemas del Interior, editado por ediciones de oriente y del mediterráneo, ofrece una selección de tres de los principales poetas palestinos del Interior, que tras la Nakba de 1948 se quedaron en el territorio que se convirtió en Israel: Rashid Hussein (1936-1977), Samih al-Qasim (1939-2014) y Taha Muhammad Ali (1931-2011). Las voces de estos poetas despertaron en los palestinos del Interior la conciencia de su identidad y la exigencia de igualdad y reparación. Con el tiempo, dieron cuenta también del fracaso de sus sueños y cantaron la lucha común por Palestina.

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Samih al-Qasim, Taha Muhammad Ali y Rashid Hussein, los tres poetas recogidos en Palestina/48

La presentación del libro a cargo de la autora irá acompañada de una lectura de poemas en árabe y español, realizada por distintas voces para conformar una suerte de coral poética por Palestina. Como colofón y como parte de esta coral, la cantante Linda Al Ahmed y el laudista Hames Bitar se unirán en un breve homenaje musical al pueblo palestino.

El acto podrá seguirse en directo en el canal de Casa Árabe en Youtube

 


EN EL DÍA DEL LIBRO, LIBROS CONTRA LA GUERRA EXPRESA SU SOLIDARIDAD CON PALESTINA

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Poema Nosotros amamos la vida, del escritor palestino Mahmud Darwish

https://drive.google.com/file/d/1vg1SxvzRnCcyFxQM6h1Kt7lnRBZVpI69/view?usp=sharing

 Desde Libros contra la Guerra, una red de librerías y editoriales comprometidas con la desmilitarización social, la justicia y la veracidad, el Día del libro hacemos público el siguiente vídeo en solidaridad con Palestina.

 

TEXTO COMPLETO

Una tormenta de fuego y odio castiga a Palestina. Miles y miles de personas pierden todos los días en Gaza sus hogares, escuelas, hospitales… sus vidas. Un inmenso dolor se añade al de siempre, el que comenzó hace 75 años con la expulsión en masa de un millón de habitantes para crear por la fuerza militar el Estado de Israel en 1948. No es solo una guerra, es pura limpieza étnica, es un genocidio.

 

En “Libros contra la Guerra”, una red de librerías y editoriales puestas en pie contra las guerras que reúne a una multitud de proyectos culturales comprometidos con la desmilitarización social, la justicia y la veracidad, nos negamos a ser parte del encubrimiento sistemático de décadas de colonización israelí que ha arrastrado a Palestina a una desgracia infinita. Hoy presenciamos un nuevo capítulo de la “Nakba”, de la catástrofe, con las fuerzas de ocupación israelíes cometiendo ataques aéreos mortíferos en la Franja de Gaza, intensificando su bloqueo ilegal que dura ya 16 años, cortando el suministro de agua, combustible y otros bienes esenciales. Además, las fuerzas israelíes han detenido a más de 2.000 personas en la Cisjordania ocupada incrementando el uso de la tortura y otros malos tratos y negando a quienes detienen y a las presas en cárceles israelíes —6.800 personas— el acceso a visitas familiares y a ayuda médica. Mientras escribimos esta declaración, 1,5 millones de habitantes de Gaza, la mayoría refugiadas allí por agresiones israelíes anteriores, han sido desplazadas de sus casas a medida que el bloqueo israelí las priva de alimentos, agua, combustible y suministros médicos básicos, y más de 10.000 han sido asesinadas en todo un mes de bombardeos, 4.200 menores de edad, niñas y niños. Hoy, en un contexto occidental de auge del fascismo, hacemos un llamamiento a la honestidad sobre el pasado y el presente. Exigimos libertad y justicia para Palestina.

 

En este momento crítico, debemos utilizar todas nuestras herramientas culturales para detener el exterminio de Palestina y sus gentes. Los crímenes del Estado de Israel se apoyan en la destrucción progresiva de la memoria palestina, incluida la destrucción de archivos de su historia, y en una ola creciente de desinformación, la última de una larga campaña para normalizar los asentamientos y la violencia israelíes y, finalmente, conseguir adueñarse de todas las tierras palestinas. Quienes vivimos en países con gobiernos aliados de Israel tenemos la obligación especial de fortalecer el conocimiento público sobre la colonización de Palestina y sus dramáticas consecuencias, y luchar contra el olvido premeditado, la desinformación y la mentira.

 

Llamamos a:

– Informarse sobre el contexto histórico y las causas fundamentales de los acontecimientos actuales.

– Desconfiar de la supuesta neutralidad informativa. Muchas fuentes de noticias se esfuerzan por presentar las afirmaciones de cada «parte» sin una investigación o contexto independiente, lo que permite propagar la desinformación y encubrir la naturaleza de los acontecimientos actuales.

– Manifestarse contra la censura y apoyar a quienes quieren silenciar por hablar con honestidad sobre la situación en Palestina arriesgando sus profesiones y derechos.

– Que se defienda el derecho a la información y, en coherencia, se restablezca el acceso a Internet en Gaza, junto a todas las demás disposiciones humanitarias.

– Frenar la propaganda de guerra israelí con el desarrollo de programas y actividades en cualquier ámbito cultural y educativo o de enseñanza que incluyan voces palestinas y corrijan narrativas distorsionadas.

– Respaldar la campaña Palestina de «Boicot, desinversión y sanciones» (BDS) que busca presionar al Gobierno israelí para que cumpla con los estándares de derecho internacional, recomendaciones y resoluciones de organismos internacionales como las Naciones Unidas.

– Participar en las movilizaciones de protesta y solidaridad con Palestina.

 

Exigimos:

– Que nuestro gobierno denuncie con rotundidad las contravenciones israelíes del derecho internacional, las persiga judicialmente por tratarse de crímenes de lesa humanidad, y en coherencia, ponga fin al comercio de armamento con Israel. Solo en 2023, el Reino de España ha comprado material militar a Israel por valor de 300 millones de euros, unido a otros 700 millones comprometidos en adquisición de armamento para los próximos años.

– La entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza, el cese de los ataques y el fin definitivo del asedio.

– El fin total y completo de la ocupación israelí y el respeto al derecho al retorno de todas las personas palestinas exiliadas.

 

La libertad en Palestina está estrechamente vinculada a la lucha global contra el racismo y la creciente islamofobia, estas fuerzas se interponen en el camino hacia la liberación mundial. Como proyectos culturales que nos esforzamos por fomentar el diálogo, el aprendizaje y el pensamiento crítico, derribar estas barreras es nuestro mayor deseo. Necesitamos estrategias y tácticas que funcionen a largo plazo, que puedan guiarnos en la acción de forma efectiva. Desde esta perspectiva, nos comprometemos a difundir voces de todas las procedencias que exigen una solución política y noviolenta del conflicto, incluso cuando esta parece estar más lejos y cuando desde los poderes estatales y los grandes medios de comunicación siguen empeñados en hacernos creer que todo empezó el pasado 7 de octubre. Creemos que es posible analizar las causas y las consecuencias de lo que está pasando sin asumir con resignación que la violencia es la única solución posible. La ocupación y la guerra para perpetuarla es un crimen contra la humanidad. ¡Del río al mar, Palestina será libre!”.

 


LA GUERRA DE LA INFORMACIÓN: DESINFORMACIÓN Y FALSAS SIMETRÍAS EN EL CONFLICTO PALESTINO ISRAELÍ

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La guerra israelí de la información: desinformación y falsas simetrías en el conflicto palestino israelí

En 2002, tras el fracaso de las conversaciones de Camp David, que una hábil campaña orquestada por los servicios de propaganda israelí apoyados por buena parte de la prensa occidental atribuyó al empecinamiento de Yaser Arafat, la fotógrafa Joss Dray y el politólogo Denis Sieffert publicaron La guerra israelí de la información: desinformación y faltas simetrías en el conflicto palestino israelí. Ofrecemos a continuación algunos extractos de este interesante libro.

Propaganda e intimidación

En toda guerra hay estrategas y combatientes, soldados de infantería y carros de combate. La guerra israelí de la información no escapa a la regla. Tiene sus intelectuales y sus hombres de mano. Mientras unos reescriben la historia, difunden su “verdad”, los otros retuercen el brazo a los periodistas y los intelectuales que rechazan las ideas confeccionadas por los primeros.

Deslegitimar al adversario

En el caso que nos ocupa, puede llegar a suceder que haya intelectuales (empleamos aquí esta palabra sólo para simplificar) que hagan valer su influencia por todos los medios. Ciertos personajes dedican media jornada a afilar las armas de la retórica, y la otra media a desestabilizar, inhibir, intimidar o incluso calumniar a quienes se les resisten. Sus objetivos son periodistas o militantes.

El método consiste en eludir la respuesta sobre el fondo de la cuestión, en coherencia con la visión antihistórica del conflicto que tales personajes se esfuerzan por imponer a la opinión pública. De la misma manera que el árabe es terrorista por definición, el periodista o el intelectual comprometido  dice o hace esto por amor filial, o porque es homosexual, o porque fue militante de extrema izquierda hace treinta años. Pero nunca lo hace, claro está, porque haya colonias en los territorios palestinos. Todos somos marionetas movidas por los hilos de una historia lejana que escapa a nuestro control, movidos por obsesiones ideológicas, incluso libidinosas, unos irresponsables, en definitiva.

El acoso a la palabra. Dicha política, organizada y conducida con insistencia y sin descanso, se dirige no tanto a obtener credibilidad como a ejercer una presión continuada sobre el periodista, a colocarlo en la perpetua situación del acusado obligado a justificarse, a desestabilizarlo insinuando que es parcial y, por lo tanto, deshonesto. Lo de menos es que la acusación sea absurda y antiprofesional. En el marco de dicha desinformación, las redacciones reciben legión de “testimonios” de lectores que “sienten vergüenza por Francia” o “por la AFP”, cuya delegación en Jerusalén confía la cobertura informativa “a periodistas árabes”. ¿Qué responder a todo esto?

No es difícil de comprender por qué y cómo quienes habían fracasado en Camp David quisieron exonerarse de dicho fracaso y hacer que toda la responsabilidad y todas las consecuencias recayeran sobre los palestinos. Sin embargo, cabe preguntarse sobre las razones que condujeron a un cierto número de periodistas, en Francia y en diversos países occidentales, a adoptar, sin matices, la versión israelí de Camp David, cuando ya había sido puesta en duda por diferentes fuentes fiables y concordantes. Ese sorprendente recorrido es el que hemos querido reconstituir a partir de un examen detenido de las opiniones sobre el conflicto sostenidas en la prensa escrita y en los medios de comunicación audiovisuales.

Al contrario de lo que pretende el falso debate iniciado por un puñado de intelectuales muy presentes en los medios, no pretendemos denunciar la "falta de objetividad" de la prensa ni tampoco interrogarnos sobre esa vieja quimera que es la objetividad en general, sino analizar en qué condiciones la prensa ha cedido o resistido a la ofensiva ideológica lanzada por el círculo de Ehud Barak. La respuesta nunca es global ni tampoco generalizable.  Enfrenta a cada periodista consigo mismo, con la concepción que tiene de su oficio, con su conciencia profesional, su sensibilidad y su visión del mundo. Como veremos, la línea que separa a la prensa objetiva y la prensa de opinión es más engañosa de lo que parece.

Otro aspecto que nos ha sorprendido ha sido la contradicción repetidamente constatada entre el discurso de los editorialistas y el trabajo sobre el terreno. No se trata de mitificar el reportaje, que también puede inducir a deformar la realidad y a encerrarse en visiones parciales, pero es un hecho que los reportajes leídos o vistos durante este periodo a menudo contradecían  la ideologizada  versión de los editoriales, notoriamente influenciados por el círculo de allegados de Ehud Barak.

No obstante, toda la desinformación no se limita a la reescritura israelí de lo sucedido en Camp David. Se apoya también en una representación del pueblo palestino construida en torno a la violencia. Toda sociedad humana contiene su parte de violencia, encierra lo peor. Pero la mirada de la prensa a menudo es selectiva y resalta la violencia, lo peor. No se trata necesariamente de una opción ideológica. Las, de manera más o menos impropia, denominadas "leyes de la información" actúan en esa dirección. Y también  la sociedad del espectáculo. Incluso cuando el "espectáculo" es mortífero. La explotación in situ de imágenes de odio y terror influye sobre nuestra percepción de los acontecimientos. Desde los atentados antinorteamericanos del 11 de septiembre de 2001, la multiplicación en nuestras revistas de portadas en las que aparece la fantasmagórica figura de un islamista surgiendo de las tinieblas estimula también actitudes irracionales.

Y hay, además, otros procesos, más habituales, menos conscientes, que en un momento dado pueden orientar la información sin que el propio periodista se aperciba de ello. Son los mecanismos de repetición,  expresiones rutinarias que circulen sin que les prestemos atención y sobre las que nunca nos preguntamos. La dialéctica, por ejemplo, de la "provocación" y las "represalias", que imputa discretamente la responsabilidad inicial a uno de los beligerantes.

La guerra de la información

Sin embargo, en último extremo podemos constatar que Israel no ha ganado su "guerra de la información [en Francia], lo que provoca incesantes presiones y juicios de intenciones --particularmente contra la agencia France Presse--, en una agotadora batalla verbal. ¿Es correcto calificar de "colonias" a las colonias judías en territorio palestino o hay que hablar de "implantaciones", como sugieren determinados grupos de presión, o incluso de "aldeas", como  amablemente solicita el gobierno israelí a sus medios de comunicación?

Esta resistencia, que no es solo de los medios de comunicación, sino la expresión de la visión francesa y europea del conflicto, bastante alejada del maniqueísmo norteamericano, nace de un análisis más profundo, de la constatación de que en la raíz del conflicto se encuentra la cuestión colonial. Cualquier otra lectura acaba derivando, antes o después, hacia explicaciones atávicas y posiciones racistas. El análisis del conflicto como un conflicto colonial  obliga a tomar en consideración la realidad y también proponer una lectura política, lejos de la tentación de utilizarlo en una guerra de religión a escala planetaria como la que George W. Bush se cree que está dirigiendo. Solo si volvemos a situar el conflicto dentro de un enfoque racional podremos hallar una salida: una guerra colonial cesa cuando acaba la colonización; pero solo Dios sabe cuándo termina una guerra de religiones.

 

 


Día de Acción Mundial en recuerdo del poeta palestino Refaat Alareer: Lunes 15 de enero 2024

 

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El poeta y profesor palestino Refaat Alareer asesinado en unión de su hermana y sus sobrinos en un bombardeo selectivo contra la casa en que se refugiaba.

El 15 de enero de 2024, cuarenta días después de que el poeta, editor y educador palestino Refaat Alareer muriera bajo los bombardeos israelíes, convocamos un Día Mundial de Acción, seguido de una semana de actos, en los que leeremos su poesía en público y nos negaremos a seguir como hasta ahora, exigiendo el fin del genocidio y la Ocupación.
A finales de noviembre y principios de diciembre, durante la Semana Leer Palestina, Editores por Palestina hizo un llamamiento a la gente de todo el mundo para que leyera obras sobre Palestina y de escritorxs palestinxs. Ahora, pedimos a todo el mundo que salga a la calle y haga de la lectura un acto de protesta.

El 15 de enero, lectorxs de todo el mundo rendirán homenaje a la vida, obra y resistencia de Refaat Alareer (1979-2023) y otrxs escritorxs palestinxs silenciadxs y asesinados por Israel. Cuarenta días después de la muerte de Refaat, personas de todo el mundo recitarán en público uno de sus poemas. La lectura puede ser en tu lugar de trabajo, en tu colegio, en el centro comercial, en el autobús o en la calle. Lee en grupo o en manifestación. Interrumpe la actividad habitual. Graba y comparte tu lectura en las redes sociales. Amplifica las voces palestinas mientras trabajamos para acabar con el genocidio, poner fin a la Ocupación y liberar Palestina. Niégate a que te silencien. #LeePorRefaat, #LeePalestina, #LeeYResiste, #LetItBeATale, #librosconpalestina y #libroscontralaguerra

¿Quién era Refaat Alareer?

Refaat Alareer (1979-2023) fue un poeta, profesor y activista palestino que murió en un bombardeo israelí el 6 diciembre de 2023. Su poema "Si he de morir" se ha traducido a decenas de idiomas y se ha leído en todo el mundo para conmemorar su vida y su memoria y como acto de indignación y resistencia contra el intento de extinguir la vida palestina. Su poesía y su amor por el lenguaje nos imploran que sigamos luchando por una Palestina libre.

Si tengo que morir,

tú tienes que vivir

para contar mi historia

para vender mis cosas

y comprar un pedazo de tela

y algunos hilos

(que sea blanca y con una larga cola)

para que un niño, en algún lugar de Gaza

mientras mira al cielo

esperando a su padre,

que se fue en una explosión

–y no se despidió de nadie

ni siquiera de su carne

ni siquiera de sí mismo–

vea la cometa, la cometa que hiciste,

volando allá arriba

y piense por un momento que es un ángel,

un ángel que le trae amor.

Si tengo que morir

que eso traiga esperanza

que se convierta en un cuento.


Carta de Rachel Corrie a su madre el 27 de febrero de 2003: "estoy siendo testigo de un genocidio insidioso y crónico".

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La norteamericana de 23 años Rachel Corrie, cuando trataba de evitar la demolición de una casa palestina en Gaza, poco antes de morir arrollada por la excavadora del ejército israelí el 16 de marzo de 2003.

CARTA DE RACHEL CORRIE* A SU MADRE

27 de febrero de 2003

Te quiero. Te echo mucho de menos.

He tenido pesadillas con los tanques y las excavadoras rondando nuestra casa, y tú y yo estábamos dentro. Durante semanas la adrenalina actúa como un anestésico, pero de repente, una tarde o una noche, la realidad te golpea de nuevo. Estoy realmente asustada por lo que le pueda pasar a esta gente.

Ayer vi a un padre con sus dos hijos pequeños agarrados de la mano tratando de alejarse de su casa, a la vista de los tanques, de la torreta de francotiradores, de las excavadoras y de los jeeps, porque pensó que su casa iba a ser explosionada. Jenny y yo permanecimos dentro de la casa con otras mujeres y dos niños pequeños. Fue un error nuestro de traducción lo que le hizo creer que su casa iba ser demolida. En realidad, el ejército israelí quería detonar un explosivo que al parecer había sido colocado en las cercanías por la resistencia palestina.

En esta misma zona, el pasado domingo, cerca de ciento cincuenta personas fueron acorraladas y mantenidas a tiro limpio fuera del asentamiento mientras las excavadoras destrozaban veinticinco invernaderos: el medio de vida de trescientas personas. El explosivo estaba colocado frente a los invernaderos, justo en el punto por donde los tanques entrarían de nuevo en caso de regresar.

Me aterroriza pensar que este hombre creyera menos peligroso caminar con los niños a la vista de los tanques que permanecer en su casa. Me asusté y pensé que los iban a disparar a todos, así que me interpusé entre ellos y el tanque. Esto pasa todos los días, pero este hombre con los dos niños, que parecían muy tristes, me llamó particularmente la atención, seguramente porque creía que fue nuestro error en la traducción lo que le hizo abandonar la casa.

He pensado mucho en lo que me dijiste por teléfono acerca de que la violencia de los palestinos no ayuda a mejorar la situación. Hace dos años, sesenta mil habitantes de Rafa se desplazaban todos los días a trabajar a Israel, ahora, solamente seiscientos pueden hacerlo, de los cuales, la mayoría se han tenido que mudar porque los tres puestos de control que hay desde Rafa a Ashkelon (la ciudad israelí más cercana) han transformado lo que solía ser un trayecto de cuarenta minutos en una ruta imposible de doce horas.

Y lo que es más, todo lo que en 1999 Rafa identificó como fuentes de crecimiento económico ha sido destruido: el aeropuerto internacional de Gaza (las pistas destruidas y el aeropuerto cerrado por completo), la frontera comercial con Egipto (una gigantesca torreta de francotiradores se levanta en mitad del cruce), el acceso al mar (cortado por completo en los dos últimos años por un puesto de control y por el asentamiento de Gush Katif).

El número de hogares destrozados en Rafa desde el comienzo de la Segunda Intifada supera los seiscientos, gente que en la mayor parte de los casos no tiene ninguna relación con la resistencia, simplemente vivían en la frontera. Me parece que ya es oficial que Rafa es el lugar más pobre del planeta. No hace mucho, aquí solía haber una clase media.

También tenemos informes que dicen que en el pasado los cargamentos de flores de Gaza a Europa eran retenidos por razones de seguridad durante dos semanas en el paso fronterizo de Erez. Ya te puedes imaginar el valor de las flores dos semanas después de ser cortadas; de manera que ese mercado también se «secó». Y luego vienen las excavadoras y arrasan los huertos. ¿Qué le queda a la gente? Dime si se te ocurre algo. A mí no. Si a cualquiera de nosotros le estrangularan su medio de vida, si le obligaran a vivir con sus hijos en unos espacios cada vez más reducidos, sabiendo además por pasadas experiencias, que en cualquier momento pueden venir a por él los soldados y las excavadoras, y destruir los huertos que ha estado cultivando ¿durante cuánto tiempo?, y hacer todo esto al tiempo que le golpean y le retienen durante horas junto con ciento cuarenta y nueve personas más; ¿no crees que debería recurrir a algún tipo de violencia para intentar retener lo poco que le quede?

Pienso sobre todo en ello cuando veo destruidos los huertos, los invernaderos y los árboles frutales: años de cuidados y cultivos. Me acuerdo de ti, y de cuánto se tarda en hacer que las cosas crezcan, y de cuánto amor requiere. Sinceramente, pienso que en una situación parecida la mayoría de las personas se defenderían lo mejor que supieran. Creo que el tío Craig lo haría, y probablemente la abuela. Yo creo que también.

Me preguntas acerca de la resistencia pacífica. Cuando detonaron el explosivo el otro día, todos los cristales de la casa saltaron en pedazos. Yo estaba a punto de tomarme un té y de empezar a jugar con los dos pequeños. Ahora mismo me siento fatal. Me pone enferma del estómago ser tan mimada, tratada con tanta dulzura, por personas que encaran una fatalidad.

Ya sé que desde los EE. UU. todo esto suena hiperbólico. Honestamente, la mayor parte del tiempo la pura amabilidad de la gente junto con la evidencia abrumadora de que esto es una destrucción premeditada de sus vidas, hace que todo me parezca irreal.

No puedo creer que algo así este pasando de verdad y que el mundo no proteste más alto. 

Realmente me duele, como me ha dolido en el pasado, ser testigo de hasta que punto consentimos hacer del mundo un lugar horrible.

Después de hablar contigo he pensado que no me creías del todo, y me parece muy bien que sea así, porque, sobre todas las cosas, yo creo en la importancia del pensamiento crítico independiente. También me he dado cuenta de que contigo soy menos cuidadosa de lo normal al tratar de documentar cada afirmación que hago. La explicación de esto es porque yo sé que tú tienes tu propia opinión. Pero me preocupa tu incredulidad, dado el trabajo que desarrollo aquí. Toda la situación que he intentando describir hasta el momento —y muchas otras cosas— constituyen un intento gradual —a veces a escondidas, pero siempre masivo— de destruir las posibilidades de supervivencia de un grupo de personas.

Eso es lo que estoy viendo aquí. Los asesinatos, los ataques con misiles y los disparos a niños son atrocidades; pero si me centro exclusivamente en ellas temo no ver el contexto. La mayor parte de la población —incluso si tuvieran los medios económicos para escapar, o si, sencillamente, renunciaran a su tierra y a la resistencia (lo que parece ser el menos perverso de todos los objetivos de Sharon)— no podría marcharse; ni siquiera pueden ir a Israel a solicitar visados para otros países, y estos posibles países de destino (nuestros países y los árabes) no les dejarían entrar. Cuando todos los medios para subsistir en un «redil» como es Gaza, del que la gente no puede salir, son amputados, creo que a eso se le puede llamar genocidio. Incluso en el caso de que pudieran salir creo que seguiría siéndolo.

A lo mejor puedes mirar la definición de genocidio según el derecho internacional, yo no me acuerdo ahora mismo. Tengo que mejorar la manera de argumentar este punto, eso espero al menos. No me gusta usar palabras tan cargadas de significado, tú me conoces, sabes que valoro las palabras y que intento exponer y dejar que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero me estoy perdiendo de nuevo. Tan solo quería escribir a mi madre y decirle que estoy siendo testigo de un genocidio insidioso y crónico, que estoy muy asustada y que me estoy cuestionando todas mis convicciones esenciales sobre la bondad de la naturaleza humana. Esto hay que detenerlo. Me parece una buena idea que todos dejemos lo que tengamos entre manos y dediquemos nuestras vidas a parar esto. Ya no pienso como antes que hacer esto sea ser extremista.

Aún quiero bailar con Pat Benatar y tener amigos y dibujar «comics» para los compañeros del trabajo, pero también quiero que esto pare. Lo que siento es incredulidad, horror y decepción. 

Me siento decepcionada al ver que esta es la realidad básica de nuestro mundo y que nosotros de hecho participamos en él. Esto no es absoluto lo que yo quería cuando vine al mundo. Esto no es lo que la gente aquí quería cuando vino al mundo. Este no es el mundo que tú y papá queríais para mí cuando decidisteis tenerme. No es esto lo que yo quería decir cuando afirmaba frente al Lago Capital: «Este es el ancho mundo y yo estoy llegando a él». Yo no quería decir que llegaba a un mundo en el que iba a tener una vida confortable y posiblemente, y sin mayor esfuerzo, ignorar por completo mi participación en un genocidio.

Cuando regrese de Palestina probablemente tendré pesadillas y un sentimiento constante de culpabilidad por no estar aquí, pero puedo controlarlo a fuerza de trabajar más. Venir aquí ha sido una de las mejores cosas que he hecho en toda mi vida; así que si pensáis que me he vuelto loca, o si los militares israelíes deciden romper con su tendencia racista de respetar a las personas de raza blanca, por favor, achacarlo sin ninguna duda al hecho de que estoy en medio de un genocidio, del que yo indirectamente también formo parte y del cual mi gobierno es responsable en gran medida.

Os quiero, a ti y a papá. Un hombre extraño que está a mi lado me acaba de dar unos guisantes, así que me los tengo que comer y darle las gracias.

Rachel

* Rachel era voluntaria del grupo Movimiento de Solidaridad Internacional (MSI), creado a raíz de que Israel y Estados Unidos rechazaran una propuesta de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Mary Robinson, de enviar observadores internacionales de derechos humanos a los territorios ocupados. El MSI se definía como “un movimiento liderado por palestinos comprometido con la resistencia a la ocupación israelí de tierra palestina mediante métodos y principios no violentos y de acción directa”. Israel estaba demoliendo casas y huertos con excavadoras para crear una “zona de contención” en las proximidades de la frontera con Egipto. Rachel Corrie y otros siete activistas del MSI acudieron el 16 de marzo de 2003 a proteger la casa de la familia Nasrallah, amenazada de demolición por dos excavadoras blindadas israelíes.

Cindy Corrie, la madre de Rachel, contó lo sucedido: “La excavadora avanzó hacia Rachel. Ella asumió una posición que dio a entender que no se movería. Tenía puesto su chaleco naranja. Cuando la excavadora continuó avanzando, ella se detuvo sobre el terraplén y un testigo declaró que su cabeza asomaba por encima de la pala de la excavadora, o sea que se la podía ver claramente, pero la excavadora siguió avanzando sobre ella, hasta aplastar su cuerpo. Se detuvo y luego dio marcha atrás, según la declaración del testigo, sin levantar la pala, de manera que retrocedió nuevamente por encima de ella. Sus amigos gritaban todo el tiempo a los conductores de la excavadora que se detuvieran. Corrieron hacia ella rápidamente, y ella les dijo: ‘Creo que me rompí la espalda’. Esas fueron sus últimas palabras”.

 


 Mahmud Darwish, la estética de la resistencia

Kepa Arbizu - naiz - 14 de mayo de 2023

 

 

Ediciones del Oriente y del Mediterráneo recoge en ‘El poeta troyano’ una selección de profusas y profundas conversaciones que el escritor palestino mantuvo con diferentes agentes culturales en las que desgrana su evolución personal, militante y artística.

 

No es el ámbito político un contexto especialmente propicio para encontrar manifestaciones de calado literario. Las soflamas y parlamentos vertidos en ese entorno suelen adolecer de dicho carácter artístico, por eso tan llamativo resulta, más allá por supuesto de su imponente contenido simbólico, aquel discurso ofrecido por Yasser Arafat en 1974 en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que terminaba con la ya histórica frase en la que se presentaba con un fusil en una mano y la rama de olivo en la otra, instando a no dejar caer esta segunda.

 

Un alegato tras el que se encontraba la pluma de, entre otros, el poeta Mahmud Darwish (Al-Birwa, 1941 – Houston, 2008), responsable también de unos cuantos textos más expresados por el aquel entonces líder de la OLP, organización para la que el poeta no solo hizo de escribano sino que participó activamente en ella durante un tiempo, siendo incluso integrante de su Comité Ejecutivo. Demostración palpable de que su inspiración creativa no solo funcionaba como una pulsión intimista sino que estaba alimentada de un compromiso social evidente por su tierra.

 

Rasgos que han elevado su figura desde un doble plano: por un lado alzándole como uno de los más notables representantes de las letras árabes contemporáneos y por otro señalándole bajo la inscripción del poeta nacional palestino, con toda la carga de representatividad insurgente que eso conlleva. Un perfil lo suficientemente reseñable que le hace seguir siendo, primero por su indudable talento pero también por la todavía trágica realidad que soporta su país, protagonista de publicaciones actuales, como certifica el nuevo libro de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, ‘El poeta troyano’, que se centrará en la segunda época de su trayectoria, aquella que le desliga de su cariz explícitamente militante para emprender la búsqueda de una lírica más metafísica.

Una evolución que se convierte en el auténtico nudo gordiano de un texto que recaba entrevistas y charlas con colegas y periodistas en el que desentraña con un verbo tan locuaz como refinado el siempre tempestuoso camino al que está supeditado aquel creador determinado a buscar su propio desarrollo, en este caso manifestado en un intento por zafarse de ese cargo histórico que se le adjudicó como vanguardia lírica contra la opresión y la ocupación.

 

Exilio personal, desarrollo artístico

Por desgracia, el ejemplo biográfico de Darwish, repleto de exilios –obligados o inducidos– y detenciones no es una excepción para los habitantes de esa parte del planeta. Pero sí que existe en él una particularidad que resulta definitiva en la construcción de su leyenda, cuando con tan solo 12 años, tras escribir en la escuela un texto para celebrar el día de la independencia de Israel donde recreaba las vicisitudes cotidianas de los árabes, es llamado al despacho del gobernador militar para sufrir una fuerte reprimenda. El joven acababa de descubrir, sin pretenderlo, que la letra también podía ser un arma peligrosa para los invasores, por lo que no es de extrañar que con escasos 20 años ya publicara su primer libro, ‘Pájaros sin alas’, que junto a otros de esa época iniciática, como ‘Hojas de olivo’, le situaban a la cabeza de una ‘poética de la resistencia’ donde la tradición propia se fundía con las enseñanzas de airados contemporáneos como Mayakovski o Hikmet.

 

Un aposento, que dado el constante ánimo por transformar su voz, pronto iría abandonando, haciendo que sus siguientes publicaciones, como ‘Los pájaros mueren en Galilea’ o ‘En mi amada se despierta», más allá de abrir la puerta a las inspiraciones más preciosistas de Lorca, Neruda o T.S. Eliot, dibujaran un paisaje donde la mitología, los símbolos o los pasajes históricos tomaban relevancia frente al tronar de los versos.

 

Si cualquier persona dotada del instinto creativo está sujeta, en mayor o menor medida, al contexto social en el que se desarrolla, para un palestino esa percepción resulta totalmente determinante, encontrándose, por desgracia, su naturaleza vital condenada a un constante estado de excepción.

 

De ahí que las diferentes paradas de Darwish a lo largo del planeta, de Moscú a Egipto, pasando por Líbano o París, significaron a su vez una alteración a la hora de enfrentarse a la realidad, y por extensión a su escritura. Es precisamente en la capital francesa, y bajo la lejanía geográfica que le proporciona dicha estancia, donde reformula, en paralelo a la manera de observar, entender y sufrir Palestina, unas aptitudes poéticas que, sin olvidar nunca el latido autobiográfico, eligen una confrontación menos militante -en el sentido más encorsetado de la palabra- para ir en busca de la universalidad, desprendiéndose así de su realidad nacional para apuntar hacia una expresividad sin limitaciones temporales o situacionales.

 

Perdurar en la historia

 

Es precisamente esta época, en la que se enmarcan algunas de sus obras de mayor magnitud artística, como ‘Menos rosas’, ‘¿Por qué has dejado el caballo solo?’ u ‘Once astros’, en la que se centran las conversaciones recogidas en el ‘El poeta troyano’, un título que hace mención al propio apelativo que usó el autor en busca de su más óptima definición, un concepto de fuerte impronta simbólica respecto a ese enfrentamiento declarado contra la historia objetiva de quien no tiene patria definida legalmente pero que su canto está llamado a balancearse en la eternidad.

 

Diversas consideraciones que a través de las charlas con sus interlocutores irá desgranado a fin de intentar desvelar todo ese proceso de evolución, o mejor sería decir aprendizaje, donde los elementos técnicos, en lo que él llama la arquitectura del poema, recuperan preponderancia. Su acercamiento al modernismo, sin repudiar en absoluto el clasicismo, el uso del verso libre o la indagación en un esqueleto más narrativo no son sino la lógica modificación en busca de un lenguaje más exacto que no aspira a retratar el momento concreto sino a destapar su esencia, aquella quizás invisible a los ojos pero que respira bajo la hondura de la perdurabilidad.

 

Darwish, a través de su trayectoria, y eso es algo que describe a la perfección este excelente libro, siempre renunció a establecerse inmutable en ese espacio que conquistó tras sus primeras aproximaciones a la escritura y al que constantemente parecía estar requerido a volver. Un altar que siempre rehusó a ocupar dado que eso supondría una cárcel artística y un descrédito tanto para sus propias aspiraciones como para todo aquello que quería ensalzar.

 

Un proceso acompañado de la sublimación del poder de la poesía, al que le acabaría otorgando no tanto el papel simbólico de enfrentarse a las balas bajo su mismo idioma sino la de comprender que la guerra se perdería de verdad cuando Palestina fuera visto como solo un pueblo en lucha y no repleto de un crisol de sentimientos. No concebía el futuro de su patria condicionado únicamente a sobrevivir logrando los mínimos derechos básicos, sino llamado a visibilizar que se trata de una comunidad de seres humanos que también necesita cantarle al amor, acercarse a contemplar una flor o por qué no, temblar como consecuencia de la fragilidad existencial, sentimientos que ni el ejército más sanguinario está capacitado para arrebatar.

 

Artículo completo en naiz.eus

 


¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta?

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Éxodo palestino 1948

¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta? El general cuenta el número de muertos entre el enemigo en el campo de batalla, mientras que el poeta cuenta cuántas personas han muerto en la batalla. No hay enemistad entre los muertos. El enemigo es el mismo: la muerte. La metáfora es clara. Los muertos de ambos lados ya no son enemigos. [página 198]

Exodo-palestino-1948
Éxodo palestino 1948 hilera mujeres huyendo

Yo soy un hacedor de metáforas, no de símbolos. Creo en el poder de la poesía, que me da razones para mirar hacia adelante y descubrir un destello de luz. La poesía puede ser una auténtica desalmada. Deforma. Tiene el poder de transformar lo irreal en real y lo real en imaginario. Tiene el poder de construir un mundo que está reñido con el mundo en el que vivimos. Para mí la poesía es la medicina del espíritu. Puedo crear con palabras lo que no encuentro en la realidad. Es una fantasmagoría, pero positiva: no tengo otra herramienta con la que buscarle un sentido a mi vida o a la vida de mi nación. Tengo el poder de regalarles belleza a una y a otra por medio de las palabras, de plasmar la belleza del mundo, pero también de expresar la situación de ambas. Una vez dije que yo construyo con palabras una patria para mi nación y para mí. [193]

La situación actual es la peor que quepa imaginar. Los palestinos son la única nación en el mundo que sienten con certeza que el día de hoy es mejor que los días venideros. Mañana siempre trae una situación peor. No es una cuestión existencial. Yo no puedo hablar del lado israelí, no soy experto en eso. Solo puedo hablar del lado palestino. En 1993, durante los Acuerdos de Oslo, yo sabía que el acuerdo no garantizaba que fuéramos a lograr la verdadera paz basada en la independencia y el fin de la Ocupación israelí. A pesar de todo, sentía que la gente albergaba esperanzas. Pensaban que quizá una mala paz era mejor que una guerra victoriosa. Aquellos sueños se esfumaron. La situación ahora es peor. Antes de Oslo no había checkpoints, las colonias no se habían expandido como ahora y los palestinos tenían trabajo en Israel.

Los israelíes se quejan de que los palestinos no los quieren. Tiene gracia. La paz se acuerda entre Estados y no se basa en el amor. Un acuerdo de paz no es un convite de boda. Yo entiendo el odio hacia los israelíes, cualquier persona normal odia vivir bajo la Ocupación. Primero que se firme la paz y luego que se contemplen los sentimientos como amor o no amor. A veces, después de firmarse la paz, no hay amor. El amor es un asunto privado, no se puede forzar. [193-194]

Israel proclama continuamente que no tiene interlocutores, incluso cuando hay alguien dispuesto al diálogo. Ahora dicen que es posible hablar con Mahmud Abbas, pero Abbas estaba ahí antes de que Hamás ganara las elecciones. ¿Qué puede hacer Abbas si no han quitado ni un checkpoint? Es la política israelí lo que impulsa a los palestinos al extremismo y a la violencia. Los israelíes no quieren dar nada a cambio de la paz. No quieren retirarse a las fronteras de 1967, no quieren hablar del derecho al retorno o de la evacuación de las colonias, y, por supuesto, no quieren hablar de Jerusalén. Entonces, ¿hay algo de qué hablar? Estamos en un callejón sin salida. Yo no veo el final de este oscuro túnel mientras Israel sea incapaz de diferenciar la historia de la leyenda.

Los Estados árabes están dispuestos a reconocer a Israel y están pidiendo a Israel que acepte la iniciativa árabe de paz que consiste en la retirada a las fronteras de 1967 y el establecimiento de un Estado palestino a cambio no solo de reconocer plenamente a Israel, sino también de la normalización de las relaciones. Dígame quién está perdiendo la oportunidad. Se suele decir que los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad. Pero Israel, ¿por qué está emulando el no a todo que achacan a los árabes? [196-197]

Extractos de El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía, del poeta palestino Mahmud Darwish. Edición y traducción de Luz Gómez. Madrid: ediciones del oriente y del mediterráneo, 2023.

Luz Gómez en el programa Mediterráneo habla de Mahmud Darwish


"El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía"

Marina Landa - Espacio Público

El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía reúne cinco entrevistas que Mahmud Darwish, en su madurez, concedió a diferentes medios. En su prólogo, Luz Gómez, editora y traductora del libro, nos advierte de que existen numerosas entrevistas de Darwish en sus inicios y en la etapa de madurez, pero guardó “un premeditado silencio, casi total en su periodo medio que coincide con los años de su exilio en Beirut, Túnez y finalmente en París”. El regreso a Palestina, tras los Acuerdos de Oslo, dio inicio a una nueva etapa de su vida y de su poesía, a la que corresponden las entrevistas aquí seleccionadas. “La entrevista —continua la prologuista— es un género temerario. La frescura y la sinceridad casan mal con la cautela y la prudencia necesarias. Darwish supo llevar a su terreno el género y desgranar sus intereses mayores: lo poético y lo político, lo personal y lo colectivo”.

A través de estas conversaciones, Darwish va desgranando su poética, que ha ido evolucionando a lo largo de su dilatada obra, desde una poesía de resistencia a una poesía que reclama su lugar en la universalidad poética, que, a su parecer, le permite expresar mejor la tragedia palestina. Deslindar lo político de lo poético, lo personal de lo colectivo sin renegar de nada.

A la pregunta de Abdo Wazen en “Nacimiento a plazos” —la más larga de las entrevistas que recoge el presente volumen— de si París, ciudad en la que el poeta vivió exiliado durante diez años, fue decisiva para darlo a conocer, Darwish responde: “No sé. Lo que sí sé es que en París tuvo lugar mi verdadero nacimiento poético. Si tuviera que destacar algo de mi poesía, casi todo con lo que me quedaría lo escribí en París, durante los años ochenta y primeros noventa. Allí tuve la oportunidad de pararme a pensar y reflexionar sobre la patria, el mundo, las cosas, poniendo cierta distancia, una distancia iluminadora”.

Más adelante, refiriéndose a su retorno a los Territorios Ocupados de Palestina, dice: “Así que tomé la segunda decisión más arriesgada de mi vida: tras la salida, el retorno. Salir y retornar son los dos pasos más difíciles que he tenido que dar. Elegí Ammán porque está cerca de Palestina y porque es una ciudad tranquila de buena gente. Allí puedo hacer mi vida. Cuando quiero escribir, me marcho de Ramala y aprovecho para estar solo en Ammán”.

En Ramala, Mahmud Darwish siguió dirigiendo la revista Al-Karmel, cuyos archivos fueron destruidos por el ejército israelí durante el asedio de la ciudad en el año 2002.

Wazen alude a La cama de la extranjera, “un libro de amor muy hermoso”, cito literalmente, uno de los poemarios de su etapa final, en el que parece que Darwish consigue acabar con la idea de que en su poesía la mujer es la tierra, o la amada, la patria. “Es peligroso andar siempre aferrándose a los símbolos. La mujer es un ser humano y no un medio para expresar otras cosas. La rosa es un ser vivo sublime y no tiene por qué simbolizar la herida o la sangre”, contesta Darwish, y prosigue:

La identidad de ser humano del palestino precede a su identidad nacional … El palestino es un ser que ama, odia, disfruta de la primavera, se casa… Igual pasa con la mujer, que significa otras cosas que no son la tierra. Por más bonito que sea que la mujer encarne la existencia entera, lo primero es que tiene su personalidad como mujer.

Cuando a raíz de la publicación de La cama de la extranjera se me echó encima la crítica, que me acusó de haberme desentendido de la causa palestina, les respondí que al contrario, que este libro profundizaba en esa dirección. Que escribir sobre el amor representa una dimensión esencial de la resistencia cultural, y que si somos capaces de escribir sobre el amor o la existencia, la muerte o el más allá, nuestros valores nacionales y nuestra identidad salen reforzados. No somos una arenga política, no somos un panfleto. Como he dicho y repetido en más de una ocasión, ser palestino no es una profesión: por más que el palestino luche y defienda su tierra y sus derechos, ante todo es un ser humano.

En la entrevista que cierra el libro, “La estética de la desesperación”, Darwish confiesa a Dalia Karpel, del diario israelí Haaretz: “La situación actual es la peor que quepa imaginar. Los palestinos son la única nación en el mundo que sienten con certeza que el día de hoy es mejor que los días venideros. Mañana siempre trae una situación peor”.  Estas palabras fueron pronunciadas en julio de 2007, pocos días antes de un recital histórico en el Auditorio Monte Carmelo de Haifa (Israel en la actualidad), y parecen proféticas: en marzo de 2023 la situación de Palestina empeora irremisiblemente, el día de hoy es, lamentablemente, mejor que los días venideros.

Artículo completo en Espacio Público

 

El poeta troyano estará presente en el Día de la Poesía de Casa Árabe

Con motivo de esta efeméride, el martes 21 de marzo Federico Arbós y Luz Gómez participan en una velada en la sede de Casa Árabe en Madrid en la que varios lectores recitarán en español y árabe poemas de Al-Bayati, Adonis y Mahmud Darwish.

Federico Arbós y Luz Gómez participan con motivo de la publicación de sus libros:
 
El talismán de la palabra, de Federico Arbós (ed. Marcial Pons).
Tras un extenso ensayo en el que nos ofrece un panorama de la poesía árabe contemporánea, su compleja relación con la tradición, su modernidad, su diálogo con la poesía europea -en la que destacan dos autores, Eliot y Lorca-, Arbós lleva a cabo un minucioso y riguroso análisis de tres poetas fundamentales, Al-Bayati, Adonis y Mahmud Darwish, de los que ofrece un estudio completo con numerosos ejemplos.
El poeta troyano, editado y traducido por Luz Gómez (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo).
Darwish ejerció su magisterio de la mejor manera que puede hacerlo un poeta, en sus poemas, pero dejó también constancia de él en las entrevistas que concedió a lo largo de su vida. Como si de lúcidos ensayos se tratara, en ellas reflexiona sobre lo personal y lo común, sobre la poesía en general y la suya en particular, y sobre los asuntos y designios de Palestina y el mundo árabe. Incisivo, ponderado, sardónico en ocasiones, en estas conversaciones de madurez se escucha al Darwish que se sabía un poeta troyano.
¿Por qué has dejado solo al caballo? y Estado de sitio, edición bilingüe de Luz Gómez (Editorial Cátedra).
Entre lo antiguo y lo moderno, lo local y lo universal, el canto y la lucha, la épica y la lírica, ¿Por qué has dejado solo al caballo? supone, según su mismo autor, una autobiografía personal y poética, pues contiene rasgos biográficos y estilísticos de toda su trayectoria, mientras que Estado de sitio representa el esfuerzo por atrapar un presente demolido por bulldozers.

La lectura de poemas ofrecerá una panorámica de temas: desde el amor hasta la tragedia de la tierra perdida, desde el gozo de la naturaleza hasta la dureza del exilio y la persistencia de una identidad que siempre se ha puesto en cuestión.