Regala historias de mujeres que han roto esquemas

 

Si casi desconocidas son en nuestro mundo occidental las mujeres que a lo largo de la historia han escrito, han inventado, han alcanzado metas deportivas, han pintado, más lo son las mujeres que han roto los estereotipos de género en el mundo árabe y oriental.
A continuación os presentamos los libros que consideramos más relevantes sobre mujeres excepcionales de este siglo y del pasado

 

 

Meriem, la primera mujer nómada que pilotó en Mauritania.

Hay días en que me pregunto: ¿esa era yo? ¿He vivido realmente eso? ¿O se trata de otra? ¿O es un sueño? Mi vida en el desierto, las largas travesías con el Grupo Nómada, cuando me cebaron, mis matrimonios con… ¿Todo eso ha existido? Lo veo tan lejano. Y si es cierto que era yo, ¿quién soy ahora?
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/la-hija-del-cazador/

 

 

 

¡Maldita entre las malditas!

Isabelle recorre travestida de caballero árabe las arenas del desierto en busca de su otra identidad: una identidad que no fuera fruto ni de la imposición ni de la herencia ni del sacrificio.
Con el transcurso de los años pasó de la simple búsqueda de la evasión a una idea fija de libertad total"
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/pais-de-arena-relatos-argelinos/

 

 

 

 

Fundadora de la 1ª revista de cómics de mundo árabe "Samandal"

Lena nos cuenta una bella historia de su madre alemana, de Hannover, y relata la "cohabitación pacífica de las contradicciones" que era su familia y su pais, el Líbano. Nos describe una madre fuerte y que encontró su lugar en la ciudad de Beirut durante la guerra de 1982.
http://www.orienteymediterraneo.com/producto/yogur-con-mermelada-o-como-mi-madre-se-hizo-libanesa/                                        


SOPHIE CARATINI en el Salón Internacional del Libro Africano de Tenerife

Sophie Caratini, autora de Hijos de las nubes, participa este año en el Salón Internacional del Libro africano (SILA ), que se celebrará del 22 al 26 de septiembre en el Puerto de la Cruz de Tenerife.

A las 18:30 del día 22, dialogarán Sophie Caratini, Mbareck Ould Beyrouk y Pablo Martín Carvajal.


Sophie Caratini y los "Hijos de las nubes" por Bahia Awah

Cada vez que voy a realizar un viaje de esos largos y me detengo a hacer mi maleta recuerdo cuando de niño me fijaba atentamente en cómo mi padre ensillaba su dromedario cuando se iba de bauah[1] en busca de agua, pastos o ejerciendo de dayar[2] detrás de las huellas del ganado extraviado. Tres cosas fundamentales preparaba la noche anterior al viaje, un buen guirba[3], un znad[4] y su mecha de nur[5] y un cuchillo de lemleida[6]. Claro que los tiempos cambian y cada generación sigue el inevitable curso evolutivo de su sociedad. Yo cada vez que viajo de Europa a África lo primero que guardo en mi mochila es un libro de viaje, un libro que no me aburre, un libro y un autor que me hacen compañía con pasajes literarios como los de Javier Reverte, Ramón Mayrata o Ryszard Kapuscinski. Pero en mi viaje de noviembre del pasado año 2009 elegí, acertando, el libro de otro escritor, Hijos de las nubes (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo) de la etnóloga Sophie Caratini, en su entretenido periplo en busca de la sociedad saharaui en los años setenta.

La primera vez que oí hablar ella fue en 1994 en Nuagchot, la capital mauritana. Mi tío me dijo:
–Aquí tengo un libro en francés escrito por una historiadora gala y que habla del Sahara. Creo que no te va a gustar, porque enfoca su contenido desde el tribalismo en la sociedad saharaui, pero es muy interesante, léelo. Su título, Les Rgaybat 1610 - 1934. Cogí el libro y lo estuve hojeando varios días para determinar cómo la autora quiso proyectar su mirada sobre los saharauis centrándose en el estudio de una tribu. Era una edición en lengua francesa, y no la puede disfrutar por el poco dominio que tengo de esa lengua, pero me llamó la atención. Había fotos del Emir de Adrar mauritano junto con notables jefes tribales saharauis de aquella época, como Mhamed uld Eljalil, entre otros. Mi tío me indicaba que la persona de cabello largo que estaba al lado de ese notable saharaui era mi tío abuelo, Omar uld Awah, que fue su auxiliar cercano.

Dieciséis años más tarde de conocer ese libro llegaba a mis manos otro trabajo de esa misma escritora, Hijos de las nubes, sobre las experiencias de aquel viaje para su trabajo de tesis, en 1975. Subrayé en la primera parte del libro este párrafo con el que uno aquellos jóvenes Polisarios explicaba, al conocer que la joven era una etnóloga francesa, qué pretendían ser los saharauis con su proceso anticolonial y antitribal, “Queremos construir una sociedad justa e igualitaria. Nuestras tradiciones prueban que somos capaces de ello. Los habitantes del desierto siempre practicaron la solidaridad, la ayuda mutua y el sentido del honor. Entre nosotros no hay clases explotadoras ni reyes ni emires. … somos un pueblo libre y orgulloso y en nosotros tenemos con qué construir una sociedad moderna mucho más democrática que la vuestra”.
Sophie en aquellos años, como estudiante recién licenciada, venía con el propósito de estudiar una estructura tribal que sin embargo los saharauis declaraban abolida en su nuevo proceso liberador como un pueblo y no como un conjunto de tribus, algo que las potencias occidentales usaron para perpetuar su dominio colonial en África. Enfrascado en la lectura del libro cuando me lo permitía mi trabajo, seguí con Caratini, su atrevido y desafiante periplo por muchos lugares en el desierto. Alguno de esos lugares llegué a conocer y tengo referencias de otros en esa geografía de fronteras mauritano saharauis. Viví con mucha emoción la gran carga literaria con la que describía sus días y sus noches entre beduinos, muchos de los cuales estaban politizados por aquellas circunstancias, y se sentían arraigadamente bien identificados con su nacionalidad saharaui. Era el caso del joven del párrafo mencionado con anterioridad o del otro joven universitario que la atendió cariñosamente con su botiquín de guerrero. Ambos eran estudiantes, estaban muy influidos por los movimientos de liberación de la época y alzados clandestinamente contra el dominio colonial, porque "hay cosas que para lograrlas han de ser ocultas".
Cuando Sophie en 1975 buscaba encontrar hueco entre aquellos nómadas saharauis, yo me hallaba expuesto a los nuevos cambios políticos que estaban surgiendo muy cerca de esas fronteras en las que se encontraba la etnóloga, convertido en niño de guerra, huido en aquel éxodo, separado de mi familia por el conflicto, un suceso hacia el que Sophie en aquellos convulsos años no acababa de orientar su atención como etnóloga. Era una estudiante occidental que acababa de adentrarse en lo más profundo del desierto para compartir la vida de los pastores nómadas y vivir su experiencia como etnóloga que iniciaba el largo periplo de un investigador sediento por conocer y reflexionar sobre la teoría de los pueblos nómadas y sus orígenes. Como ella escribía, “pese a todo quise escribir mi tesis, el libro de su historia. Para ellos, en primer lugar, pues creía que no había que ocultar los engranajes de la estructura social, sino analizarlos a fin de poder superarlos“. Leyendo el libro en los campamentos de refugiados saharauis la imaginé muchas veces en aquellos años cerca de los desplazamientos que me condujeron al refugio. Poco tiempo después de que ella abandonara la zona, pasábamos muy cerca nosotros los refugiados sumidos en la pesadilla del éxodo, a veces bombardeados por la aviación marroquí, y otras perseguidos por las tropas mauritanas. Era yo un niño atendido y arropado por los Polisarios, pasando por Um Draiga, Guelta Zemur, muy cerca de Bir Umgrein, Tifariti y Ain Bentili, huidos en dirección al exilio que nos tocaba sufrir y ver cómo injustamente hasta hoy perdura por más de tres décadas. A los que hemos vivido aquella apocalipsis del 75 y 76 sin lugar a dudas que estas líneas itinerantes nos traen ingratos recuerdos, pero a la vez un necesario y merecido repaso a nuestra Historia expuesta con un croquis social etnográfico trazado desde el comienzo de su segunda edad de oro, que surgiría a partir del nacimiento del Polisario hasta nuestros días.

En ocasiones, en los campamentos saharauis, cuando sacaba Hijos de las nubes para seguir su lectura, mucha gente se fijaba en su título y me lo pedían para quedárselo. Pero siempre les respondía que no era mío, sino de una amiga que me lo había prestado y estaba esperando a que concluyera su lectura y devolverlo. Porque no es un libro que se lee y se abandona o se pasa a otros, es investigación sobre nuestra Historia. Finalmente opté por forrarlo para no llamar la atención y complicarme en más respuestas. El lector puede que se enganche desde el primer momento como igual puede que le resulte difícil seguir el hilo en las primeras páginas cuando Sophie narra cómo intentaba salir de Nuagchot en busca de los saharauis nómadas y abandonar una ciudad donde reina la incertidumbre, la búsqueda del buen linaje y la exhibición de lo que aparentan ser las cosas, y no lo que son en realidad. En su lectura viví con dolor su enfermedad, sentí con mi corazón sus días de soledad, tan débil, haciendo el camino de regreso a través de itinerarios pedregosos y polvorientos, desplazándose en coches militares con su fragilidad ante las nuevas circunstancias después de consumir toda la fuerza y vitalidad que desplegó para conversar, entrevistar, meditar, escuchar y reflexionar. Todo el afán por sacar adelante un reto ante su desafío de futura etnóloga que pretendía recoger parte de la historia de aquella sociedad de nómadas del que le hablaba en la Universidad de Nanterre su profesor Ahmed Baba Meska. El hombre que ese mismo año se uniría a los dirigentes saharauis en su lucha.
Destaco el lado humano que se despierta en Sophie cuando se encuentra con el joven médico Polisario de larga melena, símbolo anticolonial y antitribal de la época entre los saharauis aunque ella tal vez desconocía este hecho, que le atendió con su botiquín y los pocos antibióticos de que disponía para sus compañeros que dejó alzados en los montes de Ergueiua, a prestar auxilio a una francesa enferma en un frig de beduinos. Al menos en su peor momento encontró un futuro médico para acompañarla y tratar de salvar su vida, si no con medicamentos al menos con su humanidad y complicidad. A la pregunta de Sophie sobre cómo se llamaba el joven le respondió:
–No puedo decirte mi nombre, basta con que me llames “el compañero de las montañas”[7].
Con eso quería decirle que era un guerrillero Polisario, clandestinos aún en aquellos difíciles años, perseguidos por la metrópoli. Y diría para finalizar que en el libro hay un grato momento cuando Caratini nos retrata a Luali, el mítico dirigente Polisario, sin saber ella entonces quién era. En su encuentro Luali le expone el ideal revolucionario concebido por el pueblo saharaui.

Por todos estos motivos considero que Hijos de las nubes, que no pueden ser otros que los saharauis, es una obra para dedicarle un merecido tiempo de lectura, de meditación y reflexión sobre y para el pueblo saharaui y su proceso de descolonización tratado con imparcialidad por una etnóloga francesa.

Bahia M. H. Awah
Poemario por un Sahara Libre

[1] Persona beduina con mucha inteligencia que se encarga de buscar, montada sobre un dromedario, lugares de nuevas acampadas y pasto para el ganado
[2] Buscador de camellos
[3] Odre para llevar agua
[4] Varita de hierro fundido utilizado tradicionalmente entre los saharauis para encender fuego friccionándola con una piedra silex y una mecha
[5] Especie de algodón para hacer la mecha que se obtiene de algunas plantas del desierto. Tiene un olor muy agradable en la combustión
[6] Cuchillo usado en la década de los 60 del pasado siglo revestido de nácar
[7] Estrofa del himno del Frente Polisario

artículo completo en el blog Generación de la Amistad Saharaui


Sophie Caratini presenta Hijos de las nubes en Zaragoza

[HijosdelasNubes.jpg]
Sophie Caratini, autora de Hijos de las nubes, estará en Zaragoza desde el 15 al 19 de abril. El miércoles 15 por la tarde, acompañada de José Luis Acín Fanlo, Director del Centro del Libro de Aragón, presentará Hijos de las nubes en la librería Cálamo (Pza. San Francisco 4). La mañana del jueves 16 mantendrá un encuentro con chicas y chicos de Secundaria que, participantes en el programa de fomento de la lectura que desde hace años anima Ramón Acín, han leído su obra. El acto tendrá lugar en el marco en la Feria de la Educación Aragonesa que se celebra en esa ciudad del 16 al 20 de ab


Hijos de las nubes

Sophie Caratini
Hijos de las nubes
En noviembre de 1974, Sophie Caratini, por aquel entonces estudiante de etnología en la universidad de Nanterre, partió con destino a Mauritania para documentarse sobre los erguibat, los "hijos de las nubes", sobre quienes estaba preparando su tesis doctoral. Los erguibat son nómadas camelleros del NO del Sáhara que, a lo largo de su historia, acabaron conquistando un territorio inmenso en el que la resistencia a la penetración colonial francoespañola se prolongó durante más de veinte años.
Su tesis doctoral, Les Rgaybât (1610-1934), publicada en dos tomos por L'Harmattan (París, 1989), recoge en su primer volumen (Des chameliers à la conquêtre d'un territoire) la génesis y la historia de esta gran tribu beduina hasta que se produjo la ocupación colonial de su territorio, mientras que el segundo volumen (Territoire et société) se centra en la organización interna del territorio en función de las exigencias de la vida nómada y las variaciones producidas en el contexto político y social.
Pero Hijos de las nubes narra la experiencia vital que se encuentra en la base de su obra científica: las peripecias de una joven que se aventura en lo más profundo del desierto del Sáhara en busca de las últimas tribus nómadas.