¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta?

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Éxodo palestino 1948

¿Sabe cuál es la diferencia entre un general y un poeta? El general cuenta el número de muertos entre el enemigo en el campo de batalla, mientras que el poeta cuenta cuántas personas han muerto en la batalla. No hay enemistad entre los muertos. El enemigo es el mismo: la muerte. La metáfora es clara. Los muertos de ambos lados ya no son enemigos. [página 198]

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Éxodo palestino 1948 hilera mujeres huyendo

Yo soy un hacedor de metáforas, no de símbolos. Creo en el poder de la poesía, que me da razones para mirar hacia adelante y descubrir un destello de luz. La poesía puede ser una auténtica desalmada. Deforma. Tiene el poder de transformar lo irreal en real y lo real en imaginario. Tiene el poder de construir un mundo que está reñido con el mundo en el que vivimos. Para mí la poesía es la medicina del espíritu. Puedo crear con palabras lo que no encuentro en la realidad. Es una fantasmagoría, pero positiva: no tengo otra herramienta con la que buscarle un sentido a mi vida o a la vida de mi nación. Tengo el poder de regalarles belleza a una y a otra por medio de las palabras, de plasmar la belleza del mundo, pero también de expresar la situación de ambas. Una vez dije que yo construyo con palabras una patria para mi nación y para mí. [193]

La situación actual es la peor que quepa imaginar. Los palestinos son la única nación en el mundo que sienten con certeza que el día de hoy es mejor que los días venideros. Mañana siempre trae una situación peor. No es una cuestión existencial. Yo no puedo hablar del lado israelí, no soy experto en eso. Solo puedo hablar del lado palestino. En 1993, durante los Acuerdos de Oslo, yo sabía que el acuerdo no garantizaba que fuéramos a lograr la verdadera paz basada en la independencia y el fin de la Ocupación israelí. A pesar de todo, sentía que la gente albergaba esperanzas. Pensaban que quizá una mala paz era mejor que una guerra victoriosa. Aquellos sueños se esfumaron. La situación ahora es peor. Antes de Oslo no había checkpoints, las colonias no se habían expandido como ahora y los palestinos tenían trabajo en Israel.

Los israelíes se quejan de que los palestinos no los quieren. Tiene gracia. La paz se acuerda entre Estados y no se basa en el amor. Un acuerdo de paz no es un convite de boda. Yo entiendo el odio hacia los israelíes, cualquier persona normal odia vivir bajo la Ocupación. Primero que se firme la paz y luego que se contemplen los sentimientos como amor o no amor. A veces, después de firmarse la paz, no hay amor. El amor es un asunto privado, no se puede forzar. [193-194]

Israel proclama continuamente que no tiene interlocutores, incluso cuando hay alguien dispuesto al diálogo. Ahora dicen que es posible hablar con Mahmud Abbas, pero Abbas estaba ahí antes de que Hamás ganara las elecciones. ¿Qué puede hacer Abbas si no han quitado ni un checkpoint? Es la política israelí lo que impulsa a los palestinos al extremismo y a la violencia. Los israelíes no quieren dar nada a cambio de la paz. No quieren retirarse a las fronteras de 1967, no quieren hablar del derecho al retorno o de la evacuación de las colonias, y, por supuesto, no quieren hablar de Jerusalén. Entonces, ¿hay algo de qué hablar? Estamos en un callejón sin salida. Yo no veo el final de este oscuro túnel mientras Israel sea incapaz de diferenciar la historia de la leyenda.

Los Estados árabes están dispuestos a reconocer a Israel y están pidiendo a Israel que acepte la iniciativa árabe de paz que consiste en la retirada a las fronteras de 1967 y el establecimiento de un Estado palestino a cambio no solo de reconocer plenamente a Israel, sino también de la normalización de las relaciones. Dígame quién está perdiendo la oportunidad. Se suele decir que los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad. Pero Israel, ¿por qué está emulando el no a todo que achacan a los árabes? [196-197]

Extractos de El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía, del poeta palestino Mahmud Darwish. Edición y traducción de Luz Gómez. Madrid: ediciones del oriente y del mediterráneo, 2023.

Luz Gómez en el programa Mediterráneo habla de Mahmud Darwish


EL POETA TROYANO

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Mahmud Darwish interviene en uno de los muchos recitales de poesía en los que participó.

Mahmud Darwish estará presente, junto a Adonis y Al-Bayati, a través de sus traductores Luz Gómez y Federico Arbós,  en la celebración en Casa árabe del Día mundial de la poesía.

Incluimos a continuación un fragmento del Prólogo de Luz Gómez a esta edición de una antología de las entrevistas que Darwish fue concediendo a lo largo de su vida:

La siempre peliaguda relación entre modernidad y tradición está vinculada en los poemas de Darwish con asuntos tan complejos como la identidad y sus condicionantes. La justa valoración del pasado y la herencia recibida no pueden convertirse en una autodefensa que coarte la creatividad y la pluralidad del ser, dice Darwish por boca de Edward Said en «Contrapunto», la elegía que le dedicó. Así, cuando avanzada ya la cincuentena Darwish se declaró un poeta troyano, el simbolismo estaba justificado: «Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la estirpe de los perdedores: privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición». La mirada del poeta palestino a la Nakba, la desposesión palestina, garantiza la victoria colectiva sobre el futuro, que la Ocupación israelí pretende que no sea otra cosa que el olvido de Palestina.
Ser un poeta troyano no es un mandato, es un destino. Darwish era consciente de ello. Troya desapareció del mapa, no de la historia. Y aunque la estirpe troyana perduró en otras latitudes, su nombre se extinguió. Sin embargo, la epopeya darwishiana se libra en el presente, no en el pasado, ni mucho menos en la leyenda. En estas conversaciones, se desgranan severas observaciones políticas, no exentas de mordacidad o de autocrítica cuando es el caso. Darwish no rehúye hablar de la actualidad política. La suya es una poética de la presencia de Palestina contra el poder de los mitos y los tanques israelíes que, con suerte, concede al poeta ser «palestino» pero no «de Palestina». Lo dejó dicho en un verso memorable: «Se llamaba Palestina. Se sigue llamando Palestina».
Darwish, que nunca negó que en sus inicios cultivara la poesía de resistencia, reclamó su derecho a una evolución hacia posiciones de universalidad poética. Lo cual, por otra parte, y según su pensamiento, le permitía expresar mejor la tragedia palestina. Si el derecho al fin de la Ocupación y el retorno son parte inseparable del derecho universal a la libertad y la justicia, para Darwish escribir sobre el amor o la belleza refuerzan la humanidad del ser palestino y lo preservan de la contingencia histórica, que lo empuja a la extinción.

Luz Gómez


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"El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía"

Marina Landa - Espacio Público

El poeta troyano. Conversaciones sobre la poesía reúne cinco entrevistas que Mahmud Darwish, en su madurez, concedió a diferentes medios. En su prólogo, Luz Gómez, editora y traductora del libro, nos advierte de que existen numerosas entrevistas de Darwish en sus inicios y en la etapa de madurez, pero guardó “un premeditado silencio, casi total en su periodo medio que coincide con los años de su exilio en Beirut, Túnez y finalmente en París”. El regreso a Palestina, tras los Acuerdos de Oslo, dio inicio a una nueva etapa de su vida y de su poesía, a la que corresponden las entrevistas aquí seleccionadas. “La entrevista —continua la prologuista— es un género temerario. La frescura y la sinceridad casan mal con la cautela y la prudencia necesarias. Darwish supo llevar a su terreno el género y desgranar sus intereses mayores: lo poético y lo político, lo personal y lo colectivo”.

A través de estas conversaciones, Darwish va desgranando su poética, que ha ido evolucionando a lo largo de su dilatada obra, desde una poesía de resistencia a una poesía que reclama su lugar en la universalidad poética, que, a su parecer, le permite expresar mejor la tragedia palestina. Deslindar lo político de lo poético, lo personal de lo colectivo sin renegar de nada.

A la pregunta de Abdo Wazen en “Nacimiento a plazos” —la más larga de las entrevistas que recoge el presente volumen— de si París, ciudad en la que el poeta vivió exiliado durante diez años, fue decisiva para darlo a conocer, Darwish responde: “No sé. Lo que sí sé es que en París tuvo lugar mi verdadero nacimiento poético. Si tuviera que destacar algo de mi poesía, casi todo con lo que me quedaría lo escribí en París, durante los años ochenta y primeros noventa. Allí tuve la oportunidad de pararme a pensar y reflexionar sobre la patria, el mundo, las cosas, poniendo cierta distancia, una distancia iluminadora”.

Más adelante, refiriéndose a su retorno a los Territorios Ocupados de Palestina, dice: “Así que tomé la segunda decisión más arriesgada de mi vida: tras la salida, el retorno. Salir y retornar son los dos pasos más difíciles que he tenido que dar. Elegí Ammán porque está cerca de Palestina y porque es una ciudad tranquila de buena gente. Allí puedo hacer mi vida. Cuando quiero escribir, me marcho de Ramala y aprovecho para estar solo en Ammán”.

En Ramala, Mahmud Darwish siguió dirigiendo la revista Al-Karmel, cuyos archivos fueron destruidos por el ejército israelí durante el asedio de la ciudad en el año 2002.

Wazen alude a La cama de la extranjera, “un libro de amor muy hermoso”, cito literalmente, uno de los poemarios de su etapa final, en el que parece que Darwish consigue acabar con la idea de que en su poesía la mujer es la tierra, o la amada, la patria. “Es peligroso andar siempre aferrándose a los símbolos. La mujer es un ser humano y no un medio para expresar otras cosas. La rosa es un ser vivo sublime y no tiene por qué simbolizar la herida o la sangre”, contesta Darwish, y prosigue:

La identidad de ser humano del palestino precede a su identidad nacional … El palestino es un ser que ama, odia, disfruta de la primavera, se casa… Igual pasa con la mujer, que significa otras cosas que no son la tierra. Por más bonito que sea que la mujer encarne la existencia entera, lo primero es que tiene su personalidad como mujer.

Cuando a raíz de la publicación de La cama de la extranjera se me echó encima la crítica, que me acusó de haberme desentendido de la causa palestina, les respondí que al contrario, que este libro profundizaba en esa dirección. Que escribir sobre el amor representa una dimensión esencial de la resistencia cultural, y que si somos capaces de escribir sobre el amor o la existencia, la muerte o el más allá, nuestros valores nacionales y nuestra identidad salen reforzados. No somos una arenga política, no somos un panfleto. Como he dicho y repetido en más de una ocasión, ser palestino no es una profesión: por más que el palestino luche y defienda su tierra y sus derechos, ante todo es un ser humano.

En la entrevista que cierra el libro, “La estética de la desesperación”, Darwish confiesa a Dalia Karpel, del diario israelí Haaretz: “La situación actual es la peor que quepa imaginar. Los palestinos son la única nación en el mundo que sienten con certeza que el día de hoy es mejor que los días venideros. Mañana siempre trae una situación peor”.  Estas palabras fueron pronunciadas en julio de 2007, pocos días antes de un recital histórico en el Auditorio Monte Carmelo de Haifa (Israel en la actualidad), y parecen proféticas: en marzo de 2023 la situación de Palestina empeora irremisiblemente, el día de hoy es, lamentablemente, mejor que los días venideros.

Artículo completo en Espacio Público

 

El poeta troyano estará presente en el Día de la Poesía de Casa Árabe

Con motivo de esta efeméride, el martes 21 de marzo Federico Arbós y Luz Gómez participan en una velada en la sede de Casa Árabe en Madrid en la que varios lectores recitarán en español y árabe poemas de Al-Bayati, Adonis y Mahmud Darwish.

Federico Arbós y Luz Gómez participan con motivo de la publicación de sus libros:
 
El talismán de la palabra, de Federico Arbós (ed. Marcial Pons).
Tras un extenso ensayo en el que nos ofrece un panorama de la poesía árabe contemporánea, su compleja relación con la tradición, su modernidad, su diálogo con la poesía europea -en la que destacan dos autores, Eliot y Lorca-, Arbós lleva a cabo un minucioso y riguroso análisis de tres poetas fundamentales, Al-Bayati, Adonis y Mahmud Darwish, de los que ofrece un estudio completo con numerosos ejemplos.
El poeta troyano, editado y traducido por Luz Gómez (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo).
Darwish ejerció su magisterio de la mejor manera que puede hacerlo un poeta, en sus poemas, pero dejó también constancia de él en las entrevistas que concedió a lo largo de su vida. Como si de lúcidos ensayos se tratara, en ellas reflexiona sobre lo personal y lo común, sobre la poesía en general y la suya en particular, y sobre los asuntos y designios de Palestina y el mundo árabe. Incisivo, ponderado, sardónico en ocasiones, en estas conversaciones de madurez se escucha al Darwish que se sabía un poeta troyano.
¿Por qué has dejado solo al caballo? y Estado de sitio, edición bilingüe de Luz Gómez (Editorial Cátedra).
Entre lo antiguo y lo moderno, lo local y lo universal, el canto y la lucha, la épica y la lírica, ¿Por qué has dejado solo al caballo? supone, según su mismo autor, una autobiografía personal y poética, pues contiene rasgos biográficos y estilísticos de toda su trayectoria, mientras que Estado de sitio representa el esfuerzo por atrapar un presente demolido por bulldozers.

La lectura de poemas ofrecerá una panorámica de temas: desde el amor hasta la tragedia de la tierra perdida, desde el gozo de la naturaleza hasta la dureza del exilio y la persistencia de una identidad que siempre se ha puesto en cuestión.


Ilya U. Topper en m'sur presenta a Sargon Boulus y su poemario "Otro hueso para el perro de la tribu"

Todo país es el centro del mundo, pero Iraq lo es un poco más que otros. Aquí se cruzan caminos de la historia, conquistas, lenguas, religiones. Y todas ellas están en los versos de Sargon Boulus, iraquí cristiano, asirio, escritor en Líbano, poeta en San Francisco. Emigrado a América a los 25 años, pasó la mayor parte de su vida en Estados Unidos, aunque también vivió cierto tiempo en Grecia y murió en Berlín. Por entonces, su país, al que apenas había vuelto, ya estaba destrozado por una ocupación militar y una cruel guerra civil.

Pero esta vida lejos del Tigris no le impidió a Sargon Boulus (1944 -2007) convertirse en uno de los grandes nombres de la poesía árabe moderna, con cinco poemarios: Llegar a la ciudad de ninguna parte (1985), La vida junto a la Acrópolis (1988); Lo primero y lo que viene después (1992); El que lleva la linterna en la noche de los lobos (1996) y Si estuvieras dormido en el arca de Noé (1998). Otro hueso para el perro de la tribu es su última colección lírica, publicada un año después de su muerte y ahora vertida al castellano por la arabista Luz Gómez para Ediciones del Oriente y el Mediterráneo, que ha cedido un avance a MSur.

( artículo completo en m'sur )