bell hooks: "Lo que me empujó a la vida intelectual..."

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bell hooks y Cornel West, autores de Partiendo pan. Vida intelectual negra insurgente

Lo que me empujó a la vida intelectual fue una auténtica pasión por el saber. Y es ese anhelo el que de verdad me llevó a sintetizar y yuxtaponer de forma compleja ideas y experiencias que a primera vista podrían parecer inconexas. Cuando hago balance, me asombra el hecho de mantener la misma actitud y compromiso hacia el trabajo intelectual que mostraba en mi infancia. En el ensayo The Significance of Theory, Terry Eagleton postula que los niños son los mejores teóricos, porque no temen transgredir los límites de las ideas aceptadas, y explorar y descubrir nuevas maneras de pensar y de ser. De pequeña, mi interés por el mundo de las ideas estaba íntimamente ligado a mis esfuerzos por curarme. En vista de que me crie en una familia marcadamente disfuncional, en la que sufrí heridas psicológicas —y, en alguna ocasión, incluso físicas—, lo que levantó mi ánimo y me dio fuerzas para seguir adelante fue mi inclinación hacia el mundo de las ideas. Gracias a esta actitud y el consiguiente desarrollo de una conciencia crítica, logré tomar distancia de la situación familiar y mirarme a mí misma, a mis padres y a mis hermanos desde una perspectiva analítica. Ello me ayudó a comprender la historia y las experiencias personales que se hallaban en la raíz del comportamiento de mis padres. Así pues, la originalidad de mi relación con la teoría estriba en que mi propia vida da fe del poder del pensamiento crítico. Al sumar a mi pasión por las ideas una vívida imaginación, encontré en el mundo de la escritura creativa un espacio para la trascendencia, una manera de sanar. A diferencia de muchos niños de familias desestructuradas que crean amigos imaginarios para no desfallecer, descubrí muy pronto que la intensa práctica creativa de la lectura y la escritura me embarcaban en un alentador e inspirador viaje a través de la imaginación. Empecé a escribir poesía a los diez años y publiqué mis primeros poemas en la revista de la escuela dominical. Gracias a ese temprano punto de apoyo adquirí un fuerte sentimiento de autoestima y comprendí que mi voz era importante, pues me permitía articular mi visión y compartirla

bell hooks responde a Cornel West en su libro de conversaciones Partiendo pan. Vida intelectual negra insurgente.

Cornel West entrevista a Bell Hooks

Mi compromiso con la vida intelectual reside en una pasión por las ideas y el pensamiento crítico.

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Cornel West entrevista a bell hooks sobre el proceso que hizo de ella una intelectual.

Esta pasión se originó en mi infancia. De joven era una lectora insaciable y quería saberlo todo. Hoy sigo considerándome una lectora para quien nada está excluido: leo desde literatura infantil, novela rosa, revistas de automóviles y moda, libros de autoayuda y toda clase de ficción barata, hasta teoría económica, sociológica, psicológica, literaria y feminista. Me encanta leer sin ceñirme a ninguna disciplina. Por eso siempre me han sorprendido los profesores universitarios que no muestran interés por la literatura al margen de su propia disciplina. En mi caso, leer de forma transversal ha supuesto un ejercicio decisivo para desarrollar el tipo de pensamiento crítico-especulativo que sirve de fundamento a mi trabajo. En algunos textos ya señalé que la falta de información impide a muchos pensadores hablar y escribir desde un punto de vista inclusivo, es decir, aquel que examina las ideas desde una perspectiva multidimensional y parte de un análisis basado en conceptos como la raza, el género y la clase social. En la medida en que han sido formados para pensar y estudiar conforme a estrechos criterios disciplinarios, muchos profesores y pensadores generan un conocimiento que rara vez aborda la complejidad de nuestra experiencia o nuestra capacidad de conocimiento. Lo que me empujó a la vida intelectual fue una auténtica pasión por el saber. Y es ese anhelo el que de verdad me llevó a sintetizar y yuxtaponer de forma compleja ideas y experiencias que a primera vista podrían parecer inconexas. Cuando hago balance, me asombra el hecho de mantener la misma actitud y compromiso hacia el trabajo intelectual que mostraba en mi infancia. En el ensayo The Significance of Theory, Terry Eagleton postula que los niños son los mejores teóricos, porque no temen transgredir los límites de las ideas aceptadas, y explorar y descubrir nuevas maneras de pensar y de ser. De pequeña, mi interés por el mundo de las ideas estaba íntimamente ligado a mis esfuerzos por curarme. En vista de que me crie en una familia marcadamente disfuncional, en la que sufrí heridas psicológicas —y, en alguna ocasión, incluso físicas—, lo que levantó mi ánimo y me dio fuerzas para seguir adelante fue mi inclinación hacia el mundo de las ideas. Gracias a esta actitud y el consiguiente desarrollo de una conciencia crítica, logré tomar distancia de la situación familiar y mirarme a mí misma, a mis padres y a mis hermanos desde una perspectiva analítica. Ello me ayudó a comprender la historia y las experiencias personales que se hallaban en la raíz del comportamiento de mis padres. Así pues, la originalidad de mi relación con la teoría estriba en que mi propia vida da fe del poder del pensamiento crítico. Al sumar a mi pasión por las ideas una vívida imaginación, encontré en el mundo de la escritura creativa un espacio para la trascendencia, una manera de sanar. A diferencia de muchos niños de familias desestructuradas que crean amigos imaginarios para no desfallecer, descubrí muy pronto que la intensa práctica creativa de la lectura y la escritura me embarcaban en un alentador e inspirador viaje a través de la imaginación. Empecé a escribir poesía a los diez años y publiqué mis primeros poemas en la revista de la escuela dominical. Gracias a ese temprano punto de apoyo adquirí un fuerte sentimiento de autoestima y comprendí que mi voz era importante, pues me permitía articular mi visión y compartirla.

De "Cornel West entrevista a Bell Hooks", en Partiendo pan. Vida intelectual negra insurgente, p. 149-151.


bell hooks & Cornel West "Partiendo pan: vida intelectual negra insurgente"

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bell hooks y Cornel West, autores de "Partiendo pan: vida intelectual negra insurgente".

 

Nuestra próxima novedad: Partiendo pan: vida intelectual negra insurgente, libro dialogado entre dos de los intelectuales afroamericanos más incisivos, bell hooks y Cornel West.

bell hooks presenta así el libro:

Cornel West y yo empezamos a mantener estos diálogos hace más de veinte años en la Universidad de Yale, donde impartíamos clase. De aquellas conversaciones surgió el libro Partiendo pan: vida intelectual negra insurgente. En la dedicatoria, escribí:

Dedico este libro a todos aquellos que comparten el ideal de un amor redentor y transformador entre mujeres y hombres negros, el tipo de amor que se refleja en el trabajo que llevamos a cabo Cornel y yo… Esperamos que nuestro compromiso colectivo con el amor como acción y práctica inspire e impulse una apasionada obra progresista e intelectual en torno a la experiencia negra.

Ya han pasado más de veinte años desde la publicación de Partiendo pan y desde entonces nuestras vidas han cambiado sustancialmente. Por fortuna, tal y como escribe Cornel en el prefacio de Keeping Faith [«Conservando la fe», 1994], hemos mantenido la solidaridad arraigada en los principios de una ética del amor. Dicha ética fundamenta lo que Cornel denomina «crítica profética»:
Ante todo, una indagación intelectual constitutiva de una democracia existencial, esto es, una empresa autocrítica y rectificadora que pregunta por el sentido de las cosas, preservando y expandiendo la empatía y compasión humana.
En un ensayo posterior, Cultural Politics of Difference [«Política cultural de la diferencia», 1995], Cornel postula que la «crítica profética» entiende la desmitificación como la forma más iluminadora de indagación teórica; y declara que «si bien parte de un análisis socioestructural, también establece sus propios objetivos morales y políticos. Es entusiasta, positiva, comprometida y centrada en episodios críticos». En mi obra, así como en mi vida, siempre me ha interesado —y sigue interesándome— la unidad entre teoría y práctica. Siempre he querido vivir de forma íntegra, es decir, en armonía con lo que pienso, digo y hago. Y para mantener esa integridad no solo me he apoyado en mi ética individual, sino también en la solidaridad y la respuesta crítica de colegas afines, colegas que, a su vez, creen que la integridad es un pilar moral y ético esencial de todas las luchas por el fin de la dominación.
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