Presentaciones de 'Siria, la revolución imposible'

Calendario de presentaciones del libro Siria, la revolución imposible (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2018), del escritor y disidente sirio Yassin al Haj Saleh:

--Lunes 16 de abril en la sede del IEMed, en un acto que contará con la presencia del autor y de Lurdes Vidal, directora del área de Mundo Árabe y Mediterráneo (IEMed).

Fecha: 16/04/2018

Hora de inicio: 19:00

Ciudad: Barcelona

Lugar: IEMed (c/ Girona, 20)

Vídeo de la Presentación en el IEMed

 

--Martes 17 de abril en el auditorio de la Casa Árabe de Madrid. Yassin al Haj Saleh estará acompañado de Santiago Alba Rico, escritor, ensayista y filósofo español, y Naomí Ramírez Díaz, traductora y editora del libro. Presenta Karim Hauser, coordinador de Política Internacional de Casa Árabe.

Fecha: 17/04/2018

Hora de inicio: 19:00

Ciudad: Madrid

Lugar: Auditorio de Casa Árabe (c/ Alcalá, 62)


Presentación de Espacio verde. Todo nada, todo mirada Centro Persépolis de Madrid

Espacio verde. Todo nada, todo mirada, de Sohrab Sepehrí, se presentará el sábado 15 de enero en el Centro Persépolis de Madrid. Clara Janés, su traductora, recitará una selección de poemas en español, y Ahmad Taherí lo hará en persa, con acompañamiento musical. Sohrab Sepehrí, además de poeta, fue pintor de gran talento, por lo que durante la velada tendremos ocasión de conocer parte de su obra a través de una selección de imágenes publicadas en la versión española de este poemario compuesto de dos de sus obras más significativas.


Presentación del libro Apartheid contra el pueblo palestino

En el marco de la I Muestra de Cine Palestino de Madrid, que se desarrollará durante los días 19 y 30 de noviembre, tendrá lugar la presentación de los libros Apartheid contra el pueblo palestino (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2010), el informe elaborado por Luciana Coconi, cuyo objetivo es dilucidar si la hipótesis de la que parte la autora, la existencia de apartheid contra el pueblo palestino, se confirma.

Para ello, Luciana Coconi lleva a cabo un análisis exhaustivo de toda la normativa que sobre los derechos humanos ha ido generando el derecho internacional, contrastándola con la legislación que se aplica en Israel y los Territorios Palestinos Ocupados. El resultado pone de manifiesto, como señala David Bondia en su nota preliminar, «no solo la discriminación que sufre el pueblo palestino, sino también el plan de negación y respeto de su dignidad como seres humanos, lo cual tiene una catalogación jurídica concreta: crimen de apartheid», y Gaza. Seguimos siendo humanos (Bósforo Libros, 2010), de Vittorio Arrigoni, quien, junto a un puñado de activistas internacionales llegados a romper el bloqueo sobre Gaza, se encontraba allí en el momento en que comenzó el ataque israelí, desde donde fue enviando crónicas para el periódico italiano Il Manifesto: «Si la verdad es la primera víctima de todas las guerras, para Israel es una prioridad absoluta asesinarla. Antes, durante y después de cada conflicto. Nuestra tarea como activistas, y más en general como seres humanos que buscan la libertad y la justicia, es ofrecerla como un banquete, lo más indigesto posible, a la opinión pública mundial»

El acto tendrá lugar en el espacio de cultura La Boca del Lobo, el martes 23 de noviembre a las 20 h y contará con la presencia de Teresa Aranguren, periodista y escritora; Luciana Coconi, autora e Inmaculada Jiménez Morell, editora

El acto tendrá lugar en el espacio de cultura La Boca del Lobo, el martes 23 de noviembre a las 20 h y contará con la presencia de Teresa Aranguren, periodista y escritora; Luciana Coconi, autora e Inmaculada Jiménez Morell, editora.


Acto de presentación en Madrid: "La cruzada de los niños"


En su intervención en la presentación de La Cruzada de los niños en la Residencia de Estudiantes de Madrid, Florina Ilis, nos desveló la génesis de su novela:

"Me hallaba en la estación de Cluj-Napoca a punto de subir al tren de Bucarest. Al lado, estaba preparado para salir otro tren especial para Novadari, un lugar de vacaciones a orillas del Mar Negro donde los escolares suelen ir de campamento. El bullicio del andén está descrito en las primeras páginas del libro. Al mirar entonces a los niños y los padres que los acompañaban, me pregunté qué pasaría si... Es así como comienzan los cuentos, ¿verdad? ¿que pasarÆa si estos niños provocaran jugando una pequeña guerra que, poco a poco, se convirtiera en una guerra de verdad de los niños del planeta contra los adultos? Durante el viaje a Bucarest –que dura una 7 horas–, empecé a imaginar escenas de ese juego de los niños, que, en primer lugar, se apoderan del tren, y, luego, las cosas se complican, porque el juego llega a convertirse en una verdadera Cruzada. Una vez finalizado el viaje, la idea de la novela se fue haciendo cada día más clara. Recordé después el controvertido evento histórico ocurrido en 1212 y conocido como la Cruzada de los niños y empecé a leer libros sobre ella. Hay en mi libro referencias inter-textuales a la simbología de esta historia  casi mitificada por la conciencia colectiva del tiempo. Por último, empecé a trabajar asiduamente en la novela, pero sin una continuidad rigurosa. Al tratarse de una imagen de la Rumanía contemporánea, tuve que observar todo lo que ocurría en el país, en el plano político y en el social. (...)
Construí una historia posible a la que presté la cara de la realidad, y así nació La Cruzada de los niños. En literatura, los mecanismos y los componentes de la realidad pueden desmontarse y reordenarse en variantes infinitas y totalmente funcionales. Lo único que se precisa es que funciones. Y La Cruzada de los niños ha funcionado.
Personalmente considero que un escritor auténtico tiene que tener la capacidad de conocer a sus personajes antes de describirlos, conocimiento que es posible si se conoce el mundo donde vive. Los personajes de La Cruzada de los niños vienen directamente de nuestro mundo, los encontramos diariamente en situaciones vitales, más o menos similares a las de la novela. No los inventé yo. Lo único que hice fue favorecerles su entrada en la escena de mi ficción. Una vez llegados ahí, empezaron a reaccionar según su manera de ser. No tuve ningún poder sobre ellos.
Por otra parte, creo que la realidad funciona como un plano fijo con coordenadas exactas, sobre cuya pantalla los escritores proyectan sus personajes y los acontecimientos descritos. La realidad del texto funciona al compás, casi imposible de describir, de unos procesos concomitantes e imprevisibles que ocurren y que determinan, a veces arbitraria y equívocamente, el hilo de la narración, tal como suele ocurrir en la vida. El deber del escritor es el de representar o sugerir, de la manera más natural, la evolución de ese complicado proceso."

En la mesa, Inmaculada Jiménez Morell (ediciones del oriente y del mediterráneo), Florina Ilis (la autora), Olivia Petrescu (Instituto Cultural Rumano de Madrid, ICR), Horia Barna (director del ICR) y Eugenia Popeanga (profesora de la Universidad Complutense de Madrid)

Por su parte, el traductor de la novela, Javier Marina –que no pudo estar presente- nos dejó por escrito qué lo movió a verterla al español. Recogemos aquí algunos fragmentos:

"(...) Tengo la impresión de que, como tantos otros traductores, lo que busco en un libro es, ora un sabor local imposible de encontrar en otras literaturas, ora una universalidad que lo torne relevante para lectores de cualquier parte del mundo. No abundan las obras que reúnen ambas condiciones, pero estamos, sin lugar a dudas, ante una de ellas.
El color local se lo debemos a la nómina de indelebles personajes que pueblan el libro y a situaciones que resultan de lo más familiares para cualquier conocedor de la realidad rumana. No en vano, el libro ha sido definido por algunos críticos como "un fresco de la Rumanía de nuestros días". Políticos corruptos, capos de las mafias bucarestinas, periodistas sensacionalistas sin escrúpulos, traficantes de menores, niños de la calle, gitanas hechiceras, funcionarios incompetentes, todos ellos conforman un paisanaje digno de cualquier telediario de la televisión rumana. No se trata, sin embargo, de un mero catálogo de arquetipos, la verosimilitud con que la autora delinea los personajes, sus comportamientos y las relaciones que los vinculan produce en ocasiones la sensación de hallarse en el tren, en la estación, en la ciudad, los escenarios principales de la narración. Es imposible obviar, así pues, la rumanidad del texto, un aliciente de peso para un público español que, desgraciadamente, es ajeno en gran parte a la realidad de un país históricamente tan cercano.
A esto hemos de unir que los temas fundamentales de la obra son atemporales y universales: el antagonismo inocencia/corrupción, la sustitución de la razón como método de conocimiento del mundo por lo sobrenatural o lo místico, el paso de la infancia a la edad adulta y el descubrimiento de la sexualidad, la violencia como recurso (in)justificado, la hipocresía predominante en las relaciones humanas, la omnipresencia de los medios de comunicación, la distorsión de la realidad a que nos someten y los motivos que los mueven a ello. He enumerado apenas un ramillete de los que considero sobresalientes, pero en las quinientas páginas de la obra caben muchos más, los invito a comprobarlo personalmente".


Presentación de Iraq bajo la ocupación en la feria del libro de Sevilla

El 22 de mayo, en colaboración con la librería Atrapasueños, la Plataforma de Solidaridad con Palestina y la CEOSI (Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq), se presentó el libro Iraq bajo ocupación: destrucción de la identidad y la memoria por Belén Cuadrado, Carlos Varea y Ahmed Sefiani.

El periodista y escritor Juan José Téllez, que, finalmente, no pudo estar presente, envió la comunicación que reproducimos a continuacióIrak ya no existe. Esa es la principal conclusión que cabe extraer de la lectura de “Iraq Bajo Ocupación”, un libro colectivo editado por Carlos Varea, Paloma Valverde y Esther Sanz y con el que alcanza el noveno número la colección Encuentros de Ediciones del Oriente y el Mediterráneo. Bajo el subtítulo de “Destrucción de la identidad y la memoria”, la portada de la obra que hoy presentamos evoca como símbolo de la situación actual del país la silueta de aquella leona herida, asaeteada por flechas, que podemos contemplar en un célebre relieve asirio del siglo VII antes de Cristo.

En Irak, en la antigua mesopotamia que bascula entre los ríos Tigris y Eúfrates, alguien soñó que estuvo la cuna de la humanidad. Hoy, tras seis años de ocupación, se nos presenta un país devastado no sólo en las carnes abiertas de su población –un millón de muertos, cinco millones de desplazados—sino en sus señas de identidad, desde su vieja cultura en los yacimientos saqueados de Asur y de Nipur, o la cultura cotidiana de las bibliotecas y museos cuyas colecciones han acabado subastadas al mejor postor en los mercados negros del arte, o en la laicidad que, entre sus escasos aciertos, el partido Baaz imprimió a la administración iraquí que hoy se encuentra en manos de lo que aquí se denuncia como “una oligarquía mafiosa y teocrática” que gestiona la renta petrolífera al servicio de intereses foráneos.

Pedro Martínez Montávez, uno de los escritores que participan en esta obra, habla de ocupación y fragmentación sectaria del Maxreq en su conjunto, esto es, la región que aquí tendríamos que llamar Oriente Próximo y que solemos denominar como Oriente Medio porque le hacemos más caso al middle-east de sus colonizadores británicos que a la geografía propiamente dicha. Para su análisis, Martínez Montávez no sólo se remonta necesariamente a la llamada primera guerra del golfo sino a la historia de dicho confín, un espacio de dolor como la América Latina de Simón Bolívar, un territorio que como la América Latina de Eduardo Galeano, también nos muestra eternamente sus venas abiertas.

Martínez Montávez habla de taifismo, de fragmentación de esa identidad unitaria y apunta hacia la dirección a la que probablemente lleven futuros acontecimientos: “¿Hace falta añadir que precisamente Irán es otra pieza clave de la cuestión de iraq, desde un principio, y que seguirá siéndolo? Y no sólo de la cuestión de Iraq, sino de la cuestión global de toda la región, y por lo mismo es pieza clave también en el plan global estadounidense de reordenación neocolonial de toda la zona bajo su dominio”.

Tras la denuncia apasionada de Rosa Regás, que niega que haya justificación posible a la guerra en la que vergonzosamente participó España y a la ocupación que todavía perdura, Teresa Aranguren, a través de un texto titulado “La invasión de los bárbaros”, se centra en la matanza de Mahmudilla, a 12 de marzo de 2006 y en el que ella explica como lo más estremecedor de aquel suceso “no fue la orgía de sangre de unos soldados en el fragor del combate, ni una venganza, ni un acto de locura. Fue una manera de pasar la tarde. Tan sencillo como aplastar una hormiga”.

Así se expresaba de hecho uno de los actores de aquella tragedia, el soldado Steven Green, expulsado del ejército por conducta antisocial: “Vine aquí a matar iraquíes, es de lo que va esta guerra, ¿no?… Matar a esta gente ha sido como aplastar una hormiga”.

Tanto él como otros cuatro soldados jugaban a las cartas y bebían güisqui en una de las tiendas de su base militar y alguien dijo con desgana: “¿por qué no vamos a violar a la chica?”. Se trataba de Abir Qassim al-Janabi, una iraquí de 14 años que fue violada y asesinada junto a sus padres y la hermana pequeña, de cinco años.

“¿Por qué no vamos a violar a la chica?
Hay que prestar atención a esa frase –sugiere Teresa Aranguren–. Imaginar cómo fue dicha en torno a una mesa en la que un grupo de militares estadounidenses mataban su aburrimiento jugando a las cartas.
La barbarie de la ocupación se expresa en la naturalidad con que fue dicha esa frase.
¿Por qué no vamos a violar a la chica?
La chica era Iraq”.

En un análisis audaz que titula “Las reglas del caos”, Santiago Alba desmonta en este libro alguno de los lugares comunes más frecuentes en torno a la guerra, ocupación y resistencia en Iraq, desde el papel de las propias Naciones Unidas al de los medios de comunicación que han contribuido a enturbiar la visión de la ocupación, favoreciendo el espectáculo de una información carente de contexto en donde nos dejamos atrapar por los gags del terror y la tortura, haciendo caso omiso a otros aspectos sustanciales del conflicto, como los pingües beneficios que empresas occidentales están obteniendo bajo tanta barbarie: “Las muertes –afirma—ocurren en Iraq, el obscurecimiento político y moral en todo el mundo”.

Desde el estallido del “Maine” en la bahía de La Habana, que favoreció a finales del siglo XIX la guerra hispano-norteamericana, La Casa Blanca siempre ha buscado pretextos o coartadas para entrar en conflicto o cometer crímenes de Estado con la aquiescencia de la ciudadanía. En Irak ha vuelto a ocurrir. Una de las cortinas de humo para ocultar el interés estratégico fue el de la democratización de la tiranía de Sadam Hussein, que indudablemente lo era. Pero en un cúmulo de despropósitos, se llegó a vincular a dicho déspota con la estructura de Al Qaeda, cuando su partido Baaz no era bien visto por el integrismo por sus coqueteos laicistas.

La escritora y traductora Bahira Abdulatif, que fue profesora de la Universidad de Bagdad, nos recuerda que los últimos gobiernos iraquíes habían aliviado en gran medida el machismo tribal de dicho país, que tras la ocupación vuelve a asesinar mujeres por “el incumplimiento de las estrictas normas religiosas o tribales, que obligan a las mujeres a llevar velo o les impiden acudir a su puesto de trabajo o a la universidad”. Incluso se ha llegado ahora a lapidar a una joven, algo insólito en la historia moderna de Iraq.

“¿Qué es lo que ha cambiado? –se pregunta ella–: la ocupación. El invasor, sin legitimidad moral alguna, está imponiendo por la fuerza, a sangre y fuego, su criterio ‘superior’ y una versión de la ‘cultura y la democracia estadounidenses’ a un pueblo soberano que no lo merece, que no lo necesita y que no lo ha pedido”.

La invasión de Irak, por lo tanto, no se sostiene sólo en intereses comerciales, sino imperialistas. Se está cambiando una identidad colectiva y, para ello, es importante destruir su memoria. Así, en esta obra, Fernando Báez habla de “memoricidio” al denunciar la destrucción de archivos y bibliotecas, mientras Joaquín María Córdoba denuncia cómo se esquilma su patrimonio arqueológico y cultural, en un continúo proceso de destrucción de una conciencia nacional propia, no supeditada a la cultura del imperio.

Lo resume, perefectamente, Hana Abdul Ilah al-Bayati, en el epílogo que cierra este libro colectivo, en aras de un futuro soberano e integrador.

“En su guerra contra Irak –escribe—, Estados Unidos ha pretendido destruirlo como Estado y como nación. El resultado ha sido una clase entera diezmada, la clase media secularizada de Iraq, que había demostrado su capacidad para manejar sus recursos de manera independiente para beneficio colectivo. Estados Unidos ha asesinado a más de un millón de iraquíes al tiempo que ha obligado al exilio a muchos millones más. Estados Unidos se ha embarcado en lo que debe entenderse el genocidio de una civilización, así como en su propio suicidio moral. En nombre de la democracia, Estados Unidos llevó la destrucción al pueblo de Iraq a una escala incomensurable, pero además intentó borrar su identidad, su memoria, su cultura, sus instituciones, su tejido social, sus formas de administración, comercio y vida cotidiana. La fuerza, sin embargo, no se impone con facilidad. La brutalidad del poder y del imperialismo se han puesto al descubierto definitiva y sorprendentemente, al mismo tiempo que el proyecto del Nuevo Siglo Estadounidense (The New American Century) finalmente ha fracasado”. O, al menos, eso esperamos.

El libro también incluye un artículo de Carlos Varea, titulado “Muerte y éxodo, la ocupación y la violencia sectaria en Iraq (2003-2008)”, en el que asegura que “la ocupación de Iraq ha generado la mayor y más rápida crisis mundial de refugiados de las últimas décadas”. Pero mejor, mucho mejor, que nos lo cuente él mismo.

Juan José Téllez


Hijos de las nubes

Sophie Caratini
Hijos de las nubes
En noviembre de 1974, Sophie Caratini, por aquel entonces estudiante de etnología en la universidad de Nanterre, partió con destino a Mauritania para documentarse sobre los erguibat, los "hijos de las nubes", sobre quienes estaba preparando su tesis doctoral. Los erguibat son nómadas camelleros del NO del Sáhara que, a lo largo de su historia, acabaron conquistando un territorio inmenso en el que la resistencia a la penetración colonial francoespañola se prolongó durante más de veinte años.
Su tesis doctoral, Les Rgaybât (1610-1934), publicada en dos tomos por L'Harmattan (París, 1989), recoge en su primer volumen (Des chameliers à la conquêtre d'un territoire) la génesis y la historia de esta gran tribu beduina hasta que se produjo la ocupación colonial de su territorio, mientras que el segundo volumen (Territoire et société) se centra en la organización interna del territorio en función de las exigencias de la vida nómada y las variaciones producidas en el contexto político y social.
Pero Hijos de las nubes narra la experiencia vital que se encuentra en la base de su obra científica: las peripecias de una joven que se aventura en lo más profundo del desierto del Sáhara en busca de las últimas tribus nómadas.