PEDRO MARTÍNEZ MONTÁVEZ, IN MEMORIAM

Pedro-Martínez-Montávez-Adonis-Clara-Janés-Waleed-Saleh
Foto inédita de la participación de Pedro Martínez Montávez (1933-2023) acompañado por Clara Janés, Adonis y Waleed Saleh en una de las presentaciones de los libros de Adonis publicados por nuestra editorial.

Alejados de escritos ditirámbicos, que el profesor Montávez no hubiera apreciado, y del silencio, reproducimos aquí en reconocimiento a la coherencia con que vivió sus convicciones el Prólogo que tuvo la generosidad de escribir para Contra el olvido. Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba (1889-1948), el libro coordinado por Teresa Aranguren y Sandra Barrilaro sobre Palestina antes de su desastrosa partición y el comienzo de la expulsión de sus habitantes no judíos. Anteriormente habíamos publicado su traducción, en colaboración con Rosa Isabel Martínez Lillo, de Canciones de Mihyar el de Damasco, de Adonis, autor que acabaría convirtiéndose, con seis libros publicados, en una referencia clave de nuestra editorial. Quedó inconcluso el proyecto de reeditar su antología El poema es Filistín. Palestina en la poesía árabe actual (1980), agotado desde hacía años.

La historia de la cuestión palestina está plagada de olvidos, engaños, falsedades, hipocresías y tergiversaciones, llena de sobresaltos, paradojas, contradicciones y sorpresas, aparte los continuos dramas y tragedias que la sacuden. Esto ha contribuido largo tiempo, y en muchísimos aspectos y dimensiones, a que haya sido más bien una especie de «anti-historia», una imitación burlesca de la misma, una pseudohistoria que no se parecía casi en nada a lo ocurrido en realidad, una historia casi fraudulenta. Tal situación se prolongó durante décadas, y ha costado enormes esfuerzos empezar a salir de ella: así empezó a ocurrir hace poco más de medio siglo. Antes de seguir adelante, me voy a permitir una aclaración y un inciso: he utilizado al comienzo de este texto el término «plagada» con toda intención y en su primer y propio significado, porque lo que ocurría al historiar la cuestión palestina era, y constituía justamente eso, una auténtica plaga, una desgracia pública, una calamidad, manteniendo también con ello, y en máximo grado, su connotación etimológica original de «llaga».
Quizá ese hecho resultaba en España aún más inexplicable que en otros países, y para ejemplificarlo así voy a recurrir a lo que me cae más cerca y conozco más directamente, a mi propia experiencia personal. Yo cursé en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, durante la primera mitad de la década de los cincuenta del siglo pasado, dos especialidades, licenciándome en la sección de Historia (1955) y en la de Filología Semítica (1956). Durante mis estudios, nadie —que yo recuerde— hizo la menor referencia a la cuestión palestina, y estoy aludiendo en concreto al propio profesorado competente. Obviamente, en el plan de estudios de la sección de Historia figuraban asignaturas que se ocupaban de la época contemporánea, y hasta en la de semíticas había una que se titulaba justamente así: Historia del islam contemporáneo. Pues bien, ninguna mención del tema palestino. El plan de estudios de esa misma sección recogía otra asignatura, de contenido genérico, denominada Historia del pueblo de Israel. No recuerdo si en ella alguien pudo hacer alguna referencia al singular acontecimiento que había tenido lugar el año 1948: la fundación del Estado de ese mismo nombre. En tierra palestina, como se sabe.
Todo eso ocurría en la primera y principal universidad española, en un país en el que se repetía la contumaz letanía de las «fraternales relaciones hispano-árabes», cuyo régimen alardeaba de prácticas «políticas proárabes», y cuyo gobierno tardaría aún muchos años en establecer relaciones diplomáticas con ese Estado de nuevo cuño fundado en 1948. Y todo esto que cuento no descubre, sin embargo, nada nuevo, sino que resulta uno de tantos datos corroborativos de algo que conocemos bien, y cuyos graves efectos y consecuencias sufrimos desde antiguo: en este país tan especial, en España, la política, la sociedad y la cultura no suelen seguir caminos convergentes. ¡Y cómo se nota y se echa de menos!
Yo empecé a oír hablar de Palestina y de palestinos durante mi estancia en Egipto entre comienzos de 1957 y mediados de 1962, a todo lo extenso y lo intenso de mi experiencia cairota. Fue también hacia 1958 o 1959 cuando Mercedes, mi mujer, y yo viajamos a tierras palestinas, que formaban parte por entonces del reino hachemí de Jordania. El hecho palestino fue una de las tantas novedades reveladoras que empezaron a abrírseme y que contribuyeron decisivamente a que mi propia vida, y no solo mi actividad profesional de arabista, fueran orientándose hacia dimensiones hasta entonces desconocidas por completo para mí y encaminándose por sendas que me resultaban hasta ese momento inaccesibles. Ahora, muchos años después, puedo y debo reconocer, con absoluta serenidad, objetividad y ponderación, que ha valido la pena que así ocurriera. Mi vinculación a la palestinidad, por consiguiente, empezó entonces, y no ha hecho sino crecer, desarrollarse y diversificarse hasta ahora, manteniéndose siempre, y reafirmándose, mi compromiso intelectual y humano con ese pueblo y con la defensa de sus justos derechos y aspiraciones.
No quiero seguir por este camino de evocación personal, pero tampoco renuncio a proporcionar otro dato testimonial pertinente, por lo que tiene también de enormemente significativo en relación con todo lo que hasta ahora he suscitado. Sería hacia el año 1967 cuando empecé a preparar, con la excelente colaboración de mi buen amigo el poeta palestino Mahmud Sobh, llegado a Madrid desde Damasco para ampliar estudios y doctorarse, una extensa antología de la novísima poesía palestina llamada «de resistencia». Acababa de aparecer el revelador libro de Gassán Kanafani, en lengua árabe, sobre el tema, y algún que otro trabajo sobre la materia de otros autores de la misma área lingüística. Ultimado nuestro original, emprendimos la ingrata tarea de buscar quien lo editara. El tema, como digo, constituía una novedad absoluta en el panorama literario occidental, y no solo en el español. Nuestra antología era el primer libro en lengua europea sobre la materia. Solo quiero añadir un dato: nos «perdieron» en varias editoriales —alguna de ellas conocida como de tendencia y vocación «progresistas»— el ejemplar que habíamos dejado. En conclusión: pudo publicarse, el año 1969, merced a la ayuda que nos prestó una institución creada por entonces, y mantenida por un mecenas de origen tunecino, que se llamaba Casa Hispano-Árabe. Tales cosas seguían pasando en este país tan «arabófilo»…

* * * * * * * *

Si he empezado como lo he hecho no ha sido solamente porque los hechos que he expuesto ejemplifican a la perfección el fenómeno que denunciaba: la deliberada decapitación —de «cortar la cabeza»— y el implacable desarraigo —de «arrancar de raíz»— que la cuestión palestina en concreto, y cualquier cosa que tuviera que ver con Palestina en general, han sufrido durante mucho, muchísimo tiempo. Intencionadamente, a propósito, la cuestión palestina carecía de orígenes, de antecedentes, de comienzos, o estos se tenían por tan nimios e insignificantes que se podía prescindir de ellos, porque parecían superfluos, no aclaraban ni contribuían a explicar lo que había ocurrido después. La historia de la cuestión palestina está llena de ultrajes a la verdad y de crímenes contra la memoria. Es decir, está llena —«plagada»— de delitos contra la humanidad.
He empezado como lo he hecho porque ello me permite subrayar y destacar uno de los valores principales del volumen que prologo, resaltar como realmente se merece una de sus características más sobresalientes. En tal sentido, este libro se enfrenta radicalmente, y con gallardía, contención y ecuanimidad, a tanta historiografía intencionadamente desvirtuadora y en gran parte falaz o sencillamente ignorante, que se ha ido acumulando sobre la materia. Este libro se centra precisamente en rescatar y poner de relieve muchos de los comienzos, de los orígenes, de los antecedentes de la cuestión palestina.
Su contenido corresponde al largo «tiempo anterior», al decisivo, al que suele mantenerse escondido e ignorado, como proscrito y desterrado; sí, justamente eso, «desterrado», porque se les quitó la tierra. Es todo el largo periodo transcurrido entre las últimas décadas del siglo xix y la mitad del siglo xx. Constituye la insólita y cruel paradoja del tiempo que no hubiera transcurrido, en conclusión, del «no-tiempo». ¿Hay algo más cruel e inhumano que negar el tiempo? Me permito aconsejarle y encarecerle a toda persona que lea este libro —o que lo contemple, porque es un escrito que también «entra por los ojos»— que, al leer y contemplar su contenido, esté siempre acompañado de esa idea subyacente fundamental: está recuperando un tiempo, un pasado que se quiso que no hubiera transcurrido, que no hubiera tenido lugar. Ello le proporcionará la explicación principal, y durante mucho tiempo escondida, de la dramática cuestión palestina, de la trágica e irredenta todavía historia contemporánea de este pueblo.
Este libro es esencialmente un extenso y muy cuantioso conjunto de imágenes, un excepcional álbum de fotos, cargado de un profundísimo y original —de «origen»— significado. Al ser una colección de imágenes, es también el testimonio, tan silencioso como evidente, de un imaginario. El lector puede comportarse como el espectador de un excepcional documental cinematográfico, de una sucesión de imágenes, de encuadres, de momentos, de situaciones, que le resultan tan atractivas como casi totalmente desconocidas, tan nuevas para él como inesperadas y sorprendentes. Precisamente por eso son, ante todo, reveladoras, es decir, le descubren algo que desconocía casi por completo, se lo «revelan».
Suele repetirse que una imagen vale más que mil palabras, una de tantas frases felices que explican mucho y proporcionan vías de conocimiento, pero que también, entendidas y aplicadas con abuso, desvirtúan parcialmente los hechos; es certera, sí, pero puede resultar asimismo exagerada y encubridora. Imágenes y palabras valen, por sí mismas, lo que valen, y no tienen por qué funcionar como recíprocamente excluyentes. Por consiguiente, si van juntas, y conjuntadas, mejor.
Una imagen es siempre, por sí misma, un objeto valioso, pero su valor aumenta si la contemplación no se reduce estrictamente al ejercicio físico de la mirada, es decir, cuando la actividad del «ver físico» se acompaña también con otros dos: el «ver mental» y el «ver sensitivo». Con esta triple mirada, con esta triple vía de penetración, el objeto contemplado adquiere toda su plenitud, su supremo valor y su significado entero. Me permito rogar, desde estas líneas, que a esta magnífica colección de fotos, de imágenes, se le dedique esa forma de visión, triple y una al tiempo: que ojos, mente y sentimiento se centren y se unifiquen en la mirada; que la mirada sea integral.
Tal ejercicio de penetración triple y trenzada nos llevará a evocar, por ejemplo, entre otras muchas cosas, que estos seres humanos que nos contemplan fijamente —más fijamente aún que nosotros a ellos— habitaban un país no extenso —poco más de 20000 km2— en donde vivían —sí, «vivían», en toda la acepción del concepto— alrededor de un millón de habitantes. No menciono estas cifras aproximadas con intención cuantitativa y comparatista, sino justamente con el propósito contrario: cualitativo y fundamental. Y nos preguntamos: ¿cómo esa población, más bien limitada en número y en espacio, resultaba tan sorprendentemente variada, diversa, rica y plural en sus manifestaciones, en sus comportamientos, en sus hábitos de vida, en su vestuario, en sus costumbres, en sus múltiples maneras de existir, de sufrir y de gozar? ¿Cómo Palestina podía ser, al tiempo, tan singular y tan plural, tan propia y tan diversa, tan genuina, con tantas genuinidades diferentes? ¿Había necesidad de romper todo esto, de cambiarlo, de destruirlo, para después reconstruirlo, una vez deformado, transformado, expulsado, sustituido? ¿No merecían estas gentes seguir viviendo —eso sí, «viviendo»— como estas imágenes demuestran que vivían? Esta es quizá la pregunta principal, la más dura e incisiva, que nos hacen esos ojos que nos miran fijamente, que no dejan de mirarnos, que seguirán mirándonos hasta cuando hayamos pasado todas las páginas de este libro.
La gran colección de fotos aquí reunida se realza con la inclusión de unos textos escritos por tres excelentes conocedores de la cuestión palestina, y que se distinguen además por su rigor intelectual y por su alta condición moral. Resultan además textos complementarios entre sí, pues cada uno de sus autores plantea y analiza el tema desde su propia experiencia personal y competencia profesional. Representan asimismo tres modalidades externamente diferenciadas —pero indisoluble y entrañablemente ligadas también— de vivir y sentir la palestinidad: Bichara Khader es un palestino «de fuera», en el exilio exterior, Johnny Mansour es un palestino «de dentro», y por ello en el exilio interior, y Teresa Aranguren es una española profundamente palestinizada en vida y obra. Con ella y con Bichara mantengo desde hace muchos años no solo una inquebrantable amistad, sino también una vinculación no menos larga e inquebrantable con Palestina y sus gentes. Para mí, redactar estas páginas me proporciona una nueva oportunidad de confirmarles mi amistad, mi solidaridad y mi admiración. Me ha permitido también descubrir la sensibilidad y la experiencia profesional de Sandra Barrilaro, que han sido fundamentales en la selección del material fotográfico.
* * * * * * * *
Con frecuencia, cuando escribo o hablo de Palestina, menciono lo que afirmó, hace ya unos cuantos años, uno de los más representativos escritores palestinos contemporáneos, Rashad Abu-Sháwir: «La cuestión palestina es más que un problema de fronteras (hudud), un problema de existencia (wuyud)». Ahí está la clave: no se trata de que el pueblo palestino existe, sino que existió, y que seguirá existiendo. Y esa existencia no exige solo una morada, un país, sino que exige también una patria, un Estado así llamado: Palestina. El sucio juego político no puede doblegar la limpia realidad de la existencia, ni puede seguir olvidándola, marginándola, escondiéndola. La existencia no es una máscara ni puede ser enmascarada. Negar la existencia es negar la vida: es decir, una especie de crimen. Que empezó a perpetrarse hace ya bastante más de un siglo, y sigue perpetrándose —de otras maneras, con otros disfraces— todavía. Un crimen que continúa sin juzgar y sin condena. Esto es lo que recuerdan y afirman estas fotos.

Pedro Martínez Montávez
Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

 

Teresa Aranguren y Santiago González Vallejo han publicado, la primera en infolibre y el segundo en el blog del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, artículos sobre su vertiente humana: "Pedro Martínez Montávez, el valor de un maestro" y "Pedro Martínez Montávez, un amigo de cultivar conocimiento y solidaridad"

 


CLARA JANÉS RECIBE EL DOCTORADO HONORIS CAUSA DE LA UNIVERSIDAD DE TOULOUSE JEAN JAURÈS EN LA CASA DE VELÁZQUEZ DE MADRID

El pasado 28 de octubre tuvo lugar la emotiva entrega del diploma de concesión del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Toulouse - Jean Jaurès a Clara Janés Nadal.

Clara-Janés-Honoris-Causa-Université-Toulouse-Jean-Jaurès
CJanés recibe el diploma de su Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Toulouse Jean Jaurés

En el acto participó Nancy Berthier, directora de la Casa de Velázquez, que presentó a los participantes:

Emmanuelle Garnier, la rectora de la Universidad de Toulouse - Jean Jaurès, quien realizó el discurso de apertura.

Solange Hibbs y Modesta Suárez, profesoras de dicha Universidad, quienes hicieron el elogio de la galardonada y presentaron su obra.

Hubo dos intermedios musicales de Carlos Baños Gutiérrez al piano, que interpretó obras de algunos de los compositores preferidos de Clara Janés: Federico Mompou, Alexandr Skriabin y Claude Debussy.

Finalmente, Clara Janés hizo el discurso de clausura en el que interpretó una canción por ella compuesta en su juventud.

https://youtube.com/shorts/4Qjk8QMxM6M


PRESENTACIÓN DE "A LA LUZ DEL RELÁMPAGO", DE MATSUO BASHO

 

( Para poder asistir es necesario inscribirse previamente en la propia biblioteca aquí )

( Más información acerca de esta antología de haikus de Matsuo Basho aquí )


A LA LUZ DEL RELÁMPAGO, próxima novedad Feria del Libro de Madrid 2021

Coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid 2021 publicamos, en edición bilingüe de Kayoko Takagi y Jenaro Talens, A la luz del relámpago, una selección de haikus del gran Matsuo Bashō, con un preliminar de Clara Janés, caligrafías de Eiko Kishi y fotografías de Adriana Veyrat.

Los 99 haikus reunidos en este libro han sido seleccionados por Jenaro Talens y traducidos por él mismo en colaboración con Kayoko Takagi y cuentan con un documentado Preliminar de la académica Clara Janés, además de las caligrafías de Eiko Kishi y la serie fotográfica titulada «Bambúes», de Adriana Veyrat. Una escenografía idónea para visualizar la atmósfera natural de los haikus.

Matsuo Bashō nació en Ueno, provincia de Igo, en 1644, cuarto hijo, tras dos hermanos y una hermana, y le siguieron tres hermanas más. Su padre. Yozeamon, samurai al servicio de los Todo, se ganaba la vida enseñando a escribir a los niños del vecindario. Con nueve años, en 1653, entró a su vez de paje al servicio de los Todo, teniendo como compañero de estudios al joven heredero Yoshitada, dos años mayor. Su primer poema lo publicó a los veinte años y su primera antología se presentó en 1671 en el templo de su ciudad natal. Se trataba de una colección de haikus reunidos de dos en dos, relacionados entre sí y comentados por él mismo. Ya en Edo (Tokio), en 1675 llegó desde Osaka el maestro Sōin y Bashō fue de los poetas invitados a escribir versos encadenados en su honor. En 1680 un admirador le construyó una casa en Fukagawa y un joven le regaló un bananero (bashō). El poeta se familiarizó tanto con el árbol que acabó adoptando ese nombre como propio. Viajero impenitente, su obra va asociada a sus continuos cambios de lugar. No regresó a Edo hasta 1691 y tres años más tarde partiría de nuevo. Cerca de Osaka se vio afectado por un ataque de disentería que acabó con su vida el 12 de octubre de 1694, a los cincuenta años de edad.

 

 

 

 

 


En el 90 cumpleaños de Adonis (1)

En vísperas del nuevo año, queremos compartir con nuestros amigos y lectores la preciosa felicitación que más de un centenar de poetas, escritores, traductores y personalidades del mundo de la cultura han enviado a Adonis.

Adonis, flanqueado por su editora, la poeta y académica Clara Janés, y el profesor Federico Arbós, traductor de El Libro (II), durante el homenaje que le tributó Casa Árabe de Madrid en 2019.

LE MYTHE QU'IL A CHOISI

FEDERICO ARBÓS, TRADUCTOR DE "LIBRO DE LAS HUIDAS Y MUDANZAS POR LOS CLIMAS DEL DÍA Y LA NOCHE", "EL LIBRO (I)" y "EL LIBRO (II)" FELICITA A ADONIS EN SU 90 CUMPLEAÑOS


Feria del Libro 2019: El amor y las cuatro estaciones, de Clara Janés y Adriana Veyrat

Las muñecas japonesas que la propia Clara Janés había realizado en su adolescencia y juventud —Hanako, Aoi no Ué, Yugao, Ono no Komachi—, todas ellas personajes del teatro Nô, la cámara de Adriana Veyrat transforma en imágenes oníricas, a las que, como contrapunto, Clara Janés acompaña con sutiles y breves poemas. Una complicidad artística que ha dado como resultado este hermoso libro.

Así nació El amor y las cuatro estaciones. El loto dejaba al descubierto más de una raíz. Una unión subterránea de sensibilidades y un generoso nexo exterior como un inmenso puente hacia Oriente desde Occidente.
Clara Janés

 


EL CULTURAL ENTREVISTA A ADONIS

No solo es el autor más destacado de la poesía árabe contemporánea; es el principal responsable de llevar la poesía árabe a la contemporaneidad. Eterno candidato al Nobel -aunque rechaza con un enérgico gesto cualquier alusión al tema-, el poeta sirio-libanés Adonis (Qasabi´n, Siria, 1930) recibe este jueves un homenaje en la Casa Árabe de Madrid en el que estará acompañado de sus dos principales traductores españoles, la poeta Clara Janés y el arabista Federico Arbós, grandes conocedores de su obra y de la literatura árabe.

Adonis, seudónimo de Ali A´hmed Sai´d E´sber, aprovechará la ocasión para presentar su último libro publicado en español: el segundo tomo de El Libro (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), traducido y prologado por Arbós, que forma parte de una ambiciosa y exigente trilogía en la que el autor simula ser comentarista de un manuscrito de Al-Mutanabbi, el poeta árabe clásico más importante, que vivió en el siglo X de nuestra era.

El autor utiliza en esta obra, escrita originalmente entre 1995 y 2002, una estructura formal compleja que divide cada página en varias partes gráficamente diferenciadas, con textos que discurren en paralelo y se complementan entre sí. En una columna recrea la autobiografía íntima de Al-Mutanabbi, que vivió su etapa de mayor esplendor al servicio del emir Saif Al-Daula en la hoy devastada Alepo. Debajo, precedidos por un asterisco, breves poemas en forma de coda. Al margen, Adonis emplea otra voz para consignar los hechos históricos del mundo árabe en aquella época, o, como dice Arbós, “desgrana el largo rosario de la violencia del poder” y al pie, numerosas notas del autor que contextualizan la narración. “Trece años después de la aparición del primer tomo de El Libro en esta misma colección, editores y traductor nos arriesgamos a ofrecer este segundo tomo a los escasos, pero fieles, lectores españoles de poesía”, declara el arabista al comienzo de su prólogo.

Un día antes del homenaje, Adonis conversa con El Cultural y explica así el libro a sus lectores españoles: “En primer lugar, cualquier poeta intenta crear un vínculo con su herencia cultural. Yo he querido recrear la historia árabe de modo que sea mi propia historia personal. En segundo lugar, cualquier relación con el pasado se basa en la crítica. Al volver a la historia antigua, he querido establecer una crítica con dos caras, positiva y negativa. Por una parte, el libro es un homenaje a todos los rebeldes, intelectuales y poetas de la historia y la literatura árabe. Por otra, es una crítica a las barreras creadas por el poder y los políticos”.

Adonis, afincado en París desde 1982 a causa de la invasión de Israel durante la guerra civil libanesa, asegura haberse inspirado en Homero, en el Fausto de Goethe y en la Divina comedia de Dante, “con la diferencia de que yo no he viajado al mundo celestial, sino que he entrado en la vida cotidiana de los árabes”. Además, destaca la novedad de la forma empleada: “Son cuatro textos pero forman una unidad. Esto es algo muy original, no solo en la literatura árabe, sino también en la literatura occidental. No quería emplear una forma narrativa como Homero o Dante, sino una forma similar a la del texto teatral, que funcionara como una red”.

Pregunta. Partiendo del legado de la poesía clásica, usted (y otros compañeros de generación) se atrevió a renovarla a partir de los años cincuenta. ¿Cuál fue el principal motivo que le llevó a ejercer esa renovación?
Respuesta. Para mí crear significa transformar. El arte es cambiar, si no sería una repetición y no significaría nada. Crear y escribir es como enamorarse de una persona, y esa energía es lo que cambia el mundo. Esta transformación en la poesía implica crear una nueva relación entre la palabra y el significado, entre el autor y el lector. Eso es lo que he intentado hacer dentro de mi renovación de la poesía clásica.

Artículo completo en: El Cultural


Homenaje a Adonis en Casa Árabe

 

Adonis, en árabe, y Clara Janés, en español, leen "Cuartillas de Jaula"

24 de enero de 2019 en Casa árabe, acompañado por Clara Janés, poeta y traductora; y Federico Arbós, arabista y traductor. Introdujo el acto Pedro Martínez-Avial, director general de Casa Árabe.

Adonis es reconocido internacionalmente como poeta, ensayista, filósofo y teórico de la poética árabe. Referido en entrevistas como "el mejor poeta vivo del mundo árabe" y "el gran anciano de la poesía, el laicismo y la libertad de expresión en el mundo árabe", ha escrito poesía durante 75 años y tiene más de cincuenta trabajos publicados en árabe de poesía, crítica, ensayos y traducciones. Su influencia modernista en la poesía árabe se compara a menudo con la de T. S. Eliot en la poesía anglófona.
Ali Ahmad Said Esber nace en el pueblo de Qassabin, Siria, en 1930. Adopta el nombre de Adonis cuando tiene 17 años, y al hacerlo simboliza sin querer lo que se convertiría en su visión del mundo, su "ruptura con todo lo que es religio-nacionalista, y una forma de abrazar todo lo humano y universal". Cofunda y edita la influyente revista de poesía Sh'ir y más tarde establece y edita la igualmente importante Mawaqif.

Ha ganado numerosos premios, entre ellos el más alto honor francés de Chevalier de la Légion d'Honneur (2012), Comandante de la Orden de las Artes y las Letras (1997), Premio Nazim Hikmet de Turquía (1994), Premio Goethe de Alemania (2011, primer autor árabe en ser galardonado), el Tercer Premio Internacional de Poesía del Antílope de Oro Dorado (2013, Xining, China), el Premio a la Libertad Erich Maria Remarque, Osnabrück, Alemania (2015), el PEN/Nabokov International Literature Lifetime Achievement Award de EEUU (2017), el 13er Premio de Poesía y Gente (Guangzhou, China 2018)
Entre sus últimos trabajos traducidos al español figuran Violencia e islam (Ariel, 2016) y El libro II (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2018), así como Zócalo (Vaso Roto ediciones, 2014).

 

 

 


Ahmad Shamlu y Federico García Lorca

Ahmad Shamlu reconocía como uno de sus principales maestros a Federico García Lorca. Como explica Clara Janés en "La flor inmarcesible", la presentación de "Fénix en la lluvia":

Por más que conozcamos la fama universal de García Lorca, no podemos imaginar hasta qué punto llegó su alcance y lo profundo de su influencia en el pueblo iraní. Los jóvenes poetas del país se confiesan vinculados, a través de él, con la poesía española. La explicación es sencilla: Ahmad Shamlu reconocía a Lorca como su maestro mayor. Tal fue el entusiasmo que sintió por la obra lorquiana que llevó a cabo la traducción de sus poemas y la grabación de una cinta magnetofónica recitada por él que se hizo famosa en todo Irán y en Afganistán.

"Árbol más allá del silencio", por Reza Allamehzadeh

Singular diálogo poético entre Clara Janés y Ahmad Shamlu en presencia de Federico García Lorca

 

Ahmad Shamlu en español

 

Romance sonámbulo de Federico García Lorca, traducido y recitado en persa por Ahmad Shamlu

 

Clara Janés recita "La jaula, la jaula, esta jaula" durante lapresentación de Fénix en la lluvia

 

 

 


NOVEDAD EN OCTUBRE

Ha llegado la novedad de este mes: Fénix en la lluvia, una selección de poemas del escritor iraní Ahmad Shamlu en versión bilingüe persa/castellano.

http://www.orienteymediterraneo.com/producto/fenix-en-la-lluvia/

Ahmad Shamlu (Teherán, 1925 – 2000) es, en opinión de la mayoría de los iraníes, el más
grande poeta del siglo XX, y un intelectual comprometido con su pueblo.
En un momento como el actual, en que aumenta la confusión y el desorden a nivel mundial, su poesía es, más que nunca, como ese rayo de luz que nos guía en la oscuridad. Su creación lírica nos recuerda que la palabra poética tiene un papel que cumplir en nuestra sociedad, tanto más cuanto la verdadera palabra parece ahogada en esa sobreabundancia de aquella otra palabra que es vacía y engañosa. Gandi dijo —y, con esta afirmación, la situaba de una vez para siempre en la vida social…: «La poesía es una interminable resistencia pasiva»… Si la poesía puede convertirse en arma de lucha, se debe en primer lugar a su verdad. La verdad que contiene obliga a quien la lleva a cabo o la incorpora a convertirse en bastión de la verdad, a ser insobornable. La poesía se alza contra la tiranía de la historia, contra la colonización de las mentes a través de las ideologías, contra el fanatismo de las religiones, contra todos los fanatismos»